La familia, sus dificultades, el desafío educativo
y la educación cristiana en situaciones difíciles.
Por H. Sergio Mora
FUENTE ZENIT.
“Hay un camino de reflexión, que
procede con serenidad sabiendo que las conclusiones no son para los próximos
días, sino que hay una ulterior reflexión antes del sínodo del 2015”. Lo indicó
este viernes el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, padre
Federico Lombardi al comentar cómo procede el Sínodo de los obispos sobre el
tema de la familia, que hoy entró en su quinto día de congregaciones o
reuniones. Se comentaron también intervenciones durante la octava congregación,
de ayer jueves por la tarde.
Estaban presentes en la Sala de
prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi y los dos portavoces, en
inglés Rosica y en español Manuel Dorantes; el matrimonio estadounidense Alice
Heinzen, Jeffrey Heinzen; y la periodista y teóloga libanesa Jocelyne Khoueiry.
“El papa Francisco llega y
escucha, y así da un gran testimonio” recordó el portavoz en español, indicando
que su silencio y escucha estaban presentes.
Y precisó que en las diversas
intervenciones y respuestas quedó claro que en el sínodo existe una gran
atención a ser fieles a la doctrina de la Iglesia que indica la indisolubilidad
del matrimonio y al mismo tiempo a una exigencia pastoral que permita encontrar
una posibilidad para las familias o personas heridas, sin renunciar a la
enseñanza del Evangelio.
Entre los testimonios de los
padres sinodales, uno indicó que “no somos jefes de la misericordia de Dios, y
que la misión que Jesús nos dejó es evangelizar y sanar, y llevar la buena
nueva”.
Otro padre sinodal recordó la
importancia de la pastoral hacia los niños, que si es presentada de un modo
adecuado, hace que sus padres se acerquen de nuevo a la Iglesia. También sobre
la importancia de la relación entre la familia y la educación de los niños, con
particular referencia al derecho de los padres a elegir el programa educativo
más adecuado para que sus hijos puedan recibir una educación de calidad.
También fue indicado que la
vocación al matrimonio no tiene que centrarse como en un contrato, sino en el
amor como don, y que es necesario respetar más el 'sacerdocio de los laicos' y
que la misericordia y la verdad no son opuestas.
Fue sugerido además que se abran
los tribunales eclesiásticos a los laicos y a la mujer, por lo que se refiere
al estudio de las nulidades matrimoniales.
Sobre el número de bodas
decrecientes entre los jóvenes y el aumento de las convivencias, se indicó que
prima la idea de que el matrimonio es más un gesto social con un fuerte
esfuerzo económico, que un sacramento, y que esto lleva muchas veces a recibir
el sacramento en un segundo momento para evitar los gastos excesivos.
Otro de los presentes, invitó a
ver el matrimonio desde la perspectiva de los hijos. “Yo soy hijo de
divorciados y sentí el estigma contra mis padres y contra mi” indicó en su
exposición un padre sinodal.
Se recordó también que algunos
padres o madres se quedan solos y sin pareja, que las iglesias están llenas de
'viudos y viudas' del divorcio, por el abandono a uno. Y en estos casos, el
padre sinodal que tenía la palabra pidió que se abriera un camino de penitencia
y reconciliación final.
También de pensar a una nueva
pastoral hacia los niños, ya que les sucede que como pelotas de ping pong, un
fin de semana están en una casa y el siguiente en otra; y que escuchan 'la
novia de mi papa' o el 'compañero de mi mamá' y que influencia tiene ese
lenguaje.
Sobre la educación en países
lacistas indicaron el derecho inalienable de escoger que tiene los padres. Y
que aveces nuestros colegios católicos no están ayudando a los más jóvenes.
Un auditor laico solicitó que
haya mejor formación de los sacerdotes, desde el punto de vista religioso y
también antropológico, y que estén debidamente preparados para saber explicar
cuestiones sobre la familia; que sepan hablar en las homilías refiriéndose a la
vida cotidiana. Ya que para muchos las homilías son la única fuente de
formación.
En el transcurso de las ocho
congregaciones generales, las intervenciones de los Padres sinodales fueron un
total de 180, a las que hay que sumar otras 80 durante las horas de debate
libre.
Ayer por la tarde se reiteró
también la vocación a la vida como elemento fundamental de la familia, sobre el
conocimiento de la encíclica de Pablo VI Humanae Vitae para
comprender mejor la importancia de la utilización de los métodos naturales de
regulación de la fertilidad y de la no aceptación de la anticoncepción.
Unión y procreación --se dijo--
no están separadas del acto conyugal. Por lo tanto se reafirmó con decisión, la
condena de la manipulación genética y la crioconservación de embriones.
Se anunció también que la
Comisión Especial de Estudio para la reforma del proceso matrimonial canónico,
instituida por el Santo Padre Francisco el 20 de septiembre de 2014, está
preparando un procedimiento más sencillo, uno y único para toda la Iglesia.
Una vez más se reflexionó sobre
la relación entre emigración y familia, insistiendo en que la familia es un
derecho fundamental que cada emigrante debe ver reconocido y se exhortó a los
responsables de las políticas internacionales de emigración a proteger el
derecho a la unidad familiar porque para los emigrantes la familia es un
elemento esencial para la integración en los países de destino.
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