miércoles, 13 de enero de 2016

MENSAJE DE LOS OBISPOS DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE RELACIONES INTERCONFESIONALES CON MOTIVO DE LA SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016.



«Destinados a proclamar las grandezas del Señor»(cf. 1 Pe 2, 9)

Un año más nos preparamos para celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, haciendo nuestro el deseo del Señor expresado en su oración a Dios Padre en la última cena: «que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea» (Jn 17, 21). Esta iniciativa a la que se adhieren la mayoría de las denominaciones cristianas empezó su andadura en 1908 y desde entonces se ha ido constituyendo en una cita anual que nos damos los cristianos para rezar por la plena unidad visible de la Iglesia de Cristo. Los materiales son propuestos conjuntamente por el Pontificio Con­sejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, aunque desde 1975 se encarga de su elaboración inicial un grupo ecuménico local.

Los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2016 han sido elaborados inicialmente por un grupo de Letonia. El lema elegido es: «Destinados a proclamar las grandezas del Señor». Este lema se inspira en un pasaje de la Primera Carta de san Pedro (2, 9-10), que es el texto bíblico de referencia para este año. La idea fundamental que se quiere transmitir es que todos los bautizados, aunque formen parte de diferentes Iglesias y comunidades eclesiales, comparten la misma vocación de proclamar las grandezas del Señor. Una imagen que puede representar bien este concepto es la que se propone en la introducción a los materiales de este año: «La más antigua pila bautismal de Letonia es de los tiempos del gran evangelizador de Letonia san Meinardo. Originalmente se encontraba en la catedral de Ikšķile. Hoy se encuentra en el mismo centro de la catedral luterana de la capital del país, Riga. La ubicación de la pila, tan cerca del púlpito ornamentado de la catedral, expresa elocuentemente la relación entre bautismo y proclamación y la vocación que comparten todos los bautizados de proclamar las grande­zas del Señor». Por eso, en los folletos y los carteles editados por la Conferen­cia Episcopal Española para la Semana de Oración de este año se ha querido utilizar como imagen una fotografía del bautismo de un adulto celebrado en dicha pila bautismal, cedida cordialmente por los responsables de la catedral luterana de Riga.

El tema de este año se entiende aún mejor a la luz de la historia de Letonia, que existió por primera vez como estado de 1918 a 1940 y recuperó su inde­pendencia en 1991, después de los duros años del régimen soviético, en los que muchos cristianos padecieron la tortura, el exilio y la muerte a causa de su fe en Jesucristo. Esta comunión en el sufrimiento creó una profunda unión entre los cristianos letones, que pertenecen más o menos en proporción igual a la Iglesia católica, ortodoxa y luterana, y les llevó a descubrir su común sacerdo­cio bautismal que les capacita para ofrecer sus sufrimientos en unión con los sufrimientos de Cristo y para dar testimonio común de su fe. La unión entre los cristianos de Letonia también fue importante a la hora de luchar juntos por la independencia del país.

Inspirándonos pues en esta propuesta que se nos hace este año desde Le­tonia, nos uniremos a los cristianos de todo el mundo durante la Semana de Oración, descubriendo nuestro sacerdocio común que se fundamenta en el bautismo, que se administra válidamente en las distintas Iglesias y comunida­des eclesiales y que nos capacita para dar testimonio de las «grandezas», las maravillas que hace el Señor en nuestras vidas y en las de los demás.

A lo largo de este último año han tenido lugar importantes acontecimien­tos relacionados con el ecumenismo y el diálogo interreligioso que nos abren a la esperanza y nos mueven a un compromiso mayor. En este sentido, cabe recordar las reiteradas afirmaciones del papa Francisco sobre el escándalo que supone la desunión y la importancia que tiene para él la búsqueda de la uni­dad de los cristianos: «Alcanzar esa meta, hacia la cual nos encaminamos con confianza, representa una de mis principales preocupaciones, por la cual no dejo nunca de orar a Dios». Así les dijo a una delegación del Patriarcado Ecu­ménico de Constantinopla que lo visitó el 27 de junio 2015, con ocasión de la solemnidad de san Pedro y san Pablo. En nuestro contexto español queremos destacar la visita que realizó el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, a Valencia a prin­cipios de marzo del año pasado. Organizada por la Facultad de Teología de Valencia, el Centro Ecuménico Interconfesional de Valencia y el Centro Ecu­ménico Padre Congar, tuvo varios momentos señalados, como la conferencia que impartió el 4 de marzo en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer con el elocuente título: «Ut unum sint: El ecumenismo como obligación eclesiológi­ca del Concilio Vaticano II».

