El Santo Padre en
la homilía de este lunes recuerda que el cristianismo no es una religión para
pensarla, sino para practicarla
Las
Bienaventuranzas son el programa de vida del cristiano. Así lo ha recordado el
Santo Padre esta mañana en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta. De
este modo, el Papa ha reflexionado sobre este pasaje del Evangelio observando
que es necesario tener la valentía de la mansedumbre para vencer al odio.
El
Santo Padre ha afirmado, haciendo referencia al Evangelio de hoy, que las
Bienaventuranzas son "el programa", "el carné de identidad del
cristiano". Por eso ha indicado que "si alguno de nosotros hace la
pregunta: '¿Qué se hace para ser un buen cristiano?'", aquí encontramos la
respuesta de Jesús que indica cosas "muy a contracorriente" respecto
a lo que habitualmente "se hace en el mundo".
Bienaventurados
los pobres de espíritu. "Las riquezas no te aseguran nada. Es más: cuando
el corazón es rico, está tan satisfecho de sí mismo, que no tiene lugar para la
Palabra de Dios", ha afirmado.
Y
prosigue: bienaventurados los que lloran, porque serán consolados: "Pero
el mundo nos dice: la alegría, la felicidad, la diversión, eso es lo bonito de
la vida. E ignora, mira a otro lado, cuando hay problemas de enfermedad,
problemas de dolor en la familia. El mundo no quiere llorar, prefiere ignorar
las situaciones dolorosas, cubrirlas. Solamente la persona que ve las cosas
como son, y llora en su corazón, es feliz y será consolada. La consolación de
Jesús, no la del mundo". También son bienaventurados los mansos en este
mundo que desde el inicio es un mundo de guerras, un mundo donde se pelea por
todos lados, donde por todos lados hay odio. Y Jesús dice: nada de guerras,
nada de odio, paz, mansedumbre". Francisco indica en la homilía de hoy que
si yo soy "manso en la vida", "pensarán que soy un tonto".
Pero, aunque piensen eso "tú eres manso, porque con esa mansedumbre
heredarás la Tierra", subraya el Papa.
Bienaventurados
lo que tienen hambre y sed de justicia, bienaventurados "los que luchan
por la justicia, para que haya justicia en el mundo". Al respecto el
Pontífice ha resaltado que "es muy fácil entrar en las grietas de la
corrupción", "esa política cotidiana del intercambio. Todo es
negocio". A lo que observa: "cuántas injusticias. Cuánta gente
que sufre por estas injusticias". De este modo, Francisco recuerda que
Jesús dice: "bienaventurados aquellos que luchan contra estas
injusticias".
A
continuación ha reflexionado sobre la bienaventuranza de los misericordiosos,
"porque encontrarán misericordia". Los misericordiosos, "los que
perdonan, los que entienden los errores de los otros". Así, Francisco
recuerda que las palabras de Jesús no fueron "bienaventurados los que
hacen venganza, los que se vengan".
Y
lo explica así: "bienaventurados lo que perdonan, misericordiosos. ¡Porque
todos nosotros somos ejército de perdonados! Todos nosotros hemos sido
perdonados. Y por esto es bienaventurado el que va por este camino del
perdón". Asimismo ha añadido: "bienaventurados los puros de corazón,
que tienen un corazón sencillo, sin suciedades, un corazón que sabe amar con
esa pureza tan bonita. Bienaventurados los que trabajan por la paz. Pero, ¡es
tan común que seamos trabajadores de guerra o al menos trabajadores de
malentendidos! Cuando escucho algo de este y voy donde el otro y se lo digo y
hago además una segunda edición un poco más grande y la transmito... El mundo
del chismorreo. Esta gente que chismorrea, no hace paz, son enemigos de la paz.
No son bienaventurados".
Dando
un paso más, bienaventurados los perseguidos por la justicia. El Papa ha
recordado cuánta gente "es perseguida, ha sido perseguida simplemente por
haber luchado por la justicia".
Tras
esta reflexión, el Pontífice ha indicado que las bienaventuranzas "son el
programa de vida que propone Jesús", "tan sencillo, pero tan
difícil". De este modo ha referido que "si nosotros quisiéramos algo
más, Jesús nos da también otras indicaciones", ese "protocolo sobre
el cuál seremos juzgados", en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo.
"Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estaba
enfermo y me visitasteis, estaba en la cárcel y vinisteis a verme". Con
las bienaventuranzas y este otro fragmento, el Papa asegura que "se puede
vivir la vida cristiana a nivel de santidad".
Para
concluir la homilía, el Santo Padre ha afirmado que son "pocas palabras,
palabras sencillas, pero prácticas para todos, porque el cristianismo es una
religión práctica: no es para pensarla, es para practicarla, para hacerla. Hoy,
si tenéis un poco de tiempo en casa, tomad el Evangelio, el Evangelio de Mateo,
capítulo 5, al inicio están las bienaventuradas; capítulo 25, están las otras.
Y os hará bien leerlo una vez, dos veces, tres veces. Pero leer esto, que es el
programa de santidad". Que el Señor nos de la gracia de entender este
mensaje suyo"
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