Familia: futuro de la humanidad
DIOS AMA A LA FAMILIA
Decía recientemente el Papa
Francisco en su homilía diaria en Santa Marta, que “Dios está enamorado de
nosotros, que somos su sueño de amor” nosotros, siguiendo sus palabras podemos
afirmar que Dios está enamorado de la familia, que Dios ama a la familia.
Vemos nuestras limitaciones,
nuestros cansancios, nuestros esfuerzos por llegar… al mismo tiempo oyes esa
impresión, lo que te dice esta persona, lo que ha gustado… y primero en
silencio, después con los demás que han trabajado para llevar adelante estos
días, que el resultado solo ha sido posible porque El ha querido, porque El a
tomado en mano las cosas, porque El tiene un plan para cada uno, para cada
familia, para cada movimientos.
Los momentos de reflexión, de
interiorización, de profundización e introspección, de celebración, de familia,
de disfrutar y reírnos… todos han tenido una idea común: la alegría de saber
que estamos en buenas manos.
Cuando ahora recordamos a cada
uno de los que han hecho posible estos días de familia, bien porque han tenido un protagonismo en la
ponencias o celebraciones, bien porque han colaborado a la hora de darle
difusión o de llevar las distintas actividades, o han estado atentos a un
micrófono o a una puerta, a un cartel, a un autobús, a que nadie se pudiera
sentir solo, a ofrece un poco de comida o vino. Agradecer al Colegio del
Carmelo, al Centro Nuevo Inicio de nuestra Diócesis, al Colegio de la
Presentación, a la Abadía del Sacromonte. Agradecemos a miembros del Movimiento
Familiar Cristiano, de los Equipos de Nuestra Señora o de Familias Nuevas de
los Focolares porque han estado atentos a cada actividad, a cada necesidad,
viendo los problemas que surgían como trampolines desde los que se llegaba más
lejos. Agradecer a Hogares Nuevos, al Encuentro Matrimonial, al Movimiento
Cultural Cristiano por su disponibilidad para todo lo que se les ha pedido.
Agradecer a D. Enrique Alonso, a Don Carlos del Río o a D. Manuel Mingorance
por sus oportunas y acertadas palabras.
Estos días son un estímulo para
retomar nuestro empeño por trabajar por las familias, son muchas las
dificultades que muchas tienen, los dolores y situaciones complicadas que
necesitan ser iluminadas por Dios, queremos ser los brazos para que El pueda
acariciarlas y suavizar sus dolores, queremos ser la boca que les anuncie que
El quiere estar en medio de ellas, que quiere vivir con cada familia, como
decía el gran corazón rojo que se ofreció en sábado en la Eucaristía de la
peregrinación a la Abadía “que Dios ama a la familia, a cada familia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario