viernes, 30 de octubre de 2015

MONSEÑOR ICETA, EN LA CONCLUSIÓN DEL SÍNODO: «MUÉSTRANOS LO QUE TÚ QUIERES».

El obispo de Bilbao, Mario Iceta Gavicagogeascoa ha pronunciado la última meditación ante los padres sinodales que participan en la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre la Familia que se clausuró la mañana del domingo con la solemne misa celebrada por el Santo Padre en la Basílica de San Pedro

FUENTE ALFA Y OMEGA.
«Vamos concluyendo el trabajo sinodal como una experiencia de gracia, de comunión, de colegialidad y de servicio –dijo el obispo de Bilbao–. Hemos pedido el don del Espíritu Santo y hemos querido que sea Él quien guíe nuestra labor. El Santo Padre afirmo al comienzo de este acontecimiento que «el Sínodo podrá ser un espacio de la acción del Espíritu Santo sólo si nos revestimos de coraje apostólico, de humildad evangélica y de oración confiada». Por eso, ante las decisiones que en el ejercicio del ministerio episcopal hemos de tomar, viene a mi memoria el pasaje de la elección de Matías para ser integrado en el colegio apostólico: «Entonces oraron así: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido. Este es nuestro método: muéstranos lo que Tu quieres, haznos conocer tu voluntad. Sumidos en la oración, pedir a Dios que nos muestre sus caminos, que nos haga ver cuál es su designio y no el mío propio, y cuáles son los caminos que hemos de recorrer para acompañar a las familias en la fidelidad a la vocación a la que han sido llamadas».

«Junto a la oración –continuó monseñor Iceta– se nos recordaba la necesidad de la humildad evangélica para conocer la voluntad de Dios: Te doy gracias Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se lo has revelado a la gente sencilla… Como afirma el libro de los Proverbios, la arrogancia acarrea la deshonra; pero por la humildad se accede a la sabiduría… Y santa Teresa de Ávila, cuyo quinto centenario de nacimiento acabamos de celebrar nos dirá sabiamente: Andar en humildad es andar en verdad».

«Esta vida orante, esta humildad evangélica, nos permitirá actuar con coraje apostólico, la parresia de la que nos habla san Pablo, puestos los ojos en Cristo y por amor a Él sirviendo a las familias de este mundo, iluminando su caminar con la Palabra de Dios y la Tradición viva de la Iglesia, sosteniéndola y acompañándola en sus gozos y tristezas, para que vivan en plenitud la alianza de amor que disipa la oscuridad, vence la soledad y el individualismo, recrea la humanidad, genera vida y esperanza, acoge y sana lo que parece perdido, construye la Iglesia y el mundo», afirmó el presidente de la Subcomisión de Familia de la Conferencia Episcopal Española, quien concluyó invocando la intercesión de la Virgen María: «Las madres son las que transforman la casa en un hogar. Ella hace que la Iglesia no sólo sea Templo, sino también hogar, lugar cálido, familiar, de acogida y misericordia. A Ella acudimos esta mañana. Es la Esposa del Espíritu Santo, que la hizo concebir de modo virginal. Bajo su protección nos acogemos esta mañana. En Ella aprendemos a acoger el don de Dios, el Santo Espíritu, la Persona Amor, que nos ilumine y nos asista en la tarea que hoy se nos ha encomendado».

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