“El amor tiene cinco etapas
y la mayoría de las personas se estancan
en la tercera”
Siempre nos gusta diferenciar lo que es opinión nuestra de otras
opiniones o citas que hacemos en el blog.
Esta es nuestra impresión sobre las entradas que estos días han ido
apareciendo en el Blog de Pastoral Familiar de Granada (nuestro y vuestro).
También es fruto de una pequeña conversación que tuvimos con nuestro buen amigo
José Luis Cabezas.
Cuando cayó en nuestras manos la referencia del artículo “El amor tiene cinco etapas y la mayoría de las personas se estancan en la tercera”,
nos llamó la atención precisamente eso. No que el amor tuviera etapas (las
tiene cualquier proceso de evolución personal), pero sí que se pudieran
encasillar con esa facilidad, por otro lado lo categórico de la afirmación: “la
mayoría se quedan en la tercera”.
Muchas de las parejas con las que nos relacionamos, no solo no han
sucumbido en su relación, sino que siguen construyéndola cada día, con gran
gozo y alegría y con una gran fidelidad, aquí nos atreveríamos a decir “creativa”,
que nos lleva cada día a verlo como un regalo y una nueva oportunidad de vivir
nuestro “sí” con más ilusión que el primer día.
De la red |
Cuando vamos a publicar algo en el blog, nos gusta contrastar la
información, sobre todo porque creemos que tiene que ser veraz. Y recurrimos a
una de esas personas que Dios pone a nuestro lado, como verdaderos dones, y que
son como esos “terceros ojos” que Dios nos da y que ven aquello que nosotros no
vemos. Y eso hicimos con esta entrada.
Le mandamos el artículo a nuestro amigo José Luis Cabezas y coincidimos
con él en su primera afirmación “creo que muchas veces pueden ser esas cinco
fases. Y la historia clínica en muchas parejas así lo muestra”. Más
adelante, en nuestra conversación, nos decía “lo que quizás no estoy de
acuerdo, es que quedarse en la tercera porque te ‘estancas’ o sea una historia
incompleta y rota”.
Aquí aún coincidíamos más con él.
De la red |
Continuaba José Luis comentándonos respecto al artículo, que es cierto
que “a veces es el puerto de llegada de muchas parejas, y viene la decepción
o no es lo que esperaban … y no hay más etapas por venir, no hay más agua que
sacar del pozo, y no porque sea una historia no completada por falta de
fuerzas, sino porque es inviable tal vez y ese hilo de oro llegaba hasta ahí
nada más”. Y es cierto, que “a veces hay incompatibilidades insalvables, y es
más constructivo por ellos mismos y por los que le rodean, comenzar una etapa
separadamente o con la mejor de las cordialidades si se puede”
Estando haciendo esta reflexión cayó en nuestras manos otro artículo,
en este caso de José Antonio Pagola, en el que hablaba de “¿Una familia diferente? O hacer normal la vida de familia”
y en el que ponía a nuestro alcance, no solo el mejor material para construir
ese “edificio” que es nuestra vida en común, sino también al mejor arquitecto
para llevar junto a nosotros, “la dirección de obra”. Contar con Jesús
como una nueva persona en nuestra vida de familia, que la hacía diferente y que
la facultaba para no quedarse en la tercera etapa: “construir desde Jesús
-donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos-”.
Sentíamos que no teníamos que buscar en “razonamientos humanos o psicológicos”
lo que teníamos a nuestro alcance en Jesús, porque es El, él que alienta y
sostiene, el que orienta la vida sana de la familia.
Aunque Jesús se ayuda de muchos elementos cuando parece que todo
termina en la tercera etapa como: “buscar los apoyos necesarios, la
capacidad de pedir ayuda incluso profesional, la madurez psicológica… “ Y
aquí volvemos al texto de Pagola cuando hablan de que muchos padres viven
desbordados por diferentes problemas, y demasiado solos para enfrentarse a su
tarea. El bien que hace poder encontrarse para compartir estos problemas y
preocupaciones, encontrar un apoyo mutuo.
Fondo Noticias Archidiócesis de Granada |
Y aquí concluimos, compartiendo nuestra experiencia propia, como nos ha
ayudado el compartir nuestras dificultades, el hacer el camino junto a otras
parejas y personas. Y si antes hablábamos de la fidelidad “creativa”, aquí
tendríamos que hablar de una “cooperación creativa”, porque de lo que se
trata, “no es de sobrevivir a cualquier costa, sino la de vivir y ser
felices”.
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