El discurso del Papa Francisco
a la comunidad académica
del Pontificio Instituto "Juan Pablo II"
FUENTE: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. (3/11/16)
El
tema "no es sólo el de la "distancia" de muchos del ideal y de
la práctica de la verdad cristiana del matrimonio y de la familia; es todavía
más decisivo el tema de la "cercanía" de la Iglesia: cercanía a las
nuevas generaciones de cónyuges, para que la bendición de su vínculo los
convenza cada vez más y los acompañe; cercanía a las situaciones de debilidad
humana, para que la gracia las rescate, las reavive y las sane". Estas
fueron algunas de las palabras del discurso del Papa Francisco, ayer en la Sala
Vaticana, a la comunidad académica del Pontificio Instituto "Juan Pablo
II" para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia en la inauguración del
nuevo año académico.
"En
la coyuntura actual - dijo el Papa - los lazos matrimoniales y familiares se
ponen a prueba de muchas formas" la aparición de una cultura "que
exalta el individualismo narcisista, una concepción de la libertad desligada de
la responsabilidad por el otro, la creciente indiferencia hacia el bien común,
el aumento de las ideologías que atacan directamente el proyecto de la familia,
así como el crecimiento de la pobreza que amenaza el futuro de muchas familias,
son otras tantas razones de la crisis de la familia contemporánea. Luego están
– añadió - los problemas no resueltos del desarrollo de nuevas tecnologías que
hacen posible prácticas a veces en conflicto con la verdadera dignidad de la
vida humana".
Después el Papa
afirmó que "el reconocimiento de la dignidad del hombre y de la mujer
lleva aparejado una valoración justa de su relación mutua.”Cómo podemos -
preguntó el Papa - conocer a fondo la humanidad concreta de la que estamos
hechos sin aprenderla a través de esta diferencia? Es imposible negar la
contribución de la cultura moderna al redescubrimiento de la dignidad de la
diferencia sexual. Por eso, es desconcertante constatar que ahora esta cultura
parezca casi bloqueada por la tendencia a destruir la diferencia en lugar de
resolver los problemas que la mortifican".
La familia, "es el seno insustituible de
la iniciación a la alianza criatural del hombre y de la mujer”, se basa en la
“profunda correlación entre las figuras familiares y las formas sociales de
esta alianza - en la religión y la ética, el trabajo, la política, la economía
y en el cuidado de la vida y la relación entre generaciones". Tanto es
así, prosiguió Francisco, que "cuando las cosas van bien entre el hombre y
la mujer, el mundo y la historia también van bien. De lo contrario, el mundo se
vuelve inhóspito y la historia se detiene".
El Papa explicó
que "hay que aplicarse con mayor entusiasmo al rescate - diría que casi a
la rehabilitación – de esta extraordinaria "invención" de la creación
divina. Hay que tomar en serio este rescate, tanto en el sentido doctrinal como
en el sentido práctico, pastoral y testimonial. La dinámica de la relación
entre Dios, el hombre y la mujer, y sus hijos, son la llave de oro para la
comprensión del mundo y de la historia, con todo lo que contiene. Y, por
último, para comprender algo profundo que se encuentra en el amor de Dios
mismo. ”Somos capaces de pensar en esta revelación “en grande”? ”Estamos
convencidos de la potencia de vida que este proyecto de Dios lleva en el amor
del mundo? ”Sabemos arrancar a las nuevas generaciones de la resignación y
reconquistarles a la audacia de este proyecto?”
El nuevo
horizonte de este compromiso, –destacó al final de su discurso- "llama
ciertamente en causa, de una manera muy especial, a vuestro Instituto, para que
apoye la necesaria apertura de la inteligencia de la fe al servicio de la
solicitud pastoral del Sucesor de Pedro. La fecundidad de esta tarea de
ahondamiento y estudio, en nombre de toda la Iglesia, se confía al impulso de
vuestra mente y de vuestro corazón" dijo, ya que "teología y pastoral
van de la mano. Una doctrina teológica que no se deja orientar y plasmar por la
finalidad evangelizadora y la atención pastoral de la iglesia es tan impensable
como una pastoral de la Iglesia que no sepa atesorar la revelación y su
tradición, con miras – concluyó - a una mejor comprensión y transmisión de la
fe
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