El
pastor Tony Palmer graba con el teléfono móvil un videomensaje de Francisco
para la Iglesia Pentecostal de EE.UU
Vivimos en esta
sociedad en la que nos hemos acostumbrado a la comunicación rápida e inmediata
que los teléfonos móviles nos permiten. Sentimos que las distancias se acortan
enviando vídeos a la familia y amigos que están lejos. Y el mismo Papa ha
querido hacerlo también con los 'hermanos pentecostales' al enviarles un saludo
'vía móvil' para hablarles del milagro de la unidad de los cristianos.
El obispo Tony Palmer -
oficial eclesiástico internacional de la Comunión de las Iglesias Evangélicas
Episcopalianas - ha sido el portador de este vídeo del obispo de Roma y que él
mismo grabó durante una audiencia concedida el 14 de enero. E lvídeo lo
hizo público el obispo Palmer durante el congreso en Texas y después fue subido
a Youtube.
Publicamos a
continuación una transcripción de las palabras del Santo Padre en el vídeo.
(En inglés) Queridos
hermanos y hermanas, lo siento porque hablo en italiano, pero no hablo inglés.
Pero no voy a hablar ni en inglés ni en italiano, sino con el "lenguaje
del corazón".
(En italiano) (El
lenguaje del corazón) es una lengua más sencilla y más auténtica. Y ese idioma
del corazón tiene un lenguaje y una gramática especial. Y una gramática
sencilla, dos reglas: Ama a Dios sobre todas las cosas y ama al otro porque es
tu hermano y tu hermana. Y con estas dos cosas vamos adelante.
Yo estoy aquí con mi
hermano, el obispo hermano Tony Palmer, somos amigos desde hace años y él me ha
dicho de vuestro congreso, de vuestra reunión y con gusto envío un saludo. Un
saludo alegre y nostálgico. Alegre porque a mí me alegra aquí, que estén
reunidos para alabar a Jesucristo el único Señor y rezar al Padre y recibir el
Espíritu, y porque se ve que el Señor trabaja en todo el mundo.
Nostálgico porque,
sucede como en los barrios entre nosotros: en los barrios hay familias que se
quieren y familias que no se quieren, familias que se unen y familias que se
separan; y nosotros somos un poco, me permito la palabra, separados: separado
porque los pecados nos han separado, nuestros pecados, los malentendidos, en la
historia, una historia de largo recorrido de pecado comunitario, ¿pero quién
tiene la culpa? Todos tenemos la culpa, todos somos pecadores. Solamente uno es
justo: el Señor.
Yo tengo la esperanza
de que esta separación termine y nos dé la comunión. Tengo la nostalgia de ese
abrazo del que habla la Sagrada Escritura, cuando los hermanos de José
hambrientos han ido a Egipto a comprar para poder comer. Pero iban a comprar,
tenían dinero, pero no podían comer el dinero. Pero allí han encontrado algo
más que la comida, han encontrado al hermano.
Todos nosotros tenemos
'dinero', el dinero de la cultura, el dinero de nuestra historia y tantas
riquezas culturas, religiones, de tradiciones diferentes. Pero debemos
encontrarnos como hermanos y debemos llorar juntos como ha hecho José, ese
llanto que une, el llanto del amor.
Hablo como hermano, así
sencillamente, con alegría y nostalgia. Hagamos crecer la nostalgia porque esto
nos empujará a encontrarnos, a abrazarnos y alabar a Jesucristo como único
Señor de la historia. Les doy las gracias por escucharme, las gracias por
dejarme hablar la lengua del corazón. Y pido un favor, que recen por mí, porque
necesito vuestras oraciones. Yo rezaré por vosotros, ¿eh? lo haré. Pero yo
necesito vuestras oraciones y rezar al Señor para que nos una a todos.
Y adelante, somos
hermanos, nos damos espiritualmente este abrazo y dejamos que el Señor termine
la obra que Él ha comenzado. Porque esto es un milagro, el milagro de la unidad
ha comenzado. Dice un escritor famoso italiano, Manzoni, dice esta frase
en una novela, un hombre sencillo del pueblo, dice esta frase: "No he
encontrado nunca que el Señor haya comenzado un milagro sin terminarlo
bien". Él terminará bien este milagro de la unidad. Os pido que me
bendigáis y yo os bendigo. De hermano a hermano. Un abrazo, gracias.
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