El
Santo Padre hace un llamamiento por la paz en Ucrania. En la catequesis sobre
el sacramento de la Reconciliación recuerda que Dios hace fiesta cada vez que
pedimos perdón y que la confesión es un don del Espíritu Santo
Francisco ha hecho un
llamamiento en la audiencia de esta mañana para el cese de la violencia que
estos días está sufriendo Ucrania. "Con preocupación sigo lo que está
sucediendo estos días en Kiev. Aseguro mi cercanía al pueblo ucraniano y rezo
por las víctimas de la violencia, por sus familiares y por los heridos. Invito a
todas las partes a cesar toda acción violenta y a buscar la concordia y la paz
del país". Con estas palabras el Santo Padre ha transmitido su
preocupación por el conflicto y las dificultades que se están viviendo desde
que a mediados de noviembre comenzaron las protestas ciudadanas tras la
decisión del Gobierno de no firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión
Europea. El día de ayer fue especialmente trágico tras un enfrentamiento entre
manifestantes y agentes que dejó un balance de 25 muertos y cientos de heridos.
Durante los 20 minutos
de recorrido por la plaza previo a la audiencia, Francisco ha saludado y
bendecido a los peregrinos venidos de todo el mundo, más de 20.000; con una
atención especial, como ya es habitual, a los más pequeños. El fuerte viento
que soplaba hoy en la Plaza, no ha impedido que el entusiasmo, los cánticos de
'viva el Papa', y las muestras de cariño, decayeran durante esos minutos de
encuentro entre el Pontífice y los fieles. Un viento que, por otro lado, sí ha
provocado que parte de la audiencia Francisco estuviera sin solideo.
En la audiencia de esta
mañana, el Santo Padre ha continuado la serie de catequesis sobre los
sacramentos y hoy ha sido el momento de la confesión. En el resumen de la
catequesis que Francisco hace en español ha dicho a los presentes: "La
catequesis de hoy está centrada en el sacramento de la Reconciliación. Este
sacramento brota directamente del Misterio Pascual. Jesús Resucitado se
apareció a sus apóstoles y les dijo: 'Reciban el Espíritu Santo, a quienes
perdonen los pecados, quedarán perdonados'. Así pues, el perdón de los pecados
no es fruto de nuestro esfuerzo personal, sino es un regalo, un don del
Espíritu Santo que nos purifica con la misericordia y la gracia del Padre.
La Confesión, que se
realiza de forma personal y privada, no debe hacernos olvidar su carácter
eclesial. En la comunidad cristiana es donde se hace presente el Espíritu
Santo, que renueva los corazones en el amor de Dios y une a todos los hermanos
en un solo corazón, en Jesucristo. Por eso, no basta pedir perdón al Señor
interiormente; es necesario confesar con humildad los propios pecados ante el
sacerdote, que es nuestro hermano y representa a Dios y a la Iglesia. Nos puede
hacer bien pensar hoy a cada uno, ¿cuánto tiempo hace que no me confieso? Cada
uno responde, le puede hacer bien.
El ministerio de la
Reconciliación es un auténtico tesoro, que en ocasiones corremos el peligro de
olvidar, por pereza o por vergüenza, pero sobre todo por haber perdido el
sentido del pecado, que en el fondo es la pérdida del sentido de Dios. Cuando
nos dejamos reconciliar por Jesús encontramos una paz verdadera".
A continuación ha
saludado a los peregrinos de lengua española, "en particular a los
participantes en el Curso Internacional de Animación Misionera, así como a los
grupos provenientes de España, México, Argentina y otros países
latinoamericanos. Invito a todos a acercarse con frecuencia al sacramento de la
Penitencia, a confesarse y recibir así el abrazo de la infinita misericordia
del Padre, que nos está esperando, para darnos un fuerte abrazo".
Al finalizar el resumen
de la catequesis y los saludos en todas las lenguas, el Santo Padre ha saludo
también a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. "La Virgen
María os ayude a vosotros, queridos jóvenes a comprender cada vez más el valor
del sacrificio, en vuestra formación humana y cristiana; os sostenga a
vosotros, queridos enfermos, en el afrontar el dolor y la enfermedad con
serenidad y fortaleza; y os guíe a vosotros, queridos recién casados, a
construir vuestra familia sobre las bases sólidas de la fidelidad a la voluntad
de Dios".
Esta mañana, el Santo
Padre se ha reunido con 19 presos - acompañados por dos capellanes, dos
religiosas y magistrados de supervisión - de las cárceles de Pisa y Pianosa en
Santa Marta. El encuentro, que no estaba programado, ha durado tres cuartos de
hora en los que Francisco ha saludado y bendecido uno a uno a los detenidos.
Este grupo de presos
participa en un recorrido espiritual y por ello los respectivos capellanes les
han acompañado hoy a la audiencia general en peregrinación a Roma. Por la
mañana han celebrado misa en las Grutas vaticanas y en torno a las 9 de la
mañana el Papa, informado de su presencia, ha decidido reunirse con ellos en
privado antes de la audiencia general."Un encuentro bellísimo, conmovedor.
El Papa ha querido saludarles y bendecirles uno a uno, les ha animado mucho, su
signo ha sido de gran paternidad espiritual en lo relacionado con personas que
están profundamente comprometidas en un recorrido espiritual", ha dicho
monseñor Baldisseri, secretario del sínodo de los obispos; según ha
publicado el diario italiano Avvenire.
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