Francisco
a la primera pregunta de los novios: Importante no sólo la duración sino
también la calidad. Recen: 'Señor, dadnos hoy muestro amor cotidiano'
Esta mañana el papa
Francisco en la plaza de San Pedro encontró a las miles de parejas de novios
allí presentes, y respondió a algunas preguntas. A continuación las palabras
del Santo Padre. Presentamos el texto completo de la primer pregunta.
Primera pregunta: El
miedo del “por siempre” Santidad, muchos hoy piensan que prometerse fidelidad
para toda la vida sea demasiado difícil. Muchos sienten que el desafío de vivir
juntos por siempre es bello, fascinante, pero demasiado exigente, casi
imposible. Le pedimos una palabra para iluminarnos sobre esto.
Les agradezco por la
pregunta y el testimonio. Les explico a los presentes, que ellos me han enviado
las preguntas antes, ¿se entiende, verdad? Así yo he podido reflexionar y
pensar a una respuesta así, más sólida.
Es importante pedirse
si es posible amarse 'para siempre'. Esta es una pregunta que tenemos que
hacernos. ¿Es posible amarse para siempre? Hoy tantas personas tienen miedo de
tomar decisiones definitivas, para toda la vida, parece imposible.
Un joven le decía a su
obispo: quiero hacerme sacerdote pero solamente por diez años. Es un miedo
general, típico de nuestra cultura. Tomar decisiones para toda la vida parece
imposible.
Hoy todo cambia
rápidamente, nada dura mucho... Y esta mentalidad lleva a decir a tantos que se
preparan para el matrimonio: “Estamos juntos mientras dure el amor”. Y después:
“Te saludos y nos vemos”, y termina así el matrimonio. Pero ¿qué entendemos por
amor?, es solamente un sentimiento, un estado psicofísico?
Claro que si es
solamente esto no se pueden construir encima nada que sea sólido. En cambio si
el amor es una realidad que crece, y podemos decir como ejemplo, como se
construye una casa. Crece y se construye como una casa. Y la casa se construye
juntos y no cada uno por su lado. Construir aquí significa favorecer el
crecimiento.
Queridos novios,
ustedes se están preparando para crecer juntos, para construir esta casa, para
vivir juntos para siempre. No la cimienten en la arena de los sentimientos, que
van y vienen, sí en cambio en la roca del amor verdadero, el amor que viene de
Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer, de la misma
manera que se construye una casa, que sea lugar de afecto, de ayuda, de
esperanza, de apoyo. Pero todo junto: afecto, ayuda, esperanza, apoyo.
Como el amor de Dios es
estable y para siempre, así también el amor en el que se funda la familia
queremos que sea estable y para siempre. ¡Por favor, no nos dejemos
convencer por la 'cultura de lo provisorio'.Por esta cultura que nos invade a
todos, porque esta cultura no va!.
¿Cómo curarse de este
miedo del 'sí para siempre'? Se cuida día a día, confiándose al Señor Jesús en
una vida que se vuelve un camino espiritual cotidiano, hecho de pasos, pasos
pequeños, pasos de crecimiento común, compuesto por el empeño para volverse
mujeres y hombres maduros en la fe. ¡Porque, queridos novios, el 'para
siempre', no es solamente una cuestión de duración! Un matrimonio se logra no
solamente por la duración, sino también es importante su calidad.
Estar juntos y saberse
amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos. Me viene en mente el
milagro de la multiplicación de los panes: también para ustedes el Señor puede
multiplicar vuestro amor y donárselo fresco y bueno de cada día. ¡Él tiene una
reserva infinita!, Él les dona el amor que es el fundamento de vuestra unión y
cada día lo renueva, lo refuerza. Y lo vuelve aún más grande cuando la familia
crece con los hijos.
En este camino es
importante, es necesaria la oración, siempre, él por ella y ella por él, y
ambos piden juntos. Pidan a Jesus que multiplique vuestro amor. En la oración
del Padre Nuestro nosotros decimos: “Dadnos hoy el pan nuestro cotidiano”. Los
esposos pueden aprender a rezar también así: “Señor, dadnos hoy muestro amor
cotidiano”, ¡Porque el amor cotidiano de los esposos es el pan, del alma, el
pan que nos sostiene para ir adelante!
Esta oración veamos si sabemos
decirla: Señor dadnos hoy nuestro amor cotidiano, digámoslo todos juntos,
(Señor dadnos...). otra vez. Y esta es la oración de los novios y de los
esposos: enséñanos a amarnos y a querernos mucho. Más se confiarán en Él, más
vuestro amor será siempre capaz de renovarse y le ganará a todas las
dificultades. Esto es lo que quería responder a vuestra pregunta.
Sepa cómo se desarrolló
el encuentro del Santo Padre con los novios y las otras
respuestas
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