De camino
hacia la Mariápolis.
Faltan 5 días
Amar a todos. Para
que resplandezca el amor que viene de Dios, hemos de amar a todos, sin excluir
a nadie. "Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir
el sol sobre buenos y malos..." (Mt 5,45). Estamos llamados a ser pequeños
soles junto al Sol del Amor que es Dios. Y entonces todos son destinatarios de
nuestro amor. ¡Todos! No "todos" ideal, toda la gente del mundo, que
quizá no conozcamos nunca sino un "todos" en concreto.
Para amar a una persona hay que
acercarse a ella... -decía la Madre Teresa. No atiendo nunca a las multitudes,
sino solamente a las personas.
"Así como basta una hostia
santa de entre los millones de hostias de la tierra para alimentarse de
Dios-afirma Chiara Lubich., basta también un hermano -el que la voluntad de
Dios pone a nuestro lado para unirse en comunión con la humanidad, que es Jesús
místico". Todo próximo me ofrece la ocasión de amar a Cristo, que con su
encarnación se ha unido en cierto modo, con todo hombre; (Gaudium et Spes
numero 22).
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