HACIA UNA CULTURA DE LA CONFIANZA.
Terminaba el Papa Francisco su viaje a Corea
con la celebración de la Santa Misa, en la que imploró a Dios la gracia de la paz y
de la reconciliación. Decía en su homilía: “Esta oración tiene una resonancia
especial en la península coreana. La Misa de hoy es sobre todo y principalmente
una oración por la reconciliación en esta familia coreana. En el Evangelio,
Jesús nos habla de la fuerza de nuestra oración cuando dos o tres nos reunimos
en su nombre para pedir algo (cf. Mt 18,19-20). ¡Cuánto más si es
todo un pueblo el que alza su sincera súplica al cielo!”, decía en su homilía.
Vivir en la esperanza de la promesa divina de
restaurar la unidad, decía el Papa, “va inseparablemente unida a un
mandamiento: el mandamiento de volver a Dios y obedecer de todo corazón a su
ley. El don divino de la reconciliación, de la unidad y de la paz está
íntimamente relacionado con la gracia de la conversión, una transformación del
corazón que puede cambiar el curso de nuestra vida y de nuestra historia, como
personas y como pueblo”.
Nos impresionaba cuando hablaba de Corea como
una familia dividida y la reflexión que les proponía al pueblo coreano,
sentimos que también tenemos que hacerla nosotros, aunque nuestras familias no
estén divididas, pero si nuestro barrio, nuestras ciudades, a veces hasta la
misma Iglesia, a igual que a ellos, también a nosotros nos pide que nos
preguntemos “hasta qué punto, individual y comunitariamente, dan testimonio de
un compromiso evangélico en favor de los más desfavorecidos, los marginados, de
cuantos carecen de trabajo o no participan de la prosperidad de la mayoría. Les
pide, como cristianos y como coreanos, rechazar con firmeza una mentalidad
fundada en la sospecha, en la confrontación y la rivalidad, y promover, en
cambio, una cultura modelada por las enseñanzas del Evangelio y los más nobles
valores tradicionales del pueblo coreano”.
En una familia no puede faltar nunca la “cultura
de la confianza”, que cuantas veces se por la de sospecha, en la que muchas veces nos movemos. En nuestras familias
y en nuestras comunidades. ¡Qué difícil a veces creer en las capacidades del
otro, en que quiere el bien!, igual que yo.
Aquí el Papa nos daba una media, nos decía un
cómo, nos mostraba el camino: “tener confianza en la fuerza de la cruz de
Cristo”.
Cómo nos ha gustado esta idea de la cultura
de la confianza, no recordaba que esa misma idea ya la habíamos oído antes.
La cultura de la confianza parte de la realidad de “creer en el otro”, de ponernos en el lugar del otro, de ver al otro con los
ojos de Jesús ¡qué revolución para una familia ver a Jesús en el otro!.Si no lo habéis probado, hacedlo. Veréis que cambio da vuestra vida de familia.
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