XXXI Jornadas de Delegados de Pastoral Familiar y Movimientos y
Asociaciones Familiares
El pasado fin de semana nos hemos
reunido en Madrid las Delegaciones de Pastoral Familiar, representantes de
Movimientos Familiares y COF con el objetivo de profundizar en el documento “La
verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de
género y la legislación familiar”, aprobado por la Asamblea Plenaria de la CEE
del pasado mes de abril, unos días de reflexión y profundización del documento
para tomar conciencia de la problemática que expone y darle la máxima difusión.
Las jornadas han estado presididas
por monseñor Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares y presidente de
la Subcomisión para la Familia. Han estado también presentes monseñor Carlos
Manuel Escribano Subías Obispo de Teruel Albarracín y Monseñor Juan Antonio Martínez Camino Obispo
Auxiliar de Madrid y Secretario General de la Conferencia, que participó con
una interesante ponencia la tarde del sábado sobre “Amor conyugal, institución
y bien común”
Las jornadas organizadas por la Subcomisión para la Familia y Defensa de la
Vida y destinadas a los delegados diocesanos y miembros del equipo de Pastoral
Familiar de las Diócesis, comenzaron el viernes 30 de noviembre, con la
presentación del curso a las 18,00 horas, a cargo D. Juan Antonio Reig Plà y a
continuación D. Juan de Dios Larrú pronunció la ponencia “El amor conyugal: una vocación a la comunión”. Expuso como es el
oscurecimiento del significado de la diferencia sexual radicada en el cuerpo,
el que ha arrojado muchas sombres sobre la verdad del amor conyugal. La
profunda privatización del matrimonio lo ha convertido en un bien
exclusivamente privado, se comprende como un puro derecho individual que ha
conducido al matrimonio a su redefinición y desconstrucción a través de las
legislaciones actuales.
Es necesario una profunda reflexión
sobre la original verdad del amor conyugal, es necesario ayudar a los
matrimonios a redescubrir la “verdad del amor conyugal” para poder vivirla y
realizarla en plenitud. Hace falta una profunda reflexión teológica que nos
lleve a reconocer que el Amor de Dios está en el fundamento de todo amor humano
que no es otra cosa que una respuesta al don divino. Es en la vocación al amor
donde está la clave del amor conyugal, una vocación a la que estamos llamados
todos y de ahí a la comunión, como testimonio del amor conyugal verdadero. Una
bella reflexión que concluía con la respuesta a una pregunta: “¿Me amas? Es ésta una pregunta arriesgada,
pero llena de promesas y de vida. En el fondo de esta pregunta se esconde una
búsqueda de reciprocidad, es decir, la respuesta positiva del otro. La
reciprocidad es la corroboración de la realidad inicial del amor, que solo en
cuanto llega a ser mutuo alcanza su plenitud”.
Ya el sábado 1 de diciembre después de la Eucaristía, el profesor de San Dámaso
D. Juan José Pérez-Soba disertó a las 10,30 horas sobre “El cuerpo nos habla de un amor, la necesidad de escucharlo”. Partiendo
de que el cuerpo tiene un “lenguaje propio” donde la intimidad es la caja de resonancia
que deja “oír” cuando está libre de ruidos e interferencias que solo llevan a
la fragmentación y a la disonancia. Cómo la comunicación a través del cuerpo,
que tiene su gramática y una sintaxis propia nos debe de llevar a que nuestro
cuerpo hable de Dios, tocar lo sagrado. Y lo cierto que tenemos que ayudar a
los matrimonios a “tocar lo sagrado”.
La pastoral familiar tiene que ser
una pastoral comunitaria, tiene que ayudar a que la Iglesia sea el lugar del
Amor, tenemos que hacer una pastoral de pertenencia, de esperanza.
En el turno de preguntas, una
pregunta interesante sobre todo por la respuesta pues nos replantea nuestra
actitud con esas parejas que muchas veces nos encontramos bastante
alejadas, tenemos que hacerles llegar lo
cerca que está la Iglesia de ellos, ¡que es fácil llegar¡. ¡Aquí te escuchamos!
