domingo, 29 de noviembre de 2015

ADVIENTO 2015. I DOMINGO DE ADVIENTO

Encendemos la primera vela de nuestra corona. Tratamos de mejorar en el amor

2 de Diciembre del 2012
Primera lectura: Jeremías 33, 14-16. "Suscitaré a David un vástago legitimo"
Salmo Responsorial: 24, "A ti, Señor, levanto mi alma"
Segunda lectura: 1 Tesalonicenses 3, 12- 4, 2. " Que el Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva"
Evangelio: Lucas 21, 25- 28, 34-36. "Se acerca vuestra liberación"
RELATO: EL MILAGRO DE LA FUENTE
En aquella época en que María y José y también el pequeño burro caminaban en dirección a Belén, no existía el agua corriente.
Las mujeres  tomaban su cántaro e iban a sacar de la fuente. Allí se encontraban para charlar. La fuente era un lugar de encuentro, el sitio en que intercambiaban las últimas novedades.
Esa tarde, Ruth tomó su cántaro para ir a la fuente. Desde que salió de su casa fue deslumbrada por la luz intensa de una estrella. Esa tenía tal resplandor que las otras estrellas, y la luna incluso, parecían completamente pálidas. Ruth maravillada, se quedó quieta en el lugar. No podía despegar sus ojos de esta estrella resplandeciente. Se olvidó de la hora y de lo que tenía que hacer. ¿Qué mensaje anunciaba este astro luminoso?

El viento la sacó de su sueño. Tomó su cántaro y se dirigió rápidamente hacia la fuente. Allá no había nadie. Todos habían vuelto de sus casas. Ruth colgó ágilmente su cántaro a la cadena, y se detuvo: la estrella se reflejaba en el fondo del pozo. El agua brillaba allá dentro como el oro. La joven maravillada murmuró:

“¡Que luminoso resplandor, si por lo menos la abuela lo pudiese ver!”

Pero la abuela estaba sentada en casa, en su sillón. Sus piernas debilitadas por la edad, casi no la podían sostener. Ruth dejó deslizar lentamente su cántaro en el pozo para no enturbiar el agua.

Cuando lo volvió a subir, la joven se maravilló otra vez. Pues el agua del cántaro brillaba tanto como el oro. Entonces mojó la punta de su dedo y la probó: el agua tenía el mismo gusto que de costumbre. Ruth levantó su cántaro y volvió rápidamente a casa. En cuanto abrió la puerta gritó: “¡Abuela, mira lo que te traigo!” Y le hizo contemplar el agua que relucía como oro puro.”¡Mira! Ha guardado el destello de la estrella para que tu la pudieses ver”.

La anciana miró el agua pensativamente y dijo: “¿Cuál será esta luz que comienza a brillar sobre el mundo y que al agua pura le gusta conservar su destello?” Después volviéndose hacia Ruth añadió: “he aquí que yo veo el reflejo de tus ojos. Guárdalo como lo más precioso”.

La noticia  del agua de oro se extendió rápidamente y todos venían a sacar de ella. Sacaban cantidades pero el agua de oro no se agotaba. Guardó su resplandor hasta… ¿hasta cuándo justamente? Hasta el día en que el niño Jesús nació en belén. Desde entonces él empezó a iluminar el mundo con su luz.

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