lunes, 29 de diciembre de 2014

LAS FAMILIAS CELEBRAN SU FIESTA EN LA CATEDRAL.

Ayer, domingo 28 de diciembre, la Archidiócesis vivió una gran celebración a la que llegaban hasta la S.I. Catedral familias enteras, con abuelos, padres y con muchos niños que pasaron un día en comunión mostrando al mundo la belleza de la familia cristiana. Se reunieron en torno a la Eucaristía, que comenzó a media mañana junto al Arzobispo Mons. Javier Martínez y los sacerdotes y religiosos granadinos que quisieron también participar y acompañar en la fiesta. La Delegación de Pastoral Familiar diocesana junto a muchas familias de movimientos, comunidades, grupos y realidades que viven la fe en Granada comenzaban a llegar dos horas antes de la Eucaristía, cuando se abrieron de par en par las puertas de la Catedral para acoger a todo el que quisiera entrar, con canciones familiares, villancicos y conciertos con distintos instrumentos que empezaban a crear un gran ambiente.

Con más sillas de lo habitual y con pantallas para que todas las familias presentes pudieran participar de la celebración, comenzó la Eucaristía en una jornada solemne que presidía el niño Jesús ubicado en el altar. En ella, Mons. Martínez expresó su alegría por poder reunir a las familias de la Archidiócesis y dio las gracias a Dios por la familia cristiana y el amor que representa. En su homilía, el Arzobispo habló de la "cultura de la muerte" y del desierto en el que se encuentra la sociedad, para pasar a reconocer que sólo con Dios es posible la familia y el matrimonio. Mons. Javier Martínez señaló la importancia del matrimonio abierto a la vida, a los hijos, y dijo que es una gracia poder vivirlo en la Iglesia. También pidió al Señor por los matrimonios y las familias que estaban rotas.
Tras la homilía los matrimonios presentes renovaron sus promesas y al final de la celebración los matrimonios que han cumplido en este año sus bodas de oro y plata se acercaron al altar y recibieron de manos del Arzobispo un reconocimiento.
Antes de salir al exterior, donde hubo un momento para canciones, bailes y villancicos, todos juntos rezaron la oración de la familia para cerrar una jornada que comenzará a ser tradición todos los años en la Archidiócesis.

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