Chiara
Corbella falleció hace dos semanas dando su vida para que naciese su hijo
Francesco
La italiana, de 28
años, se negó a recibir sesiones de quimioterapia.
Chiara y su marido, Francesco,
tuvieron dos hijos primero. Los dos murieron minutos después de nacer.
Chiara Corbella, una
joven italiana de 28 años, lo dio todo por su hijo. Tanto es así que
dio la vida por él. Cuando le diagnosticaron cáncer de lengua, estaba
embarazada de cinco meses. Ella se negó a iniciar un tratamiento muy
agresivo ya que no quería sacrificar la vida de su esperado bebé, al que
llamarían Francesco. Quiso retrasar lo más posible sus sesiones de
quimioterapia para que las radiaciones no afectaran al feto.
Su marido, Enrico, le
apoyó en todo momento. “No quiero morir por Francesco, quiero dar mi vida
Francesco”, dijo Chiara. Según los médicos el feto estaba perfectamente formado
y era sano.
Francesco nació el 30
de mayo de 2011. Chiara inició la quimioterapia con cuatro meses de
retraso. Esto hizo que su cuerpo fuera perdiendo fuerza y se debilitara cada
vez más. Llego a perder la vista de su ojo derecho.
Chiara murió feliz, así
lo dicen sus familiares. “Se sentía con fuerzas para ironizar sobre su muerte”. Sabía
que iba a morir pero nunca dejo de luchar.
Y es que la historia de
Chiara no se queda ahí. En 2010 la pareja supo que estaba esperando su
primero hijo, era una niña y la llamarían María. Los médicos dijeron que
su embarazo se estaba complicando y que probablemente su hija vendría con
problemas de salud. Aún así, la pareja no se rindió y nunca se planteó
abortar. Deseaban a esa niña y la cuidarían costase lo que costase.
María murió a la media
hora de nacer habiendo sido bautizada. En una conferencia que dio Chiara
refiriendose a su hija decía:“El momento en el que la he visto ha sido un
momento que no olvidaré jamás. En ese momento he entendido que estábamos unidas
en la vida aunque no pensaba en el hecho de que ella estaría poco con nosotros.
Ella estaba unida a mí por la vida, porque era mi hija”.
Al poco tiempo supo
que estaba embarazada por segunda vez. Sin embargo la historia se volvió a
repetir ya que el feto venía con malformaciones. De nuevo, la pareja no se
rindió y siguió adelante con el embarazo. El bebé nació, aunque a los
pocos minutos su corazón se paró.
Por eso, Chiara
deseó tanto la llegada del que sería su tercer hijo, Francesco. Le escribió una
carta en su primer cumpleaños, en mayo de este año.En ella le decía: “Voy al
cielo para ocuparme de María y David, tú quédate aquí con papá. Yo desde allí
rezaré por vosotros. Eres especial y tienes una gran misión. El Señor te ha
elegido y yo te mostraré el camino a seguir si abres tu corazón. Confía en mí,
vale la pena. Mamá”.
El pasado 13 de junio murió,
aunque Chiara había cumplido su misión.Una veintena de sacerdotes acompañaron
al cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, quien presidió el funeral
de Chiara. La calificó como “la segunda Gianna Beretta Molla”, una santa
italiana que a mediados del pasado siglo también ofreció su vida por la
salvación de su bebé.
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