Manifiesto
de los profesionales sanitarios
Los abajo firmantes,
profesionales de la Sanidad integrados en la Plataforma Batas Blancas por la
Ciencia, queremos manifestar públicamente lo siguiente:
La vocación del
profesional sanitario supone, ante todo, el deber de sanar y defender la vida
humana, aliviar el dolor, consolar y acompañar, según dice el juramento
hipocrático. Nuestro código deontológico señala en el art. 51.1: «El ser humano
es un fin en sí mismo en todas las fases del ciclo biológico, desde la
concepción hasta la muerte. El médico está obligado en cualquiera de sus
actuaciones, a salvaguardar la dignidad e integridad de las personas bajo sus
cuidados».
Cualquier acción que
vaya en contra de estas premisas no entra dentro de nuestro cometido y no
debería ejercerse en centros sanitarios de titularidad pública ni debería ser
financiado con los impuestos de todos. El aborto no es un acto médico.
Los avances científicos
permiten conocer con mucha más precisión que hace unos años, la salud del feto.
De hecho, cada vez se realizan más intervenciones en el seno materno con el fin
de preservar la salud fetal.
El feto también es
nuestro paciente y hemos de poner todos nuestros conocimientos, al servicio de
este ser humano que vive en una situación de debilidad.
La sociedad no puede
cerrar los ojos a los conocimientos actuales sobre la gestación humana. A la
hora de debatir sobre esta cuestión es preciso tener en cuenta la realidad de
la formación humana intrauterina. Se comete un grave error al valorar la
legalidad o no del aborto sin tener en cuenta dichos conocimientos.
En este sentido,
creemos que no se está prestando voz a los profesionales sanitarios en este
debate. Que se está ocultando información a los ciudadanos sobre qué es en
realidad un aborto, como afecta al feto, así como los efectos físicos y
psicológicos que el síndrome post-aborto tienen sobre la madre. Pedimos que los
legisladores y los medios informativos abran el foco a los avances científicos.
Toda mujer tiene
derecho a conocer el desarrollo intrauterino de su hijo y el procedimiento por
el que, en caso de que una madre quiera abortar, éste será eliminado.
Consideramos –como
señala nuestro código deontológico- que todos aquellos profesionales sanitarios
que atiendan a la mujer embarazada en riesgo de abortar están realizando un acto
médico y debe ser respetado su derecho a la objeción de conciencia sin que eso
signifique que se la deje de atender.
Ciertas ideologías o
los eslóganes de otra época no deberían ponerse por encima de los conocimientos
científicos en el debate del aborto. Tampoco nos parece legítimo argumentar la
falta de medios económicos como criterio para decidir si se acaba con una vida
humana o no.
Consideramos que el
actual anteproyecto de ley va en el camino correcto para evitar las prácticas
abortivas, así como la banalización del debate.
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