“Nunca olvidemos que el verdadero poder es el
servicio, y que también el Papa, para
ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe
poner sus ojos en el servicio humilde,
concreto, rico de fe, de San José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger
con afecto y ternura a toda la humanidad,
especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños”
Papa Francisco
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