jueves, 24 de marzo de 2011

IX SEMANA DE LA FAMILIA GRANADA. LA PALABRA DE DIOS Y LA FAMILIA. MIERCOLES 23 DE MARZO.

EL AMOR DE LOS PADRES ES EL MEJORA LENGUAJE PARA QUE UN NIÑO COMPRENDA EL AMOR DE DIOS.

Con la conferencia “La Palabra de Dios y la familia” comenzamos ayer la IX Semana de la Familia de la Diócesis de Granada, tanto la conferencia como el acto de apertura de la semana estuvo a cargo de D. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, en el Salón de Actos del Colegio de la Sagrada Familia de la Pureza de María.

Comenzó D. Javier haciendo referencia a la reciente Exhortación Apostólica “Verbum Domini” del Santo Padre Benedicto XVI y a la reciente publicación de la nueva traducción de la Biblia por la Conferencia Episcopal. Insistió, aunque ya es algo que está superado, en la consideración de que el cristianismo no es una religión del Libro; no nos podemos considerar el Pueblo de la religión del Libro. La revelación no acontece en un libro, es una historia “la Historia de la Salvación” un acontecimiento que “acontece en la historia con hechos y vivencias” que llegamos a hacerlos nuestros, somos parte de esta historia. La revelación es la Palabra de Dios, la revelación es Cristo, Dios hecho Palabra por nosotros.

Insistió sobre la importancia de los signos, de los gestos, sentir “la caricia de Dios” que nos habla a través de la Palabra. Cuanto entendemos en la familia lo fundamental de los gestos, de los signos, para nuestro crecimiento como personas. Y en la vida de la fe, solo cuando nuestras palabras se fundamentan en hechos son efectivas: “es el amor de los padres el mejor lenguaje que un niño tiene para recibir, para comprender que Dios lo ama inmensamente”. Solo es a través de la experiencia del amor como se puede comprender, a quien es el Amor. La Palabra de Dios tiene que transformar nuestra vida de familia, ser dóciles a la Palabra, sentirnos amados por Dios, tener la seguridad de que somos amados por Dios.

Insistía D. Javier de la necesidad de vivir esta realidad en comunidad, es una experiencia que difícilmente podemos hacer solos por lo que es necesaria la comunidad parroquial para experimentar a la Iglesia como familia de familias, espíritu que tenemos que llevar también a nuestros grupos y movimientos.

Queremos también agradecer desde estas líneas a la Comunidad de Religiosas de la Pureza de María por habernos abierto su casa, por habernos acogido con la sencillez y el amor que nace de tener como modelo a María.

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