martes, 22 de diciembre de 2015

LA DIFERENCIA DEL DIOS DIFERENTE.

Publicado en: Semanario Alfa y Omega 415 (09/09/2004)


El Padre del hijo pródigo se revela como Dios verdadero precisamente en la infinitud del amor (de la diferencia), que pone de manifiesto la infinitud del inabarcable Misterio. El punto culminante de esa revelación es la Encarnación, es la Cruz gloriosa, es la Pascua. Aquí, Dios mismo (el Dios que es comunión, Padre, Hijo y Espíritu Santo), se entrega y se da para la vida del hombre. En este acontecimiento, Dios se pone a sí mismo frente al hombre como amor incondicional e infinito, como puro don, hasta el punto de hacerse uno con su criatura el hombre. Y es precisamente en ese don de Sí como Dios se revela como el Dios siempre más grande.
Ese Dios, que no es en absoluto un ídolo fabricado por los hombres para justificar sus pasiones o su poder, y que se nos ofrece a ti y a mí en la comunión de la Iglesia, es nuestra única esperanza. Porque, como escribió san Bernardo, «nuestro único mérito, Señor, es tu misericordia». Puesto que somos imagen y semejanza suya, esa misericordia es también la única esperanza de un mundo humano, la única revolución posible.
† Javier Martínez
Arzobispo de Granada
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