EL PAPA
FRANCISCO DICE:
Hay cristianos que se fían
de las promesas de Dios y las siguen a lo largo de la vida. Hay otros cuya vida
de fe se estanca y hay otros aún convencidos de progresar y que, en cambio,
hacen sólo “turismo existencial”. El Papa ha hecho una distinción acerca de
tres tipos de creyentes, que tienen el común denominador de saber que la vida
cristiana es un itinerario, pero que son divergentes en el modo de recorrerlo o
no recorrerlo de ninguna manera.
Ante todo, inspirándose en
el pasaje de Isaías de la primera Lectura, Francisco ha explicado que Dios
siempre “antes de pedir algo, promete”. Y ha añadido que su promesa es la de
una vida nueva y la de una vida de “alegría”. Aquí, ha dicho, está “el
fundamento principal de la virtud de la esperanza: confiar en las promesas de
Dios” –sabiendo que Él jamás “decepciona”– puesto que la esencia de la vida
cristiana es “caminar hacia las promesas”. Mientras después también están los
cristianos que tienen “la tentación de detenerse”:
“¡Tantos cristianos
parados! Tenemos tantos detrás que tienen una esperanza débil. Sí creen que
existe el Cielo y que todo irá bien. Está bien que lo crean, ¡pero no lo
buscan! Cumplen los mandamientos, los preceptos: todo, todo… Pero están
parados. El Señor no puede hacer de ellos levadura en su pueblo, porque no
caminan. Y esto es un problema: los parados. Después hay otros entre ellos y
nosotros, que se equivocan de camino: todos nosotros algunas veces nos hemos
equivocado de camino, esto lo sabemos. El problema no es equivocarse de camino;
el problema es no regresar cuando uno se da cuenta de haberse equivocado”.
El modelo de quien cree y
sigue lo que la fe le indica es el funcionario del rey descrito en el
Evangelio, que pide a Jesús la curación de un hijo enfermo y no duda un
instante en ponerse en camino hacia casa cuando el Maestro le asegura que la ha
obtenido. Opuesto a este hombre, ha afirmado el santo Padre, es quizás, el
grupo “más peligroso”, en el que están aquellos que “se engañan a sí mismos:
los que caminan pero no hacen camino”:
“Son los cristianos
errantes: dan vueltas, y vueltas, como si la vida fuera un turismo existencial,
sin meta, sin tomar las promesas en serio. Aquellos que dan vueltas y se
engañan, porque dicen: ‘¡Yo camino!’. No, tú no caminas: tú das vueltas. Los
errantes… En cambio, el Señor nos pide que no nos paremos, que no nos
equivoquemos de camino y que no demos vueltas por la vida. Dar vueltas por la
vida... Nos pide que miremos las promesas, que vayamos adelante con las
promesas como ese hombre, como ese hombre: ¡ese hombre creyó en la palabra de
Jesús! La fe nos pone en camino hacia las promesas. La fe en las promesas de
Dios”.
“Nuestra condición de
pecadores hace que nos equivoquemos de camino”, ha reconocido el Pontífice, si
bien ha asegurado que: “El Señor nos da siempre la gracia de volver”:
“La Cuaresma es un tiempo
hermoso para pensar si estoy en camino o si estoy demasiado quieto:
conviértete. O si me he equivocado de camino: pero ve a confesarte y retoma el
camino. O si soy un turista teologal, uno de estos que hacen pasean por la vida
pero jamás dan un paso hacia adelante. Y pido al Señor la gracia de retomar el
camino, de ponerme en camino, pero hacia las promesas”.
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