BEATIFICACION DE FRAY LEOPOLDO.
ESCUELA DE SANTIDAD.
ESCUELA DE SANTIDAD.
Bella la Carta Pastoral de D. Javier, nuestro arzobispo, con motivo de la Beatificación de Fray Leopoldo en la que nos anima a seguir esos rayos de luz que son los santos en nuestro caminar hacia Dios, los santos son “un testimonio de Cristo que se pone ante nuestros ojos”.
Dice D. Javier de Fray Leopoldo: “Se cumple una vez más la palabra del Evangelio: ‘El que quiera salvar su vida, la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará’ (Mt 16, 25). Se cumple en el mundo, en efecto, y se cumple en Fray Leopoldo. El contraste entre los programas del mundo con las categorías y los criterios de Fray Leopoldo no puede ser más radical. Pero Fray Leopoldo no es una utopía, es un ser de carne y hueso”.
“¿Qué sucedería si muchos de nosotros, con la ayuda del Señor, nos pusiéramos simplemente a su escuela, y le pidiéramos que el amor a Dios y a los hombres llenara nuestras vidas, y que nuestro ideal, en vez de ser el conseguir qué sé yo qué, fuese el hacer de nuestras vidas, como Cristo nos recuerda cada día en la Eucaristía, un don ‘entregado por vosotros’, un regalo para ‘vosotros y para todos los hombres’?”.
Nos unimos a los agradecimientos de D. Javier en su Carta por el reconocimiento de Fray Leopoldo y por la oportunidad de recordarnos estos compañeros adelantados en la “Escuela del Amor”. Cuántas veces hemos hablado en casa la familia, en la comida y en los momentos de diálogo de Fray Leopoldo, que en sus quehaceres tan sencillos supo vivir día a día la Voluntad de Dios en su vida, llegando a hacer normal vivir el Evangelio en su vida, haciendo a Dios Providencia para todos.
Dice D. Javier de Fray Leopoldo: “Se cumple una vez más la palabra del Evangelio: ‘El que quiera salvar su vida, la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará’ (Mt 16, 25). Se cumple en el mundo, en efecto, y se cumple en Fray Leopoldo. El contraste entre los programas del mundo con las categorías y los criterios de Fray Leopoldo no puede ser más radical. Pero Fray Leopoldo no es una utopía, es un ser de carne y hueso”.
“¿Qué sucedería si muchos de nosotros, con la ayuda del Señor, nos pusiéramos simplemente a su escuela, y le pidiéramos que el amor a Dios y a los hombres llenara nuestras vidas, y que nuestro ideal, en vez de ser el conseguir qué sé yo qué, fuese el hacer de nuestras vidas, como Cristo nos recuerda cada día en la Eucaristía, un don ‘entregado por vosotros’, un regalo para ‘vosotros y para todos los hombres’?”.
Nos unimos a los agradecimientos de D. Javier en su Carta por el reconocimiento de Fray Leopoldo y por la oportunidad de recordarnos estos compañeros adelantados en la “Escuela del Amor”. Cuántas veces hemos hablado en casa la familia, en la comida y en los momentos de diálogo de Fray Leopoldo, que en sus quehaceres tan sencillos supo vivir día a día la Voluntad de Dios en su vida, llegando a hacer normal vivir el Evangelio en su vida, haciendo a Dios Providencia para todos.
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