También cabe señalar en el contexto actual la tan dolorosa persecución de cristianos en distintas partes del mundo, las afirmaciones del papa Fran­cisco sobre el «ecumenismo de la sangre», que ya ha repetido en diferentes ocasiones. Una de ellas ha sido un video-mensaje con motivo de una jornada de diálogo y oración celebrada en mayo, en la diócesis estadounidense de Phoenix, junto a un grupo de pastores evangélicos pentecostales: «me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, o quizás una herejía, no sé. Pero hay alguien que “sabe” que, pese a las diferencias, somos uno. Y es el que nos persigue. El que persigue hoy día a los cristianos, el que nos unge con el martirio, sabe que los cristianos son discípulos de Cristo: ¡que son uno, que son hermanos! No le interesa si son evangélicos, ortodoxos, luteranos, católi­cos, apostólicos… ¡no le interesa! Son cristianos. Y esa sangre se junta. Hoy estamos viviendo, queridos hermanos, el “ecumenismo de la sangre”. Esto nos tiene que animar a hacer lo que estamos haciendo hoy: orar, hablar entre nosotros, acortar distancias, hermanarnos cada vez más». Los obispos de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales queremos aprovechar este mensaje para hacer un llamamiento a las comunidades cristianas a la solidaridad efectiva con estos hermanos nuestros que padecen persecución a causa de su fe. Al mismo tiempo oramos por la paz y pedimos que cesen los actos violentos e inhumanos.

Junto a la promoción de la unidad de los cristianos, la Comisión Epis­copal también se ocupa del diálogo interreligioso y de las relaciones con las religiones no cristianas. En este ámbito, el 28 de octubre del año pasado se celebró el 50 aniversario de la promulgación de la Declaración Nostra aetate del Concilio Vaticano II. Con este motivo organizamos, en el marco de las Jornadas anuales para Delegados Episcopales de Relaciones Interconfesio­nales, un acto conmemorativo en la sede de la Conferencia Episcopal Es­pañola, consistente en una ponencia sobre la historia y la repercusión de la declaración conciliar y una mesa redonda con los representantes nacionales de la comunidad judía y musulmana.

En Europa cada día nos damos más cuenta de la importancia que tiene el diálogo interreligioso para luchar juntos contra un laicismo beligerante que pretende excluir a Dios y a la religión del espacio público. También es cada vez más evidente la necesidad de ese diálogo para aislar al fanatismo nihilista que nada tiene que ver con una vivencia auténtica de la religión, y para construir un futuro de paz verdadera y estable. La reciente escalada del terrorismo, la tensión creciente en el ámbito internacional, los movimientos migratorios de personas que huyen de la guerra y de la miseria buscando un futuro mejor para ellos y sus hijos, son otros tantos factores que nos empujan a intentar comprender mejor el mundo en el que vivimos en toda su comple­jidad religiosa, social y cultural.

Los obispos de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales queremos exhortar a que no se confunda la religión con los actos execrables que cometen algunos y a que se acoja como hijos de un mismo Padre a los que vienen a nuestras tierras buscando paz y bienestar. En esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2016 rezaremos juntos por la ple­na unidad visible de todos los creyentes en Cristo, pero también elevaremos nuestra oración al Creador por las víctimas de los actos terroristas, por la paz y por la conversión de los corazones.

Los Obispos de la Comisión Episcopal
de Relaciones Interconfesionales
Enero 2016

Para ir al original pinchar aquí

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