En unos días vamos a celebrar la Solemnidad
de la Encarnación del Señor, que al caer el 25 de marzo en Viernes Santo, la
fiesta litúrgica se ha trasladado al lunes 4 de abril, día que se ha propuesto
para celebrar la Jornada de la Vida que este año lleva por lema “Cuidar la vida, sembrar la esperanza”, aunque
nosotros ya la teníamos programada desde principio de curso para la tarde del
12 de marzo.
Fue una tarde para admirarnos de la belleza
de cada criatura, de cada hermano y hermana que teníamos a nuestro lado, bellos
regalos de Dios. Celebrar la Jornada de la Vida, sigue siendo una oportunidad
más para reconocer la misericordia de Dios en todo lo creado.
La tarde comenzó temprano, con los ensayos de
la primera parte. El Rosario por la Vida que lo iban a rezar las familias de
Hogares Nuevos, lo animaban los más jóvenes representando las escenas que íbamos
a meditar.
Era fácil entender el lema de la Jornada de
esta año, pues el altar de Inmaculada Niña estaba repleto de vida, no solo por las
juventud de sus protagonistas, también por las ganas de participar con el
canto, con las lecturas, con el rezo… realmente viendo tanta vida era abrir de
par en par las puertas a la esperanza con el rezo del Rosario Misionero.
La Eucaristía celebrada a continuación fue
presidida por el Delegado Episcopal D. Manuel Reyes Ruíz, concelebrando el Párroco
de Inmaculada Niña D. José Antonio Cantos Fernández y animada con los canto del
coro parroquial.
D. Manuel Reyes recordaba en su homilía las
realidades que nos convocaban esa tarde: el quinto domingo de cuaresma, la vida
del seminario y la jornada por la vida, haciéndonos ver la íntima relación que
tienen entre ellas. Refiriéndose a la vida, en un momento de la Eucaristía nos
decía: “… defender la vida de los no nacidos o defender la vida de los enfermos
en la última etapa de la vida, sino también comprometernos en la defensa de la
vida, comprometernos en el amor al prójimo: que es amar a los que sufren, amar
a los desheredados, amar a los que están solos… es decir, el camino del amor en
nombre de Dios y de la misericordia de Dios es el camino que cada uno de
nosotros tenemos que seguir…”
En la Eucaristía participaron el Movimiento Familiar
Cristiano y Familias Nuevas de los Focolares, además de Hogares Nuevos que
habían animado el rezo del Rosario.
Nos despedíamos con la alegría de haber
vivido juntos por la vida, había sido una oportunidad de “cuidar la vida sembrando la esperanza”.
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