El sueño de Dios: la familia”
“Oración en Familia con
nuestros seminaristas”
Si el lunes comenzábamos profundizando en el designio de Dios sobre la familia, lugar donde la persona despierta y se siente amada infinitamente, como ser único e irrepetible, por Dios. Ese bello “sueño de Dios para su criatura predilecta: verla realizada en la unión de amor entre hombre y mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación reciproca”.
El martes nos parábamos en ver la necesidad de reflexionar sobre la madurez necesaria para aspirar a hacer realidad este sueño de amor entre un hombre y una mujer“para Dios, el matrimonio no es una utopía de adolescente, sino un sueño sin el cual su creatura estará destinada a la soledad”, para Dios el matrimonio es un sueño de dos. Un sueño hecho realidad en la alianza matrimonial por la que el hombre y la mujer, desde su dignidad de iguales fijan su mirada en Cristo y partiendo de sus diferencias, llegan a una complementariedad y, con la ayuda de Dios, al compromiso que supone el Sacramento del Matrimonio.
El jueves compartíamos como este compromiso sacramental, nos lleva a vivir como iglesias domésticas en nuestros ambientes, especialmente en nuestras parroquias, con un carácter misionero, a vivir como familias cristianas nuestra dimensión misionera, como decía el Papa Francisco, que nos lleva a vivir nuestra “misión en la verdad que no cambia según las modas pasajeras o las opiniones dominantes. La verdad que protege al hombre y a la humanidad de las tentaciones de autoreferencialidad y de transformar el amor fecundo en egoísmo estéril, la unión fiel en vínculo temporal”, de forma especial en medio de las familias y los miembros de nuestras parroquias, siempre a disposición de ellos.
Si éstos días hemos sentido la mirada amorosa y tierna de Dios sobre cada uno de nosotros, sobre nuestras familias, sobre nuestras parroquias y grupos; esta tarde nos reuníamos para alzar la mirada hacia Dios, una mirada agradecida, una mirada de contemplación y admiración por tanto y tanto que se nos ha dado.
La oración en familia llevada por nuestros queridos seminaristas del Seminario Mayor San Cecilio de Granada, ha hecho fácil el sentirnos entre amigos con el Amigo. Ante Jesús Eucaristía expuesto para que lo adoráramos, pero sobre todo para que sintiéramos su consuelo y cercanía. Cuando cantábamos, nuestro corazón podía sentir su presencia real entre nosotros y contemplar su hermosura, sin necesidad de ojos. Nos hemos sentido tan cerca de Dios, en su presencia, hemos sentido como nos acariciaba, nos consolaba, como nos amaba con ternura infinita, y a través de la oración hemos tomado conciencia de la presencia de Dios entre nosotros, nos hemos sentido amados por Dios, como solo El sabe amar, hemos sentido que todo es caricia de Dios. Nuestra oración meditada ha continuado con el rezo de vísperas unidos a Cristo y a toda la Iglesia y a través de los salmos, cánticos y la meditación de la Palabra de Dios, hemos continuado pidiendo por las familias y por las vocaciones.
Ya hoy sábado y pensando en esta XIV Semana diocesana de la Familia, sentíamos cuanto bueno recibimos de Dios, y como cada uno de vosotros, sois un regalo de Dios. De nuestra boca una sola palabra GRACIAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario