Ante
el menosprecio que sufre hoy la institución familiar, el Santo Padre Francisco
destacó la belleza de la familia, célula básica de la sociedad humana, reflejo
de Dios, que desde el principio bendijo al hombre y a la mujer para que fueran
fecundos.
Abriendo el Consistorio extraordinario, el
Obispo de Roma dirigió este jueves unas palabras de cordial bienvenida y puso
de relieve las reflexiones que caracterizarán estos días, centradas en la
familia y el matrimonio, en la grandeza de esta realidad humana, tan sencilla y
a la vez tan rica, llena de alegrías y esperanzas, de fatigas y sufrimientos,
como toda la vida, el Papa recordó el plan luminoso de Dios sobre la familia,
exhortando a ayudar a los cónyuges a vivirlo con alegría en su vida,
acompañándoles en sus muchas dificultades. Después de la Hora Tercia, en el
Aula del Sínodo en el Vaticano, y del saludo del Cardenal Decano dio comienzo
la reunión del Pontífice con los purpurados. «El Evangelio de la Familia», fue
el titulo de la relación introducida, a cargo del Cardenal Walter Kasper, para
luego proseguir las intervenciones de otros cardenales. Recordamos que el
encuentro culminará este viernes por la tarde y el sábado 22 de febrero, fiesta
de la Cátedra de Pedro, Apóstol, el Papa creará 19 nuevos cardenales.
Texto completo de las
palabras del Papa:
Queridos hermanos
Los saludo cordialmente
y doy gracias con ustedes al Señor, que nos concede estos días para
encontrarnos y trabajar juntos. Damos la bienvenida especialmente a los
hermanos que este sábado serán creados cardenales, y los acompañamos con la
oración y el afecto fraterno.
En estos días
reflexionaremos de modo particular sobre la familia, que es la célula básica de
la sociedad humana. El Creador ha bendecido desde el principio al hombre y a la
mujer para que fueran fecundos y se multiplicaran sobre la tierra; así, la
familia representa en el mundo como un reflejo de Dios, Uno y Trino.
Nuestra reflexión
tendrá siempre presente la belleza de la familia y del matrimonio, la grandeza
de esta realidad humana, tan sencilla y a la vez tan rica, llena de alegrías y
esperanzas, de fatigas y sufrimientos, como toda la vida. Trataremos de
profundizar en la teología de la familia, y en la pastoral que debemos
emprender en las condiciones actuales. Hagámoslo con profundidad y sin caer en
la casuística, porque esto haría reducir inevitablemente el nivel de nuestro
trabajo. Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es
reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia
hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la
humanidad. Se nos pide que realcemos el plan luminoso de Dios sobre la familia,
y ayudemos a los cónyuges a vivirlo con alegría en su vida, acompañándoles en
sus muchas dificultades.
Damos las gracias al cardenal Walter Kasper
por la valiosa contribución que nos ofrece con su introducción. Gracias a
todos, y que tengan buen día.
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