"El amor de Cristo nos apremia"
18 de enero de 2017
Día 1: Uno murió por todos (2 Cor
5-14).
Isaías 53, 4-12 Entregó su vida como
ofrenda expiatoria
Salmo 118, 1. 14-29 No me ha
entregado a la muerte
1 Juan 2, 1-2 Jesucristo murió para
que nuestros pecados sean perdonados
Juan 15, 13-17 Dar la vida por los
amigos
Comentario.
Cuando Pablo se
convirtió a Cristo llegó a un entendimiento radicalmente nuevo: una persona
murió por todos. Jesús no murió solo por su pueblo, ni solo por aquellos que
simpatizaban con sus enseñanzas. Murió por todos los pueblos, pasados,
presentes y futuros. Muchos cristianos, fieles al Evangelio, han entregado sus
vidas por sus amigos a lo largo de los siglos. Una de estas personas fue el
franciscano Maximiliano Kolbe, que fue encarcelado en el campo de concentración
nazi de Auschwitz, y que en 1941, voluntariamente, entregó su vida para que un
compañero prisionero pudiera vivir.
Ya que Cristo murió
por todos, «todos en cierto modo han muerto» (2 Co 5, 14). Muriendo con Cristo,
nuestro viejo modo de vida se ha vuelto una cosa del pasado y hemos entrado en
una nueva forma de existencia: la vida en abundancia –una vida en la que
podemos experimentar consuelo, confianza y perdón, también hoy– una vida que
continúa teniendo sentido también después de la muerte. Esta nueva vida es vida
en Dios.
Habiendo llegado a
este entendimiento, Pablo sentía que el amor de Cristo lo apremiaba a predicar
la Buena Noticia de la reconciliación con Dios. Las Iglesias cristianas
comparten este mismo mandato de proclamar el mensaje evangélico. Debemos
preguntarnos a la luz de nuestras divisiones cómo podemos anunciar este
Evangelio de la reconciliación.
Preguntas
¿Qué significa decir
que Jesús «murió por todos»?
El pastor alemán
Dietrich Bonhoeffer escribía: «Soy hermano de otra persona gracias a lo que
Jesucristo hizo por mí y me hizo a mí; la otra persona se ha vuelto un hermano
para mí gracias a lo que Jesucristo hizo por él». ¿Cómo afecta esto a la forma
en la que veo a los demás?
¿Cuáles son las
consecuencias de esto para el diálogo ecuménico e interreligioso?
Oración
Dios y Padre, en Jesús
nos diste a aquel que murió por todos. Él vivió nuestra vida y murió nuestra
muerte. Tú aceptaste su sacrificio y lo elevaste a una nueva vida junto a ti.
Concédenos a nosotros, que hemos muerto con él, poder hacernos uno por el
Espíritu Santo, y vivir en la abundancia de tu divina presencia ahora y por
siempre. Amén.
FUENTE: CEE
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