domingo, 31 de agosto de 2014

ENTREVISTA DE D. CARLOS GRANADOS GARCÍA AL SR. CARD. GERHARD L. MÜLLER.

Publicado en iglesia actualidad
La esperanza de la familia
P. – Ultimamente, el problema de los divorciados vueltos a casar vuelve a ser centro de la opinión pública. Partiendo de una cierta interpretación de la Escritura, de la tradición patrística y de los textos del magisterio, se han sugerido soluciones que proponen innovaciones. ¿Podemos esperar un cambio doctrinal?
R. – Ni siquiera un concilio ecuménico puede cambiar la doctrina de la Iglesia porque su fundador, Jesucristo, ha confiado la custodia fiel de sus enseñanzas y de su doctrina a los apóstoles y a sus sucesores. En lo que concierne al matrimonio tenemos una doctrina elaborada y estructurada, basada en la palabra de Jesús, que hay que ofrecer en su integridad. La absolutaindisolubilidad de un matrimonio válido no es una mera doctrina, sino un dogma divino y definido por la Iglesia. Frente a la ruptura de hecho de un matrimonio válido, no es admisible otro “matrimonio” civil. De lo contrario, estaríamos frente a una contradicción porque si la precedente unión, el “primer” matrimonio o, mejor aún, el matrimonio, es realmente un matrimonio, otra unión sucesiva no es “matrimonio”. Es sólo un juego de palabras hablar de primer y de segundo “matrimonio”. El segundo matrimonio sólo es posible cuando el cónyuge legítimo ha muerto, o cuando el matrimonio ha sido declarado inválido, porque en estos casos el vínculo precedente se ha disuelto. En caso contrario, nos encontramos ante lo que se llama “impedimento de vínculo”.
A este propósito, deseo resaltar que el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la congregación que ahora presido, con la aprobación del entonces Papa San Juan Pablo II, tuvo que intervenir expresamente para rechazar un hipótesis similar a la de su pregunta.
Esto no impide hablar del problema de la validez de muchos matrimonios en el actual contexto de secularización. Todos hemos participado en bodas en las que no se sabía bien si los contrayentes del matrimonio estaban realmente dispuestos a “hacer lo que hace la Iglesia” en el rito del matrimonio. Benedicto XVI ha pedido reiteradamente que se reflexione sobre el gran desafío representado por los bautizados no creyentes. En consecuencia, la congregación para la doctrina de la fe ha acogido la preocupación del Papa y un gran número de teólogos y otros colaboradores están trabajando para resolver el problema de la relación entre fe explícita y fe implícita.
¿Qué sucede cuando un matrimonio carece incluso de la fe implícita? Ciertamente, cuando ésta falta, aunque haya sido celebrado “libere et recte”, el matrimonio podría resultar inválido. Ello induce a considerar que además de los criterios clásicos para declarar la invalidez del matrimonio, habría que reflexionar más sobre el caso en el que los cónyuges excluyen la sacramentalidad del matrimonio. Actualmente estamos aún en una fase de estudio, de reflexión serena pero tenaz sobre este punto. No considero oportuno anticipar conclusiones precipitadas, visto que todavía no hemos encontrado la solución, pero ello no es óbice para que señale que en nuestra congregación estamos dedicando muchas energías para dar una respuesta correcta al problema planteado por la fe implícita de los contrayentes.

P. – Por consiguiente, si el sujeto excluyese la sacramentalidad del matrimonio, como hacen quienes excluyen a los hijos en el momento de casarse, este hecho, ¿podría hacer hacer nulo el matrimonio contraído?
R. – La fe pertenece a la esencia del sacramento. Ciertamente, es necesario aclarar la cuestión jurídica planteada por la invalidez del sacramento a causa de una evidente falta de fe. Un célebre canonista, Eugenio Corecco, decía que el problema surge cuando es necesario concretar el grado de fe necesario para que pueda realizarse la sacramentalidad. La doctrina clásica había admitido una posición minimalista, exigiendo una simple intención implícita: “Hacer lo que hace la Iglesia”. Corecco añadió que en el actual mundo globalizado, multicultural y secularizado, en el que la fe no es un dato que se pueda simplemente presuponer, es necesario exigir por parte de los contrayentes una fe más explícita si realmente queremos salvar el matrimonio cristiano.
Quiero repetir de nuevo que dicha cuestión está todavía en fase de estudio. Establecer un criterio válido y universal al respecto no es ciertamente una cuestión fútil. En primer lugar, porque las personas están en constante evolución, tanto por los conocimientos que poco a poco adquieren con el paso de los años, como por su vida de fe. ¡El aprendizaje y la fe no son datos estadísticos! A veces, en el momento de contraer matrimonio, una determinada persona no era creyente; pero es también posible que en su vida se haya dado un proceso de conversión, experimentando así una “sanatio ex posteriori” de lo que en aquel momento era un grave defecto de consentimiento.
En todo caso, deseo repetir que cuando nos encontramos en presencia de un matrimonio válido, de ningún modo es posible disolver ese vínculo: ni el Papa ni ningún otro obispo tienen autoridad para hacerlo, porque se trata de una realidad que pertenece a Dios, no a ellos.

