VIII SEMANA DE LA FAMILIA.
CONCIERTO SOLIDARIO: LAS FAMILIAS CON HAITI
FAMILIAS SOLIDARIAS
FAMILIAS SOLIDARIAS
El concierto solidario tiene una historia propia que para contarla entera necesitaríamos varias entradas. Todos estábamos impresionados por la magnitud de la tragedia del terremoto de Haití, las imágenes hablaban por sí solas. Veías un drama detrás de cada persona. Por las noticias que nos llegaban, muchas de primera mano, había un drama detrás de cada persona. Y las necesidades eran muchas y en el ánimo de todos estaba la pregunta de ¿qué podíamos hacer?. Lo primero que se nos pasó por la cabeza es que ni teníamos la estructura ni lo nuestro, cómo Pastoral Familiar, eran este tipo de manifestaciones. Después hemos visto que nos faltó la fe.
Las respuestas a los primeros tanteos nos desbordaron, pues a todos los que les comentamos si podíamos contar con ellos para el concierto, no solo nos decían que sí, sino que además conocían a este grupo o a aquella persona que podía actuar también. Casi podríamos pensar en una segunda edición del concierto.
También la respuesta de Emilia Cayuela fue sobre la marcha y la disponibilidad de la Dirección del Colegio de los Salesianos fue inmediata, y puso a nuestra disposición todo lo que necesitábamos.
¿Pero quién podía “sostener” todo el esfuerzo de preparación y estar la tarde del sábado en los Salesianos? Y rápidamente la generosidad de Familias Nuevas de los Focolares nos hizo ver que no era una ilusión, que era posible.
El concierto tenía dos objetivos: por un lado recaudar fondos para Haití, por otro que las familias trabajáramos juntas. Y la generosidad de todos los movimientos nos ha desbordado. Ayer mismo hablábamos con familias de la Institución Teresiana que aún tiene dinero para Haití de la Fila 0; también en la difusión del concierto, una oportunidad para llevar el espíritu de familia a ambientes donde no se puede llevar de otra manera.
Y llegó la tarde del concierto.
Difícilmente se nos olvidará la imagen del patio del colegio lleno de músicos ¡lo que mueve una banda de música!; o los niños de los Maristas correteando de un lado para otro, ¡cómo en cualquiera de nuestras casas!; el salón de actos completamente lleno, todos queriendo pillar un buen sitio; o los jóvenes del quinteto de música de cámara buscando donde preparar los instrumentos y prepararse para su actuación, entre las sevillanas de la paella solidaria que estaba recogiendo sus mesas en el patio grande del colegio... todo bullía vaticinando una magnifica tarde, hasta el tiempo nos respetó al principio, y pudimos entrar en la sala sin mojarnos, aunque una vez que terminamos y ya nos íbamos, la lluvia pareció querer unirse a nuestra tarde de fiesta y tuvimos que abrir los paraguas.
El telón del escenario se abrió y la magnífica presentación de Emilia Cayuela, su buen hacer, su cercanía con cada uno de los que pasaron por el escenario, hizo que nos sintiéramos en casa, sin perder en ningún momento el nivel y la categoría que hubiéramos podido encontrar en cualquier teatro de España. Sus palabras de saludo hizo que rápidamente nos sintiéramos una única familia, los de aquí y los de allí, unidos por un único Ideal, sentirnos todos hermanos, y como una única familia, cuando unos sufren, sufrimos todos.
Las respuestas a los primeros tanteos nos desbordaron, pues a todos los que les comentamos si podíamos contar con ellos para el concierto, no solo nos decían que sí, sino que además conocían a este grupo o a aquella persona que podía actuar también. Casi podríamos pensar en una segunda edición del concierto.
También la respuesta de Emilia Cayuela fue sobre la marcha y la disponibilidad de la Dirección del Colegio de los Salesianos fue inmediata, y puso a nuestra disposición todo lo que necesitábamos.
¿Pero quién podía “sostener” todo el esfuerzo de preparación y estar la tarde del sábado en los Salesianos? Y rápidamente la generosidad de Familias Nuevas de los Focolares nos hizo ver que no era una ilusión, que era posible.
El concierto tenía dos objetivos: por un lado recaudar fondos para Haití, por otro que las familias trabajáramos juntas. Y la generosidad de todos los movimientos nos ha desbordado. Ayer mismo hablábamos con familias de la Institución Teresiana que aún tiene dinero para Haití de la Fila 0; también en la difusión del concierto, una oportunidad para llevar el espíritu de familia a ambientes donde no se puede llevar de otra manera.
Y llegó la tarde del concierto.
Difícilmente se nos olvidará la imagen del patio del colegio lleno de músicos ¡lo que mueve una banda de música!; o los niños de los Maristas correteando de un lado para otro, ¡cómo en cualquiera de nuestras casas!; el salón de actos completamente lleno, todos queriendo pillar un buen sitio; o los jóvenes del quinteto de música de cámara buscando donde preparar los instrumentos y prepararse para su actuación, entre las sevillanas de la paella solidaria que estaba recogiendo sus mesas en el patio grande del colegio... todo bullía vaticinando una magnifica tarde, hasta el tiempo nos respetó al principio, y pudimos entrar en la sala sin mojarnos, aunque una vez que terminamos y ya nos íbamos, la lluvia pareció querer unirse a nuestra tarde de fiesta y tuvimos que abrir los paraguas.
El telón del escenario se abrió y la magnífica presentación de Emilia Cayuela, su buen hacer, su cercanía con cada uno de los que pasaron por el escenario, hizo que nos sintiéramos en casa, sin perder en ningún momento el nivel y la categoría que hubiéramos podido encontrar en cualquier teatro de España. Sus palabras de saludo hizo que rápidamente nos sintiéramos una única familia, los de aquí y los de allí, unidos por un único Ideal, sentirnos todos hermanos, y como una única familia, cuando unos sufren, sufrimos todos.
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