Los fieles granadinos celebran el don de
la vida esponsal y la familia.
FUENTE ARCHIDIOCESIS DE GRANADA.
En la Eucaristía presidida por nuestro Arzobispo en
la Catedral, esta mañana,
donde ha podido ganarse el Jubileo de la
Misericordia.
Las familias granadinas han participado esta mañana
en la Eucaristía presidida por Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, en
la Jornada de la Sagrada Familia, que la Iglesia celebra el primer domingo
después de la Navidad. La Jornada, con el lema "La familia, hogar de la
misericordia", se ha celebrado, en comunión con la Iglesia universal, como
una gran fiesta de acción de gracias por la Familia de Nazaret y la Encarnación
del Hijo de Dios.
De hecho, durante el rezo del Credo con el que los
católicos confesamos nuestra fe en Dios, los fieles oraron de rodillas en el
momento de afirmar "creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que
fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María
Virgen". Asimismo, en el marco del Año de la Misericordia, los fieles han
podido ganar el Jubileo de la Misericordia, habiendo cumplido con las
disposiciones establecidas por la Iglesia de confesar con arrepentimiento los
pecados, comulgar, orar por las intenciones del Santo Padre y atravesar la Puerta
Santa, que, en el caso de la Catedral, es la Puerta de la Encarnación, la
puerta principal del templo, abierta hoy para la celebración de la Sagrada
Familia y ser atravesada por los fieles.
En la oración de los fieles en la Santa Misa
presidida por el Arzobispo se rezaron, entre otras intenciones, por los
matrimonios y las familias en dificultades. Asimismo, durante la celebración
eucarística, los matrimonios que celebraron sus 25 y 50 años de vida esponsal
fueron bendecidos y felicitados por el Arzobispo, que saludó a cada uno de
ellos.
LA SAGRADA
FAMILIA, ESCUELA DE VIDA FAMILIAR.
En su homilía, nuestro Arzobispo se refirió a San Esteban,
primer mártir y discípulo de Jesús y cuya onomástica celebramos hoy en la
Iglesia, para afirmar que con Cristo "la mirada sobre la muerte ha sido
cambiada; ha sido cambiada sobre la muerte, sobre la enfermedad, sobre el
dolor".
En este sentido, referido a la Sagrada Familia y el
matrimonio, Mons. Martínez señaló: "De la misma manera, la celebración de
la Sagrada Familia. Siempre, el primer domingo, después de la Navidad, pone
también de manifiesto que Cristo, que lo ha transformado todo, que ha cambiado
nuestra experiencia de vivir, de mirar, de relacionarnos con nosotros mismos,
con las personas, con todas las personas, con el mundo, con la realidad, lo
primero que transforma con su Nacimiento es la experiencia humana más profunda,
más decisiva, más radical y a la que los hombres vinculan más la posibilidad de
una felicidad en este mundo, y es la realidad del matrimonio y de la familia.
Por lo tanto, lo primero que Cristo en Belén, al hacerse hijo de nuestra raza
humana mediante la Virgen, y al recibir un nombre de San José, ilumina lo que
significa, nos enseña. La Sagrada Familia será siempre una escuela de vida
familiar".
Asimismo, Mons. Martínez subrayó que la
"verdad del matrimonio (...) no se aprende en unas reflexiones sobre la
dignidad humana, o en unas reflexiones abstractas sobre el amor y cómo estamos
hechos para el amor y cómo el amor nos hace más felices... Se aprende en la
Historia de la Salvación. Y se aprende mirando a Cristo, el Esposo de la
Iglesia, que se entrega por Ella para que Ella pueda ser santa e inmaculada en
el amor".
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