Estamos deseando que nos hables. ¡Aquí te abrazamos! Tenemos el modelo del “hijo
pródigo” para hacerles sentirles que Dios los abraza.
Como siempre, supo a poco, no pudo
completar todo lo que tenía pensado contarnos.
Las dos intervenciones siguientes
formaban parte de una ponencia conjunta “La disolución de la imagen del hombre”
expuestas a las 12,30 horas por D. Jesús Trillo Figueroa con el tema “La disolución de la imagen del hombre.
Ideología de género como ideología política dominante en el mundo actual”. Y por la tarde, por Dª María Lacalle que habló sobre “La disolución de la imagen del hombre.
Género, persona y familia”.
Es difícil, por la intensidad de
ambas ponencias, tratar de reflejar lo que nos quedaba, pero la realidad en la
que nos encontramos es que el desarrollo legislativo de los últimos años está
teniendo como primera consecuencia el peligro de la institución de la familia
por la hegemonía de la ideología de género enclavada ya plenamente en el discurso
social, político y legal contemporáneo integrado en el lenguaje, en las normas
jurídicas y fundamentalmente en los documentos y programas de Naciones Unidas.
Es una situación que nos lleva a un no a la naturaleza que conduce a un
antihumanismo que lleva a ser muy destructivo. No ser conscientes de esta realidad o negarla nos lleva, además
de a entrar en el pensamiento dominante y no proponer alternativas que ayuden a
descubrir la y verdad de la persona, la belleza de la complementariedad sexual
y la grandeza de la familia y esto es algo que ni la ideología de género ni
ninguna otra podrá destruirla.
A veces puede parecer que estamos
“vacunados” y que es estas situaciones no nos afectan, que nuestros grupos o
movimientos hacen de pequeños oasis, “pero
hay que reconocer que está provocando mucho sufrimiento a muchas personas y a
muchas familias. Por eso debemos tener las ideas muy claras en este terreno, y
poner todos los medios para la recuperación de la identidad de la persona y de
la familia. La verdadera identidad de la persona conduce a la comunión. Esta es
la clave de la cuestión: saber quiénes somos y encontrar la menara de comunicar
la verdad sobre nuestra identidad de manera asequible, positiva y atractiva”.
Y a las 18,00 horas el Obispo
Auxiliar de Madrid, Mons. Juan Antonio Martínez Camino, a través de su ponencia
“Amor conyugal, institución y bien común” nos expuso la realidad en la que nos
encontramos y la preocupación de la Conferencia Episcopal, ya reflejada en la
Nota sobre la legislación familia y la crisis económica. Es preocupante como la legislación actual española en lo referente al matrimonio es gravemente
injusta al no reconocer la institución del matrimonio en sus especificidad, y
no proteger el derecho de los contrayentes a ser reconocidos en el ordenamiento
jurídico como “esposo” y “esposa”; ni garantizar el derecho de los niños y de
los jóvenes a ser educados como “esposos” y “esposas” del futuro; ni el derecho
de los niños a disfrutar de un padre y de una madres en el seno de una familia
estable.
Sus palabras nos impresionaron a
todos, pues cuánta veces no somos conscientes, por desconocimiento, de la
gravedad de las cosas y la necesidad de reclamar la necesidad de la defensa y
la promoción del matrimonio y su adecuado tratamiento en las leyes.
Por la noche hicimos la ya clásica
comida con productos aportados por las distintas delegaciones y vivimos
momentos de familia y fraternidad.
La mañana del domingo fue también bastante intensa con la ponencia a cargo de
Mons. Juan Antonio Reig Plà que desarrolló el tema “Hacia una cultura del
matrimonio y la familia” y recogió las propuestas e inquietudes manifestadas
los dos días anteriores. Solo hay una respuesta: “La Iglesia”, el Evangelio; la mejor respuesta a la
ideología de género y a la actual crisis del matrimonio es la nueva
evangelización”; también el Papa Benedicto XVI insiste en ello. Ante el eclipse
de Dios, presentar con audacia el Evangelio de la Gracia.
El reto es grande, pero tenemos
al mejor aliado: a Dios y contamos con la Santísima Virgen.
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