viernes, 16 de agosto de 2013

CADA SÍ A DIOS ES UN PASO HACIA EL CIELO, COMO MARÍA: EL PAPA EN EL ÁNGELUS

 “Porque esto es lo que el Señor quiere: ¡que todos sus hijos tengamos la vida en abundancia! ¡Dios nos quiere a todos con él en su casa!”, expreso el Obispo de Roma en la oración del Ángelus este 15 de agosto, al final de la Eucaristía celebrada en la Plaza de la Libertad de Castel Gandolfo.

 El Sucesor de Pedro recordó especialmente el 25° aniversario de la Carta Apostólica: Mulieris Dignitatem, del beato Juan Pablo II, sobre la dignidad y la vocación de la mujer. “Este documento es rico de ideas que merecen ser retomadas y desarrolladas… para que todas las mujeres se encuentren a sí mismas y la plenitud de su vocación”.
Texto completo de la alocución del Papa a la hora del ángelus en la Solemnidad de la Asunción de María Santísima:
Queridos hermanos y hermanas, al término de esta celebración nos dirigimos a la Virgen María con la oración del ángelus. El camino de María hacia el Cielo comenzó con aquel “sí” pronunciado en Nazaret, en respuesta al Mensajero celestial que le anunciaba la voluntad de Dios para Ella. Y, en realidad, es precisamente así: cada “sí” a Dios es un paso hacia el Cielo, hacia la vida eterna. Porque esto quiere el Señor: ¡que todos sus hijos tengan vida en abundancia! ¡Dios nos quiere a todos consigo, en su casa!
Llegan lamentablemente noticias dolorosas de Egipto. Deseo asegurar mi oración por todas las víctimas y sus familiares. Por los heridos y por cuantos sufren. Oremos juntos por la paz, el diálogo, la reconciliación en esa querida tierra y en el mundo entero. María Reina de la paz ruega por nosotros. Digamos todos María Reina de la paz ruega por nosotros.
Deseo recordar el 25° aniversario de la Carta Apostólica Mulieris dignitatem, del beato Papa Juan Pablo II, sobre la dignidad y la vocación de la mujer. Este documento es rico de ideas que merecen ser retomadas y desarrolladas; y en la base de todo está la figura de María. En efecto, salió con ocasión del Año Mariano. Hagamos nuestra la oración puesta al final de esta Carta Apostólica (Cfr. n. 31): a fin de que, meditando el misterio bíblico de la mujer, condensado en María, todas las mujeres se encuentren a sí mismas y la plenitud de su vocación. En toda la Iglesia se profundice y entienda cada vez más el tan gran e importante papel de la mujer. Agradezco a todos los presentes, habitantes de Castel Gandolfo y peregrinos. Les agradezco a ustedes, habitantes de Castel Gandolfo. Muchas gracias, y a todos los peregrinos, en particular a los de Guinea con su Obispo. Saludo con afecto a las alumnas del Colegio Pasionista “Michael Ham” de Vicente López, Argentina; así como a los jóvenes de la Banda de música del Colegio José de Jesús Rebolledo de Coatepec, México.

Ahora todos juntos recemos a la Virgen

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