P. – Se habla de la posibilidad de permitir a los cónyuges “rehacer su vida”. Se ha dicho también que el amor entre cónyuges cristianos puede “morir”. ¿Puede verdaderamente un cristiano emplear esta fórmula? ¿Es posible que muera el amor entre dos personas unidas por el sacramento del matrimonio?
R. – Estas teorías son radicalmente erróneas. No se puede declarar acabado un matrimonio con el pretexto de que el amor entre los cónyuges está “muerto”. La indisolubilidad del matrimonio no depende de los sentimientos humanos, permanentes o transitorios. Esta propiedad del matrimonio ha sido querida por Dios mismo. El Señor se ha implicado en el matrimonio entre el hombre y la mujer, por lo que el vínculo existe y tiene su origen en Dios. Esta es la diferencia.
En su íntima realidad sobrenatural el matrimonio incluye tres bienes: el bien de la recíproca fidelidad personal y exclusiva (el “bonum fidei“); el bien de la acogida de los hijos y de su educación en el conocimiento de Dios (el “bonum prolis“) y el bien de la indisolubilidad o indestructibilidad del vínculo, que tiene por fundamento permanente la unión indisoluble entre Cristo y la Iglesia, sacramentalmente representada por la pareja (el “bonum sacramenti“). Por lo tanto, si bien es posible para el cristiano suspender la comunión física de vida y de amor, la denominada “separación de mesa y lecho”, no es lícito contraer un nuevo matrimonio mientras viva el primer cónyuge, porque el vínculo legítimamente contraído es perpetuo. El vínculo matrimonial indisoluble corresponde de algún modo al carácter (“res et sacramentum“) impreso por el bautismo, por la confirmación, por el sacramento del orden.


P. – A este propósito se habla también mucho de la importancia de la “misericordia”. ¿Se puede interpretar la misericordia como un “hacer excepciones” a la ley moral?
R. – Si abrimos el Evangelio, vemos que también Jesús, dialogando con los fariseos a propósito del divorcio, alude al binomio “divorcio” y “misericordia” (cfr. Mt 19, 3-12). Acusa a los fariseos de no ser misericordiosos, porque según su engañosa interpretación de la Ley habían concluido que Moisés habría concedido un supuesto permiso de repudiar a sus mujeres. Jesús les recuerda que la misericordia de Dios existe como remedio de nuestra debilidad humana. Dios nos da su gracia para que podamos serle fieles.
Esta es la verdadera dimensión de la misericordia de Dios. Dios perdona también un pecado tan grave como el adulterio; sin embargo, no permite otro matrimonio que pondría en duda un matrimonio sacramental ya existente, matrimonio que expresa la fidelidad de Dios. Hacer tal llamamiento a una presunta misericordia absoluta de Dios equivale a un juego de palabras que no ayuda a aclarar los términos del problema. En realidad, me parece que es un modo de no percibir la profundidad de la auténtica misericordia divina.
Asisto con un cierto asombro al empleo, por parte de algunos teólogos, del mismo razonamiento sobre la misericordia como pretexto para favorecer la admisión a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar civilmente. La premisa de partida es que, desde el momento en que es Jesús mismo quien ha tomado partido por los que sufren, ofreciéndoles su amor misericordioso, la misericordia es la señal especial que caracteriza todo seguimiento auténtico. Esto es verdad en parte. Sin embargo, una referencia equivocada a la misericordia comporta el grave riesgo de banalizar la imagen de Dios, según la cual Dios no sería libre, sino que estaría obligado a perdonar. Dios no se cansa nunca de ofrecernos su misericordia: el problema es que somos nosotros quienes nos cansamos de pedirla, reconociendo con humildad nuestro pecado, como ha recordado con insistencia el Papa Francisco en el primer año y medio de su pontificado.
Los datos de la Escritura revelan que, junto a la misericordia, también la santidad y la justicia pertenecen al misterio de Dios. Si ocultásemos estos atributos divinos y se banalizara la realidad del pecado, no tendría ningún sentido implorar la misericordia de Dios para las personas. Por eso se entiende que Jesús, después de haber tratado a la mujer adúltera con gran misericordia, haya añadido como expresión de su amor: “Vete y no peques más” (Jn 8, 11). La misericordia de Dios no es una dispensa de los mandamientos de Dios y de las enseñanzas de la Iglesia. Es todo lo contrario: Dios, por infinita misericordia, nos concede la fuerza de la gracia para un cumplimiento pleno de sus mandamientos y de este modo restablecer en nosotros, tras la caída, su imagen perfecta de Padre del Cielo.

P. – Evidentemente aquí se plantea la relación entre el sacramento de la eucaristía y el sacramento del matrimonio. ¿Cómo se puede entender la relación entre ambos sacramentos?
R. – La comunión eucarística es expresión de una relación personal y comunitaria con
Jesucristo. A diferencia de nuestros hermanos protestantes y en línea con la tradición de la Iglesia, para los católicos ésta expresa la unión perfecta entre la cristología y la eclesiología. Por consiguiente, no puedo tener una relación personal con Cristo y con su verdadero Cuerpo presente en el sacramento del altar y, al mismo tiempo, contradecir al mismo Cristo en su Cuerpo místico, presente en la Iglesia y en la comunión eclesial. Por lo tanto, podemos afirmar sin error que si alguien se encuentra en situación de pecado mortal no puede y no debe acercarse a la comunión.
Esto sucede siempre, no sólo en el caso de los divorciados vueltos a casar, sino en todos los casos en los que haya una ruptura objetiva con lo que Dios quiere para nosotros. Éste es por definición el vínculo que se establece entre los diversos sacramentos. Por ello, es necesario estar muy atentos frente a una concepción inmanentista del sacramento de la eucaristía, es decir, a una comprensión fundada sobre un individualismo extremo, que subordine a las propias necesidades o a los propios gustos la recepción de los sacramentos o la participación en la comunión eclesial.
Para algunos la clave del problema es el deseo de comulgar sacramentalmente, como si el simple deseo fuera un derecho. Para otros muchos, la comunión es sólo una manera de expresar la pertenencia a una comunidad. Ciertamente, el sacramento de la eucaristía no puede ser concebido de modo reductivo como expresión de un derecho o de una identidad comunitaria: ¡la eucaristía no puede ser un “social feeling”!
A menudo se sugiere dejar la decisión de acercarse a la comunión eucarística a la conciencia personal de los divorciados vueltos a casar. También este argumento expresa un dudoso concepto de “conciencia”, que fue rechazado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1994. Antes de acercarse a recibir la comunión, los fieles saben que tienen que examinar su conciencia, lo que les obliga a formarla continuamente y, por lo tanto, a ser apasionados buscadores de la verdad.
En esta dinámica tan peculiar, la obediencia al magisterio de la Iglesia no es una carga, sino una ayuda para descubrir la tan anhelada verdad sobre el propio bien y el de los otros.

P. – Aquí surge el gran desafío de la relación entre doctrina y vida. Se ha dicho que, sin tocar la doctrina, ahora es necesario adaptarla a la “realidad pastoral”. Esta adaptación supondría que la doctrina y la praxis pastoral podrían seguir, de hecho, caminos distintos.
R. – La separación entre vida y doctrina es propia del dualismo gnóstico. Como lo es separar justicia y misericordia, Dios y Cristo, Cristo Maestro y Cristo Pastor o separar a Cristo de la Iglesia. Hay un solo Cristo. Cristo es el garante de la unidad entre la Palabra de Dios, la doctrina y el testimonio con la propia vida. Todo cristiano sabe que sólo a través de la sana doctrina podemos conseguir la vida eterna.
Las teorías que usted ha planteado intentan describir la doctrina católica como una especie de museo de las teorías cristianas: una especie de reserva que interesaría sólo a ciertos especialistas. La vida, por su parte, no tendría nada que ver con Jesucristo tal como Él es y como nos lo muestra la Iglesia. El cristianismo que todos juzgan tan severo se estaría convirtiendo en una nueva religión civil, políticamente correcta, reducida a algunos valores tolerados por el resto de la sociedad. De este modo se alcanzaría el objetivo inconfesable de algunos: arrinconar la Palabra de Dios para poder dirigir ideológicamente a toda la sociedad.
Jesús no se encarnó para exponer algunas simples teorías que tranquilizaran la conciencia y dejaran, en el fondo, las cosas como están. El mensaje de Jesús es una vida nueva. Si alguien razonara y viviera separando la vida de la doctrina, no sólo deformaría la doctrina de la Iglesia transformándola en una especie de pseudofilosofía idealista, sino que se engañaría a sí mismo. Vivir como cristiano comporta vivir a partir de la fe en Dios. Adulterar este esquema significa realizar el temido compromiso entre Dios y el demonio.

P. – Para defender la posibilidad de que un cónyuge pueda “rehacer su vida” con un segundo matrimonio estando en vida aún el primer cónyuge, se ha recurrido a algunos testimonios de los Padres de la Iglesia que parecerían tender a una cierta condescendencia hacia estas nuevas uniones.
R. – Es cierto que en el conjunto de la patrística se pueden encontrar distintas interpretaciones o adaptaciones a la vida concreta; no obstante, no hay ningún testimonio de los Padres orientado a una aceptación pacífica de un segundo matrimonio cuando el primer cónyuge está aún en vida.
Ciertamente, en el Oriente cristiano ha tenido lugar una cierta confusión entre la legislación civil del emperador y las leyes de la Iglesia, lo que ha producido una práctica distinta que en determinados casos ha llegado a admitir el divorcio. Pero bajo la guía del Papa, la Iglesia católica ha desarrollado en el curso de los siglos otra tradición, recogida en el código de derecho canónico actual y en el resto de la normativa eclesiástica, claramente contraria a cualquier intento de secularizar el matrimonio. Lo mismo ha sucedido en varios ambientes cristianos de Oriente.
A veces he descubierto cómo se aíslan y descontextualizan algunas citas puntuales de los Padres para sostener así la posibilidad de un divorcio y de un segundo matrimonio. No creo que sea correcto, desde el punto de vista metodológico, aislar un texto, quitarlo del contexto, transformarlo en una cita aislada, desvincularlo del marco global de la tradición. Toda la tradición teológica y magisterial debe ser interpretada a la luz del Evangelio y en lo que atañe al matrimonio encontramos algunas palabras del propio Jesús absolutamente claras. No creo que sea posible una interpretación distinta de lo que ya ha sido señalada hasta ahora por la tradición y el magisterio de la Iglesia sin ser infieles a la Palabra revelada.
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FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

 "Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades" 

Papa Francisco

sábado, 30 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

"Los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos"

Papa Francisco 

PAPA FRANCISCO: SOBRE LA UNIDAD DE LA IGLESIA.

Queridos hermanos y hermanas: Cuando recitamos el 'Credo', decimos que la Iglesia es 'una' y 'santa', aunque sabemos por experiencia que también está compuesta de pecadores y que no faltan divisiones. Jesús, antes de su Pasión, pidió por la unidad de sus discípulos: 'que todos sean uno'. Nos confía así su deseo de que la unidad sea una de las notas características de nuestra comunidad. Los pecados contra la unidad no son sólo los cismas, sino también las cizañas más comunes de nuestras comunidades: envidias, celos, antipatías…  Esto es humano, pero no es cristiano. En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque no permite que Dios actúe. Es el diablo el que separa, destruye las relaciones, siembra prejuicios. Lo que Dios quiere es que seamos acogedores, que nos perdonemos y nos amemos para parecernos cada vez más a Él, que es comunión y amor. En esto consiste la santidad de la Iglesia: en reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia.

Papa Francisco “Catequesis sobre la Iglesia” 27.08.2014

viernes, 29 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

 “Y tampoco las puertas de los sacramentos deben cerrarse por una razón cualquiera (…) La Eucaristía no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles”

