martes, 18 de octubre de 2016

LA TRADICIÓN DEL ROSARIO: SUS ORÍGENES.

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus Dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones.

La palabra Rosario significa: “CORONA DE ROSAS”.

Siguiendo esta tradición las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de su alegría y entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios.
Por las noches, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el descanso eterno del alma de las mártires.

La Iglesia recomendó recitar los 150 Salmos de David, pues era una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables Gracias para aquellos que las rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por eso la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplieran los 150 Salmos, por 150 Avemarías, divididas en quince decenas, a este “Rosario Corto” se le llamó SALTERIO A LA VIRGEN.

A finales del Siglo XII, Santo Domingo de Guzmán, sufría al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses, y decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches, haciendo penitencia y flagelándose, hasta perder el sentido. En ese momento, se le apareció la Virgen y le dijo que la mejor arma para combatir a las almas duras, no era la flagelación sino el rezo de su Salterio. Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la Catedral de Toulousse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la Catedral, alzaba tres veces los brazos hacia el cielo.
En 1.640, el fraile Allan de la Roche, superior de los Dominicos de Francia, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Allan y los Hermanos Dominicos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación Eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió por toda la Iglesia.
El 7 de octubre de 1.571 se llevó a cabo la batalla de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Posteriormente, se instituyó la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre como símbolo de Victoria contra todo lo que pone en peligro Nuestra Fe.
El Rosario es una verdadera fuente de Gracias y Dios ha querido que María sea su mediadora con su SI incondicional por el que nos entregó a Jesús Nuestro Salvador. A lo largo de la historia se ha visto como el Rezo del Santo Rosario pone todo lo malo fuera de la Ruta del Hombre y de la Iglesia, y llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima.
Así que después de conocer un poco la historia del Santo Rosario, ¿ por qué no te animas a rezarlo?

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