Cardenal DiNardo: Una onza de prevención vale lo que una
libra de tratamiento
FUENTE ALETEIA.
En una entrevista con el National Catholic Register,
el arzobispo de Galveston-Houston, Texas, dijo que si el reciente sínodo de la
familia le enseñó algo fue que la Iglesia necesita hacer un mejor trabajo de
preparación con las parejas comprometidas para la realidad de vida que les
espera después de casarse.
“Pienso que en toda la realidad que nos rodea, dada
la cultura en que vivimos hoy, la preparación para el matrimonio es importante.
Lo ha dicho todo el mundo, incluso se dice en países de África y Asia, que
podrían tener diferentes problemas a los de Occidente o los países
desarrollados”, contó el cardenal Daniel DiNardo a Edward Pentin, corresponsal
en Roma del Register.
Es realmente significativo. Cuando oyes que eso
proviene de todos lados –y mi grupo tenía como 15 diferentes naciones– te das
cuenta de que es un problema francamente significativo para todos. Creo que eso
es bueno”.
DiNardo dijo que a pesar de que el sínodo estuvo
marcado por fuertes diferencias de opinión sobre la pastoral de los católicos
cuyos matrimonios han fracasado, “casi todos estuvieron de acuerdo” en que para
prevenir esos fracasos matrimoniales en el futuro, la formación prematrimonial
necesitará un dramático aumento de inversión en energía y tiempo.
“Algunos obispos se atrevieron a ir más lejos
cuando dijeron con su capacidad de comparar las cosas, que necesitamos una
especie de catecumenado matrimonial”, explicó DiNardo.
Comentó que esos obispos señalaron que mientras los
adultos que quieren unirse a la Iglesia católica deben pasar por un proceso de
discernimiento de entre 9 a 12 meses, incluidas clases cada semana y un
padrino, no existen requerimientos similares para los prometidos, a pesar de
que el compromiso que están asumiendo es igual de permanente y sacramental.
DiNardo está a favor de una actitud de igual a
igual como la que se ha implementado en su arquidiócesis, pero dijo también que
independientemente del método, es crucial asegurarse de que los prometidos
sepan exactamente en lo que se están metiendo antes de que la Iglesia les dé su
bendición, así como permanecer cerca de aquellas parejas y guiarlas a través de
los primeros años de matrimonio.
Si podemos volver a nuestros hogares y poner un
renovado énfasis en el compromiso a largo plazo del discipulado en que el
sacramento del matrimonio es una vocación y un llamado a la santidad, sería muy
bueno. Yo pienso que tenemos que tener más catequesis, permitir más a las
familias buenas ayudar a las familias que están padeciendo, y entrenar a la
gente al matrimonio.
Nosotros ya hemos hecho esto en mi diócesis. La
formación de pareja a pareja para los prometidos es una de las mejores formas
de enseñar y formar a una pareja que va a casarse. Es mucho mejor que cualquier
otro curso que puedas hacer.
Sin embargo, la familia que los está formando tiene
a su vez que estar bien formada. También trabajamos en eso en nuestra diócesis.
La experiencia de pareja a pareja usualmente ha resultado muy buena para los
prometidos.
Luego, en lo que no hemos sido muy buenos en la
mayoría de las parroquias es en el seguimiento después de casarse. Hemos
descubierto que los primeros cinco años de matrimonio son duros. Frecuentemente
esas parejas están solas. Probablemente eso no es bueno.
Tenemos que encontrar maneras de invitarlas a la
parroquia inmediatamente después de casarse. Y estar cerca de ellas encontrando
maneras para apoyarlas en su vida matrimonial.
Creo que es algo que hemos escuchado por parte de
los obispos, expertos e incluso de las familias: hay que estar cerca de las
parejas después de casarse. Probablemente es un punto débil.
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