Papa Francisco 

87 AÑOS CASADOS: DIOS NOS HA PUESTO EN EL MISMO EQUIPO PARA GANAR.

En tiempos en los que los divorcios crecen, se ataca a la familia y se presiones para cambiar el matrimonio entre hombre y mujer, calienta el corazón descubrir que la lista de los Ginness  está también el de una pareja que ha vivido juntos en matrimonio durante 87 años.
Se trata de Herbert y Zelmyra Fisher de Carolina del Norte (USA), casados en 1924. Herbert nació en 1905 y Zelmyra en 1907. Volvieron a la casa del Señor a la edad de 105 años: él en el 2010, ella en 2013.
En 87 años de matrimonio vieron a su familia crecer: 5 hijos, 10 nietos, 9 bisnietos y un tatara nieto. Sobre la historia, vale la pena destacar la reflexión hecha por la web de Religión en Libertad que ha escrito: "Una cierta ideología difundida en el mundo moderno querría demostrar que estar juntos en matrimonio durante muchos años es aburrido y una solemne tontería. Sin embargo, si le preguntas a los que viven esta experiencia se descubre que el matrimonio entre dos personas, a pesar de las mil dificultades, es objeto de consuelo, alegría, amor. Y sufre mucho más quien por alguna razón o la desgracia pierde la familia".
Durante su vida, Herbert y Zelmyra vivieron casos dramáticos, una guerra mundial, y muchas guerras combatidas por su país. Han tenido que enfrentar problemas, dificultades cotidianas, sufrimientos. Pero lo han hecho siempre juntos, encontrando en su unión y en la fe cristiana la fuerza para afrontar todo de la mejor forma.
Los dos cónyuges contaron su experiencia en una entrevista difundida en la red. A la pregunta sobre cuál fue la razón que lo convenció para pasar su vida junto a Zelmyra, Herbert afirmó: "Cada día que pasaba nuestra relación ha sido más sólida y segura. El divorcio nunca ha sido una opción, o incluso un pensamiento". "¿Cómo supo que su cónyuge era el adecuado para usted?", le preguntan. Y responde: "Crecimos juntos y éramos los mejores amigos antes de casarnos. Un amigo es para toda la vida; nuestro matrimonio ha durado toda una vida".
Y en esta vida no hay ningún arrepentimiento. De hecho, cuando el periodista pregunta a Herbert si hay algo que hubiera hecho de manera diferente tras más de 80 años de matrimonio, él responde: "no cambiaría nada. No hay ningún secreto en nuestro matrimonio. Hemos hecho lo que necesitaba uno del otro y nuestra familia". Asimismo, indicó que el mejor consejo que ha recibido para el matrimonio es "el respeto, el apoyo y la comunicación entre sí. Sé fiel, honesto y auténtico. Ama a los demás con todo tu corazón".
Por su parte, Zelmyra  aconsejó a quien trata de mantener la fe en que el hombre perfecto está ahí fuera: "¡El mío estaba a la vuelta de la esquina! Nunca está demasiado lejos, por lo que debe mantener la fe. Cuando lo conozca, lo sabrá". Además, añadió que los atributos más importantes de un buen esposo son "un gran trabajador y un buen proveedor. La década de 1920 fue dura, pero Herbert quería siempre lo mejor para nosotros. Me casé con un hombre bueno".
Ambos hablaron de su mejor recuerdo de San Valentín. Zelmyra contó una ocasión en concreto: "Cocino la cena todos los días. Herbert salió del trabajo temprano y me sorprendió: nos preparó la cena. ¡Él es un muy buen cocinero!" Y Herbert añadió: "le dije que le iba a preparar la cena y que podía relajarse. La expresión de su cara y el plato limpio me hizo feliz".
Ambos coincidían en que el mejor recuerdo de su matrimonio es su legado "5 hijos, 10 nietos, 9 bisnietos y 1 tatara nieto". También destacaron que ahora que "los hijos han crecido por lo que ahora podemos hablar más. Podemos disfrutar juntos de nuestro tiempo en el porche o en nuestras mecedoras".
Herbert recordó una etapa difícil del matrimonio "estuvimos separados dos meses cuando Zelmyra estuvo en el hospital con nuestro quinto hijo. Fue el momento más difícil de mi vida. La madre de Zelmyra me ayudó con la casa y los otros niños, de lo contrario habría perdido la cabeza".
De este modo, el matrimonio da un consejo sobre cómo afrontar un mal día en la pareja: "recordar que el matrimonio no es un concurso y nunca hay que mantener una puntuación. Dios nos ha puesto a los dos juntos en el mismo equipo para ganar". Al preguntarles si "luchar es importante", respondieron que "¡Nunca físicamente! Está bien no estar de acuerdo y luchar por lo que realmente importa. ¡Pero hay que aprender a doblar, no a romper!"
Para finalizar, una clave más sobre su matrimonio: hay algo que tienen en común y transciende todo lo demás: "los dos somos cristianos y creemos en Dios. El matrimonio es un compromiso con el Señor. Nosotros rezamos con él y por los demás todos los días".
FUENTE: ZENIT

jueves, 28 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

 “Pero hay otras puertas que no se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad”.

Papa Francisco 

NOS PREPARAMOS PARA VIVIR POR EL SÍNODO DE LA FAMILIA.

La Iglesia publicó el instrumento de trabajo para el Sínodo de los Obispos a celebrarse en octubre, en el cual discutirán “los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la Evangelización”, como reza el título del documento.
Me parece un texto muy interesante, producto de un sondeo entre los católicos del mundo. No es un instrumento pastoral, ni doctrinario, sino el sentir de la Iglesia en su gran complejidad. A bote pronto comparto algunas reflexiones.
1.- Los católicos estamos dando un paso muy importante para actualizar nuestra reflexión sobre la familia. Basta una pequeña mirada al texto para observar su sintonía con los documentos posconciliares que marcan una renovación doctrinal muy importante. Y si bien la intención es pastoral, también impactará positivamente nuestra participación en el intenso debate público.
2.- La perspectiva de familia mostrada en el documento indica claramente que la Iglesia supera, con mucho, los estrechos márgenes en los cuales se mueve la intelectualidad occidental, progresista y conservadora, que dice liderar el debate internacional. Los católicos, sin renunciar un ápice a sus convicciones, quieren hacerse cargo de las familias en realidades culturales tan diversas como Pakistán o los barrios bajos de Nueva York. La Iglesia, hoy, es más católica que nunca.
3.- Queda claro que los católicos tenemos una idea muy alejada de la llamada “familia tradicional”, tal y como la intelectualidad occidental la presenta. Se trata de una imagen de caricatura de la era victoriana, tan marcada por el puritanismo que también influyó en la catolicidad de aquella época; pero ya no más, fuera de algunos norteados con bocina. El documento deja claro que los católicos desconfiamos de un modelo de familia en el cual el hombre, reducido a simple proveedor de bienes y servicios, no tiene relación afectiva con su esposa e hijos, donde la mujer carece de oportunidades para expresarse dentro y fuera de la familia y los hijos son obedientes espectadores de la comedia matrimonial.
4.- Comprendo que, en el intenso debate que se desarrolla en occidente, muchos ideólogos liberales y conservadores encuentran útil a sus intereses adjudicar a la Iglesia una fijación con el modelo victoriano. Sin embargo, batallan contra un fantasma que ellos mismos inventaron. La Iglesia por su perspectiva global, profunda renovación doctrinaria y ante la urgencia pastoral, va mucho más allá de tan estrechos márgenes.
5.-  El documento muestra siete ideas que considero muy relevantes. Una, hay claridad doctrinaria. Dos, existe gran exigencia para mirar desde la misericordia. Tres, las familias se consideran la base de la convivencia social en cualquier cultura y la principal fuente de bienestar personal y social. Cuatro, en el mundo, mucho más grande de lo que suponen los ideólogos occidentales, existen diversas formas de la vida familiar. Quinto, no todas las estructuras familiares operan con igual eficacia en la protección de sus miembros, empezando por niños y ancianos. Sexto, por ende, es imperioso articular la pastoral familiar desde la caridad, para atender primero a los más necesitados. Séptimo, deben ponerse los medios necesarios para apoyar a las formas de la vida familiar más frágiles, con miras al bien común de sus miembros y de la sociedad.

En suma, los católicos que participaron en el sondeo presentan una serie de inquietudes marcadas por el sentido común. Su lectura me parece indispensable. No hay pretexto (www.vatican.va) y de ahí al Sínodo de los Obispos).

TEXTO DE JORGE TRASLOHEROS
FUENTE: ALETIA

miércoles, 27 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

"A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible"

Papa Francisco 

ACOGER Y LUEGO EDUCAR.

Si bien la educación es nuestra tarea de padres, muchas veces el camino para poder realizarla depende de la apertura de nuestro corazón a lo que nos ofrece ese hijo o hijos en particular.
Sin duda hay muchas alternativas y la primera es la herencia del método por el que nos educaron. A no ser que haya sido negativa y se tenga clara dónde no ir.
Después se presenta la moda en educación, que viene teñida con publicidad y en el mejor de los casos de reflexión histórica y cristiana. Sobre esta moda hasta los hijos están al tanto y nos aconsejan cómo podemos ser mejores padres.
En un tercer lugar, reconocemos especialmente en el silencio la viva inspiración, esa respuesta a la oración y a la gana ardiente de hacerlo diferente y mejor.
Con firmeza y ternura es conveniente acompañar como padres o tutores el crecimiento y desarrollo de nuestros hijos. Especialmente mientras afirman sus raíces y crecen derechos y firmes. Me he dado cuenta que esa firmeza y ternura es para nosotros también.
Pensamos que es demasiado arrojado poner en primer lugar una respuesta que sea educativa desde la inspiración de padres, desde la vocación, que en buenas cuentas Dios nos ha confiado.
Pensamos que “acoger” el enfado de un hijo, una falta de respeto, las riñas entre hermanos, las responsabilidades otorgadas y no cumplidas, el desgaño ante un plan familiar, las críticas, etc. es demasiado arriesgado. No nos da confianza ser amorosos ante tales faltas, ni frenar la moda, ni cuestionar la herencia.
Abandonarnos para acoger, aunque sea unos momentos y luego educar, cambia tanto... los gestos de sus caras, los brazos, la rigidez de la espalda de ese hijo que confía en sus padres para ser educado.
Acoger primero los conflictos del otro, nos abre el corazón desde la humildad al ofrecernos como padres y al reconocer que necesitamos de ese soplo para seguir aportando a su educación.

FUENTE: ZENIT

martes, 26 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

"La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. Que nadie encuentre la frialdad de una puerta cerrada"

Papa Francisco 

CARTA DEL PAPA FRANCISCO A LAS FAMILIAS.

El Papa Francisco ha escrito una carta a todas las familias del mundo, en la que pide oraciones por el Sínodo que se realizará en octubre en el Vaticano sobre el tema “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. El Santo Padre pide rezar mucho para poder afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza del Evangelio.
Recordamos la carta del Papa a las familias:
Queridas familias:
Me presento a la puerta de su casa para hablarles de un acontecimiento que, como ya saben, tendrá lugar el próximo mes de octubre en el Vaticano. Se trata de la asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema ‘Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización’. Pues la Iglesia hoy está llamada a anunciar el Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con la familia.
Este señalado encuentro es importante para todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos de las Iglesias particulares del mundo entero, que participan activamente en su preparación con propuestas concretas y con la ayuda indispensable de la oración. El apoyo de la oración es necesario e importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias.
Esta Asamblea sinodal está dedicada de modo especial a ustedes, a su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad, a los problemas de los matrimonios, de la vida familiar, de la educación de los hijos, y a la tarea de las familias en la misión de la Iglesia. Por tanto, les pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo, para que ilumine a los Padres sinodales y los guíe en su grave responsabilidad.
Como saben, a esta Asamblea sinodal extraordinaria seguirá un año después la Asamblea ordinaria, que tratará el mismo tema de la familia. Y, en ese contexto, en septiembre de 2015, tendrá lugar el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Así pues, oremos todos juntos para que, mediante estas iniciativas, la Iglesia realice un auténtico camino de discernimiento y adopte los medios pastorales adecuados para ayudar a las familias a afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza que vienen del Evangelio.
Les escribo esta carta el día en que se celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. En el Evangelio de Lucas vemos que la Virgen y San José, según la Ley de Moisés, llevaron al Niño al templo para ofrecérselo al Señor, y dos ancianos, Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, fueron a su encuentro y reconocieron en Jesús al Mesías.
Simeón lo tomó en brazos y dio gracias a Dios porque finalmente había ‘visto’ la salvación; Ana, a pesar de su avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza.
En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados… Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino; nos da el Pan de vida, que nos sostiene en las fatigas de cada día.
Queridas familias, su oración por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la Iglesia. Se lo agradezco, y les pido que recen también por mí, para que pueda servir al Pueblo de Dios en la verdad y en la caridad.

Que la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José les acompañe siempre y les ayude a caminar unidos en el amor y en el servicio mutuo. Invoco de corazón sobre cada familia la bendición del Señor”.

lunes, 25 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

"Necesitamos expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad (…) Una cosa es la sustancia, y otra la manera de formular su expresión."

Papa Francisco 

VALORIZAR A LOS DEMÁS.


“Valorizar el positivo de los demás”
El mayor deseo de tu amado, de tu amada, es saber cuánto vale para ti, qué lugar ocupa en tu corazón, en tu vida.
Sólo la mirada positiva que posas en él, en ella, y sus gestos, aunque sean fallidos, puede permitirle que se cree una escala de valores.

FUENTE: Charles Prince, 

"Ti voglio bene. 36 parole per dire l’amore", Ed. Città nuova, 2007)

domingo, 24 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

"Si un párroco a lo largo de un año litúrgico habla diez veces sobre la templanza y sólo dos o tres veces sobre la caridad o la justicia, se produce una desproporción donde las que se ensombrecen son precisamente aquellas virtudes que deberían estar más presentes en la predicación y en la catequesis. Lo mismo sucede cuando se habla más de la ley que de la gracia, más de la Iglesia que de Jesucristo, más del Papa que de la Palabra de Dios"

Papa Francisco 

NOS PREPARAMOS PARA EL SÍNODO DE LA FAMILIA.

Carta del Papa Francisco a las familia.
A las puertas de su casa
El Papa Francisco se acercó con una Carta a las Familias hasta ‘las puertas de sus casas’ para invitarlas a rezar por el próximo Sínodo. El deseo de llegar hasta las puertas de la casa, muestra un Papa cercano, humilde y misionero, deseoso de compartir un mensaje de amor y de vida plena para las familias. En esa carta destaca la importancia de la familia y estimula su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo.
El Santo Padre quiere que las familias sean parte activa en la preparación de la asamblea sinodal. Además del aporte que dieron mediante la respuesta al reciente cuestionario, ahora están convocadas a realizar su contribución orando, para que el camino hacia el sínodo sea una verdadera peregrinación, abierta a la acción del Espíritu Santo, que quiere hacer nuevas todas las cosas.
Aprovechando la fiesta de la Presentación del Señor –fecha en que el Papa escribió la carta– recordó a las familias la centralidad del amor de Dios y la responsabilidad de su misión ‘en este tiempo nuestro tan confuso e inquieto’. La invitación a orar por el sínodo –a los cónyuges y a toda la familia– ensancha el corazón creyente y enriquece enormemente a la Iglesia.
El Papa mismo nos ofreció un texto para rezar por el sínodo. La oración que nos propone es muy bella y la podemos rezar ahora mismo.


“Jesús, María y José,
en ustedes contemplamos
el esplendor del amor verdadero,
a ustedes nos dirigimos con confianza.
Sagrada Familia de Nazaret,
haz que también nuestras familias
sean lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.
Sagrada Familia de Nazaret,
que nunca más en las familias se vivan experiencias
de violencia, cerrazón y división:
que todo el que haya sido herido o escandalizado
conozca pronto el consuelo y la sanación.
Sagrada Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
pueda despertar en todos la conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,
escuchen y atiendan nuestra súplica. Amén”.

sábado, 23 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

"Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu"

Papa Francisco 

viernes, 22 de agosto de 2014

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA IGLESIA

"Una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera"

Papa Francisco 

PRESENTADO EN EL VATICANO EL DOCUMENTO DE TRABAJO PARA EL SÍNODO LA FAMILIA.

Se presentó hoy en la Sala de Prensa del Vaticano a los medios de comunicación, elInstrumentum laboris de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará del 5 al 19 de octubre de 2014, y que lleva el título "Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización".  El cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos ha sido el encargado de explicar cómo es cada una de las partes del documento.
El Instrumentum Laboris, es el resultado de la investigación promovida por el Documento Preparatorio, que incluía un cuestionario de 39 preguntas el cual "ha recibido una acogida positiva y una amplia respuesta, tanto del pueblo de Dios como de la opinión pública general", ha indicado el cardenal.  Asimismo, ha precisado que se han celebrado tres reuniones del Consejo de Secretaría, dos reuniones interdicasteriales, la difusión de la oración del Papa por el Sínodo de la familia, realizadas contemporáneamente en tres Basílicas dedicadas a la Sagrada Familia (Nazaret, Loreto y Barcelona), las intervenciones del Secretario general en numerosas ocasiones, así como conferencias y simposios.
El texto del Instrumentum Laboris se compone de tres partes, coherentes con las temáticas del Documento Preparatorio. La primera parte, ha explicado el cardenal Baldisseri, está dedicada al Evangelio de la familia, es el plan de Dios, del conocimiento bíblico, magisterial y de la recepción, de la ley natural y de la vocación de la persona de Cristo. "El hallazgo del escaso conocimiento de la enseñanza de la Iglesia pide a los trabajadores pastorales una mayor preparación y el compromiso a favorecer la comprensión por parte de los fieles, que viven en contextos culturales y sociales diferentes", ha precisado.
La segunda parte afronta los desafíos pastorales inherentes a la familia, como la crisis de la fe, las situaciones críticas internas, las presiones externas y otras problemáticas. "A la responsabilidad de los pastores compete la preparación al matrimonio, hoy cada vez más necesaria, para que los novios maduren su elección como adhesión pastoral de fe al Señor, para edificar su familia en bases sólidas", ha observado el purpurado.
Al respecto, ha señalado que son consideradas de forma particular las situaciones pastorales difíciles "que tienen que ver con las parejas que viven juntas y las parejas de hecho, los separados, los divorciados, los divorciados vueltos a casar y sus hijos, las madres adolescentes, los que se encuentran en condiciones de irregularidad canónica y los que piden el matrimonio sin ser creyentes o practicantes". El Secretario del Sínodo ha señalado que urge permitir a las personas heridas sanar y reconciliarse, encontrando nueva confianza y serenidad. Por eso, "es necesaria una pastoral capaz de ofrecer la misericordia que Dios concede a todos sin medida".
Con respecto a las parejas que conviven y las parejas de hecho ha añadido: "La Iglesia siente el deber de acompañar estas parejas para que tengan confianza y sean capaces de llevar una responsabilidad, como la del matrimonio, que no es demasiado grande para ellos". Además ha puntualizado que el Instrumentum sobre la, " la cuestión de los divorciados vueltos a casar, que viven con sufrimiento su condición de irregulares en la Iglesia, ofrece un conocimiento real de su situación de la cual la Iglesia se siente interpelada a encontrar soluciones compatibles con su enseñanza, que conduzcan a una vida serena y reconciliada".  A propósito de esto, aparece la exigencia de simplificar y acelerar los procedimientos judiciales de nulidad matrimonial. El cardenal también ha señalado la importancia de hacer cursos de formación al matrimonio mejores cualitativamente y hacer un seguimiento a la pareja después de la boda. Del mismo modo ha hecho mención a las uniones entre parejas del mismo sexo, donde también ha evidenciado el cuidado pastoral de la Iglesia en estas situaciones.
 La tercera parte del documento indicó el cardenal Baldisseri, presenta en primer lugar "las temáticas relativas a la apertura a la vida, como el conocimiento y las dificultades en la recepción del Magisterio, las sugerencias pastorales, la praxis sacramental y la promoción de una mentalidad abierta a la vida".  Sobre la responsabilidad educativa de los padres, "emerge la dificultad en el transmitir la fe a los hijos, que se concretiza en la iniciación cristiana".
Por otro lado, el purpurado ha indicado que el tema de la próxima Asamblea General Ordinaria del 2015 es "Jesucristo revela el misterio y la vocación de la familia".
El Instrumentum laboris se entrega a los miembros de derecho de la Asamblea Sinodal para que durante el tiempo que nos separa de la celebración de la Asamblea General, puede ser estudiado y valorado por las respectivas Conferencias Episcopales, para llegar a la presentación de la intervención que cada presidente ofrecerá a la Asamblea, como aporto específico a los trabajos sinodales.
Por otro lado, el purpurado ha indicado que este documente da una visión de la realidad familiar en el contexto actual, que representa el inicio de una reflexión profunda cuyo desarrollo se realizará en dos etapas previstas por la Asamblea General Extraordinaria (2014) y la Ordinaria (2015), estrechamente unidas por el tema de la familia a la luz del Evangelio de Cristo. De este modo, los resultados de la Asamblea Extraordinaria serán utilizados para la preparación del Instrumentum Laboris de la Asamblea Ordinaria, después de la cual será publicado un Documento final, sometido a la decisión del Santo Padre.
Al finalizar, Baldisseri ha informado que el domingo 28 de septiembre habrá un jornada de oración por el Sínodo así como la adoración eucarística cotidiana, durante los trabajos sinodales, en la Capilla de la Salus Populi Romani de Santa María la Mayor en Roma.
Para ir al texto pinchar aquí.

FUENTE ZENIT.