En
el 70 aniversario de su fundación, el Movimiento ha comenzado un proceso de
reconfiguración en todo el mundo
Hoy se cumple el
sexto aniversario del fallecimiento de Chiara Lubich. El Movimiento de los Focolares
(denominado también Obra de María), por ella iniciado, la
recuerda con distintos actos y celebraciones en todas las partes del
planeta.
Este año también se
celebra el 70 aniversario de la fundación de los Focolares y tendrá lugar
su Asamblea General. Una ocasión óptima para hacer balance y responder a los
desafíos a los que se enfrenta el Movimiento en todo el mundo, según han
informado en un comunicado.
En los comienzos de la
Obra de María, en 1944, al concluir la celebración de la eucaristía en la
fiesta de Cristo Rey, la joven Lubich se reunió con algunas
compañeras alrededor del altar. Durante la liturgia, habían escuchado el salmo:
"Pídeme y te daré en herencia todas las gentes y en dominio hasta los
últimos confines de la Tierra" (Sal 2, 8). La respuesta de Chiara no se
hizo esperar: "Tú sabes cómo se puede realizar la unidad –dicen-. Aquí
estamos, úsanos, si quieres".
En unas recientes
declaraciones, la actual presidente de los Focolares, Maria Voce, ha hecho suyo este ofrecimiento a Dios:
“usa de nosotros”. Asimismo, ha manifestado el deseo de que todos sus
miembros sean siempre instrumentos de comunión.
Con vistas a favorecer
un desarrollo en este sentido, hace unos meses se abrió una nueva etapa en el
Movimiento. Un proceso de reconfiguración en todo el mundo, que está
involucrando a todas las personas pertenecientes a los Focolares, y que
pretende ofrecer una respuesta adecuada a las necesidades y expectativas
actuales de la sociedad y al llamamiento que en diferentes ocasiones ha
realizado el papa Francisco de "salir a las periferias".
La Obra de María quiere
asumir el compromiso de salir "al encuentro de las periferias
existenciales del mundo" y "ponerse en actitud de escuchar a la
humanidad de hoy". Se trata, por tanto, de un momento de
"renovación" que conduce a una vuelta a los primeros años del
Movimiento, en los que "el amor a los demás era prioritario y la alegría
el fruto espontáneo de ir al encuentro del prójimo". Y de un compromiso
que "exige una preparación, una redistribución de personas y una
reconfiguración territorial en todo el mundo".
Este movimiento eclesial
nace en Trento el 7 de diciembre 1943, día en el que Chiara Lubich,
entonces poco más que veinte añera, consagra su vida para siempre a Dios.
Desde los inicios, la gente lo llamará ‘de los focolares’, por el fuego
del amor evangélico experimentado.
Desde los inicios,
jóvenes y familias, ancianos y niños, trabajadores y profesionales,
políticos y hombres de cultura, sacerdotes, religiosos y religiosas
de varias congregaciones y consagradas de institutos seculares han sentido
la llamada a vivir con radicalidad la espiritualidad de la unidad y a
suscitar en los diversos ambientes espacios de fraternidad.
Aún siendo una obra
única, se han delineado varias ramas (25) que animan a su vez a
movimientos de amplio alcance (9) que trabajan en el mundo de la familia (Familias
Nuevas), en la sociedad (Humanidad Nueva), en el mundo eclesial (Movimiento
parroquial y diocesano, sacerdotal, de los religiosos y de las religiosas), y
entre los jóvenes y chicos (Jóvenes por un mundo unido y Chicos por la unidad).
El Movimiento de los
Focolares se perfila con la fisonomía de un pequeño pueblo compuesto por
personas de distintas razas, culturas y categorías sociales. En la
actualidad está difundido en 194 naciones y cuenta con centros en 81 países.
Para más
información: www.focolare.org
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