martes, 27 de junio de 2017

EL DESAFÍO DE UN AMOR PARA SIEMPRE.

Curso de Formación al Matrimonio y a la vida de familia, intensivo de Junio de 2017.
Hoy, cuando unos jóvenes deciden acercarse a una iglesia y preguntar al sacerdote que tienen que hacer para sellar su amor en el templo mediante el sacramento del matrimonio, en definitiva lo que están afirmando es que quieren apostarlo todo y desde el principio por amor, con el deseo de que ese amor que se profesan sea eterno. Son conscientes de las dificultades, de que no va a ser fácil... pero tienen al mejor aliado con el que se puede contar para llevar adelante el desafío de llevar a término su proyecto de vida en común.


Puede ser que no sepan explicar bien quien es Dios para ellos y exceptuando a unos pocos que tienen una experiencia de vida religiosa activa, les cuesta trabajo hablar de lo que es Dios para ellos, pues su experiencia de Dios no siempre es una vivencia constante en sus vidas.
Este fin  de semana ha sido fácil, pues el grupo de novios estaba abierto a la acción de Jesús y a la gracia que supone el sacramento del matrimonio, y vivo su deseo de aprovechar la presencia de Jesucristo presente en medio de sus vidas.
Un fin de semana en el que los temas de formación han estado iluminados por la experiencia personal de las parejas que han compartido con los novios, que solo un amor paciente y servicial, un amor que no lleve cuenta del mal, que no se engría, que no juzgue, que todo lo soporte; solo un amor que se renueve cada día en Dios que es Amor y se hace don para nosotros, sólo un amor así es capaz de sostenerse, es un amor que no solo no se acaba, sino que crece cada día y en contra de los mensajes que nos llegan continuamente, es un amor que perdura, porque es una garantía de ganancia invitar a Dios a hacer el santo viaje que es nuestra vida de pareja: “Bienaventurado el que encuentra en ti su fuerza y decide en su corazón el santo viaje” (SaI 83,6).


En esta ocasión, han participado 16 parejas, que junto a los agentes del curso, éramos casi cuarenta personas. Damos las gracias a la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias que ha acogido este numeroso grupo de novios animados por Pastoral Familiar de nuestra Diócesis.

El vaso ha sido un regalo -a modo de recuerdo- que les hemos hecho a los novios siguiendo el ejemplo que D. Carlos del Río ponía hablando de la gracia del Sacramento del Matrimonio. La fe es la que nos capacita, la que nos da “forma”, para poder retener la gracia en cada uno de nosotros cuando recibimos un sacramento.



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