Ante
las próximas elecciones al Parlamento Europeo, que en España se celebrarán el
domingo 25 de mayo, el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española
(CEE), reunido ayer en Madrid, quiere recordar las palabras del Beato Juan
Pablo II, pronunciadas en 1982 en Santiago de Compostela: “Desde Santiago,
te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú
misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores
auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los
demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno
respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades”.
Con el deseo de que
tengamos presentes las históricas palabras del Papa polaco, quien precisamente
será canonizado junto al Papa Juan XXIII el próximo 27 de abril en
Roma, los obispos españoles invitan a participar en estas elecciones y hacen
suyas las reflexiones que sobre los mencionados comicios han realizado los
obispos europeos de la COMECE (Comisión de los Episcopados de la Comunidad
Europea):
Entre el 22 y el 25 de
mayo de este año, se celebran las elecciones al Parlamento Europeo. El
resultado configurará dicha institución durante los próximos cinco años y
tendrá importantes consecuencias para aquellos a quienes les corresponda
liderarla durante este periodo.
Es esencial que los
ciudadanos de la UE participen en el proceso democrático emitiendo su voto en
dicha jornada electoral. A mayor participación, mayor fortaleza del nuevo
Parlamento.
El período preelectoral
ofrece al conjunto de la sociedad europea una oportunidad para debatir las
principales cuestiones socioeconómicas que darán forma a la Unión en los
próximos años.
Como obispos de la
COMECE, sentimos que es nuestro deber ofrecer orientación al votante europeo en
la formación de su conciencia, y queremos hacerlo poniendo de relieve los temas
que son importantes, para evaluarlos a través del prisma de la Doctrina Social
Católica.
Aunque nos dirigimos en
primera instancia a los ciudadanos de la UE que son católicos, esperamos que
nuestro consejo también pueda recibirse favorablemente por todos los hombres y
mujeres de buena voluntad, interesados por el éxito del proyecto europeo.
Esperamos que nuestra voz sea escuchada también por aquellos que buscan ser
elegidos como miembros del Parlamento Europeo.
Comenzaremos haciendo
algunas consideraciones generales:
1. Votar es un derecho
y un deber de todo ciudadano de la UE. Millones de ciudadanos jóvenes votarán por
primera vez: algunos de ellos cursan sus estudios, otros trabajan, pero muchos,
por desgracia, están desempleados. Instamos a nuestros jóvenes a hacer oír su
voz participando en el debate político y, sobre todo, votando.
2. Es importante
que los aspirantes por primera vez al Parlamento Europeo o los que buscan
renovar su escaño sean conscientes de los daños colaterales de la crisis
económica y bancaria que comenzó en 2008. El Papa Francisco ha llamado
públicamente la atención sobre la difícil situación de los pobres y
vulnerables, de los jóvenes y personas discapacitadas, sin olvidar a aquellos
que han sido empujados a la pobreza por la reciente crisis. El número de
"nuevos pobres" está creciendo a un ritmo alarmante.
3. El mensaje
cristiano es de esperanza. Creemos que el proyecto europeo está inspirado en
una visión noble de la humanidad. Los ciudadanos, las comunidades e incluso los
estados—nación deben ser capaces de dejar de lado sus intereses particulares en
la búsqueda del bien común. La exhortación del Papa Juan Pablo II Ecclesia in
Europa publicada en 2003 versaba sobre la esperanza, y la Iglesia se acerca al
reto europeo con la firme confianza en un futuro mejor.
4. La templanza es una
de las virtudes naturales que se encuentra en el corazón mismo de la
espiritualidad cristiana. Una cultura de la moderación debe ser la fuente de
inspiración de la economía social de mercado y de la política medioambiental.
Tenemos que aprender a vivir con menos, pero por la misma razón, hemos de hacer
lo posible para que los que viven en una pobreza real accedan a un reparto más
justo de los bienes.
Por otro lado, hay
áreas específicas de las políticas de la UE respecto de las cuales nos gustaría
dirigir la atención de nuestros conciudadanos:
1. Es importante que el
progresivo movimiento hacia la unidad en la UE no sacrifique el principio de
subsidiariedad, pilar básico de la familia única de estados--‐nación que constituye
la Unión Europea, ni ponga en peligro las tradiciones históricas que existen en
muchos de los estados miembros.
2. Otro de los pilares
de la Unión, que es también un principio básico de la Doctrina social católica,
es la solidaridad, que debe gobernar las políticas en todos los niveles de la
UE, entre las naciones, las regiones y grupos que constituyen la población.
Tenemos que construir un mundo diferente, presidido por la solidaridad.
3. Es esencial recordar
que todos los ámbitos de las políticas socioeconómicas se han de sustentar es
una visión del hombre arraigada en un profundo respeto a la dignidad humana. La
vida humana debe ser protegida desde el momento de la concepción hasta el de la
muerte natural. La familia, como célula básica de la sociedad, debe gozar
también de la protección que necesita.
4. Europa es un
continente en movimiento y la migración —dentro de sus fronteras y la
procedente del exterior— tiene impacto sobre la vida de los individuos y la
sociedad. La UE tiene una frontera exterior común. La responsabilidad de la
recepción e integración de los inmigrantes y solicitantes de asilo debe ser
compartida proporcionalmente por los estados miembros. Es de vital importancia
que el tratamiento de los inmigrantes en cada punto de entrada de la UE sea
humano, que sus derechos humanos sean respetados escrupulosamente, y que,
posteriormente, se haga todo lo posible, también por parte de las Iglesias,
para asegurar su integración con éxito en la sociedad de acogida.
5. Somos custodios de
la creación y debemos profundizar en nuestra decisión de respetar y alcanzar
los objetivos de emisión de CO2, promover el entendimiento internacional sobre
el cambio climático, comprometernos a adoptar un enfoque más ecológico e
insistir en que la sostenibilidad es un elemento fundamental de cualquier
política de crecimiento o desarrollo.
6. La libertad
religiosa es característica fundamental de una sociedad tolerante y abierta.
Esta libertad incluye el derecho a manifestar las propias creencias en público.
Damos la bienvenida a las Directrices de la UE sobre la promoción y protección
de la libertad de religión y de creencias, y esperamos que el nuevo Parlamento
Europeo intensifique su labor en este importante asunto.
7. Apoyamos todas
las medidas destinadas a proteger la consideración del domingo como el día
común de descanso semanal.
8. En los próximos
cinco años el cambio demográfico tendrá un impacto profundo en la vida de la
UE. Abogamos, En nombre de nuestros ciudadanos mayores, por conseguir el nivel
y la calidad en la atención a la que tienen derecho, pero también pedimos
políticas que creen nuevas oportunidades para los jóvenes.
La Unión Europea se
encuentra en un momento decisivo. La crisis económica, provocada por el colapso
bancario de 2008, ha tensado las relaciones entre los estados miembros, ha
cuestionado el principio fundamental de la solidaridad en toda la Unión, ha
traído consigo el aumento de la pobreza para un gran número de ciudadanos, y ha
frustrado las perspectivas de futuro de muchos de nuestros jóvenes. La
situación es dramática, y para muchos, incluso trágica.
Nosotros, obispos
católicos, pedimos que el proyecto europeo no se ponga en riesgo ni se abandone
por las dificultades de la presente situación. Es esencial que todos nosotros
—políticos, candidatos y todas las demás partes implicadas— contribuyamos
constructivamente a modelar el futuro de Europa. Todos tenemos demasiado que
perder si el proyecto europeo descarrila.
Es esencial que todos
los ciudadanos europeos vayan a las urnas en las elecciones del 22 al 25 de
mayo. Como obispos instamos a que se vote siguiendo los criterios de una
conciencia informada.
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