martes, 14 de julio de 2009

TELEFONO DE LA ESPERANZA. GRANADA.

Nos ha impresionado como uno de los sectores que más llamadas hacen al Teléfono de la Esperanza sea los “relacionales o familiares” y desde aquí queremos ofrecer un pequeño homenaje a nuestro querido Teléfono verde, esta organización no gubernamental de acción social y de cooperación para el desarrollo que ofrece, de manera gratuita, anónima y especializada, un servicio permanente de ayuda por teléfono o presencial para apoyar a las personas que se encuentren en situación de crisis emocional, y que asimismo proporciona una serie de recursos profesionales eficaces para promover la mejora de la calidad de vida emocional de las personas y de las familias. En Granada lo podemos encontrar en el teléfono 958 261 516.

El Teléfono de la Esperanza ofrece una formación específica a aquellas personas que poseen una fuerte motivación para echar una mano a otros seres humanos en situaciones de crisis emocional y que deseen desarrollar sus cualidades y las habilidades para la ayuda. El Teléfono de la Esperanza ayuda a formarse a los que quieren ayudar. A eso trata de responder el Programa de Formación “AGENTES DE AYUDA” que al mismo tiempo ayuda a profundizar en el propio conocimiento personal.

Dos cursos intensivos de 35 horas cada uno.
ETAPA DE DESARROLLO PERSONAL, con los cursos de “Conocimiento de sí mismo “y el de “Crecimiento personal” y
ETAPA DE CAPACITACIÓN EN LA RELACIÓN DE AYUDA, con un interesante seminario de “Relación de Ayuda”.

Para más información en C/ Horno del Espadero, 22 y en el teléfono 958 261516

Decía Serafín Madrid, el fundador del Teléfono de la Esperanza: “Cuando existe la esperanza, todos los problemas son relativos”. Es necesario reencontrarnos con la esperanza, ver testimonios de alegría, que son más poderosos que mil razonamientos. Tenemos que ser “buscadores de esperanza” el mundo realmente es bello y hermoso, necesitamos personas enamoradas de la vida, que contagien alegría, la fe es contagiosa cuando se vive abierto a la vida, dejemos de ser jueces de los demás y aprendamos a escuchar, a escuchar a los demás, con una actitud de apertura y total comprensión.

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