De camino
hacia la Mariápolis.
Faltan 3 días
Amar dando la propia vida. Jesús es Dios, y su amor no
puede ser sino infinito como Dios. No es un amor que da algo; se da a sí mismo:
"Habiendo amado a los suyos..., los amó hasta el extremo" (Jn 13,1).
"Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos"(Jn
15,13). Jesús lo ha dado todo, sin reserva: ha dado su vida en la cruz, y ha
dado su cuerpo y su sangre en la Eucaristía. Esta es la medida con la que
estamos llamados a amar también nosotros: dispuestos a dar la vida por los que
trabajan con nosotros, dispuestos a dar la vida unos por otros.
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