El
arzobispo emérito de Pamplona explica que durante el Sínodo se han dado cuenta
de la necesidad de "convencernos de que tenemos un mensaje muy bueno"
para ofrecer al mundo.
Por Rocío Lancho García
El arzobispo emérito de Pamplona, Fernando
Sebastián Aguilar, es uno de los 19 primeros cardenales creados por el santo
padre Francisco, el pasado mes de febrero. El cardenal Sebastián, de 84 años de
edad, participa en estos días en el Sínodo de los Obispos para tratar "Los
desafíos de la familia en el contexto de la evangelización". El purpurado
español fue galardonado con el premio HO 2014, que entrega la organización
Hazte Oír. Junto con otros cinco premiados, recibió dicho reconocimiento
"por su comprometida y valiente labor en favor de la vida, la familia
y las libertades y los derechos fundamentales".
En una entrevista concedida a ZENIT comenta
el clima de serenidad y tranquilidad con el que se está viviendo el Sínodo bajo
la petición del Papa de hablar con libertad y escuchar con humildad. Asimismo
observa que es una prioridad presentar en la sociedad la visión cristiana del
matrimonio y la familia de una forma atrayente y convencidos de que el mensaje
de amor y fidelidad hace feliz a la gente.
¿Qué
valoración hace de la primera semana de trabajo en el Sínodo?
-- Card. Sebastián: Es difícil hacer una
valoración porque el Sínodo es un conjunto y lo que se hace en las
Congregaciones generales luego tiene que concretarse en las reflexiones y
propuestas de los grupos. He escuchado a varios padres sinodales decir que de
todos los Sínodos en los que han estado, este es el más interesante. El Papa
con su intervención inicial creó un clima de confianza y de serenidad con la
frase: 'hablad con libertad y escuchad con humildad'. Es una frase espléndida.
Y ese ha sido el clima, se ha intervenido con mucha serenidad, tranquilidad y
con muchas ganas de comprender bien la situación. Yo lo que estoy viendo es una
profunda responsabilidad de los obispos por comprender el momento presente y
poder ofrecer de una manera convincente y atractiva el ideal de matrimonio y
familia cristiana.
¿Cómo se han
percibido los testimonios de los matrimonios que han hablado durante estos
días?
-- Card. Sebastián: Ha sido precioso. Hubo
testimonios muy variados y muy bonitos. Algunos fueron emocionantes, de
personas que nos han contado sus dificultades y sus esfuerzos para sacar
adelante su familia. Un matrimonio de África que nos dijeron que eran padres de
ocho hijos, cuatro adoptados... Me he dado cuenta que tenemos unos líderes
cristianos de mucha categoría intelectual, bien preparados, pero también de
categoría moral que están viviendo muy generosamente su vocación y servicio
cristiano.
Y también hemos tenido testimonios de
representantes de otras iglesias... El espectáculo del Sínodo es glorioso. Hay
185 padres sinodales, cada uno trae su propia experiencia, una visión y
problemas diferentes... Y te das cuenta qué grande es el mundo, y qué grande es
la Iglesia. Aunque también hemos percibido una cosa. Hay una coincidencia
sorprendente en las agresiones a la familia en todos los continentes, como si
hubiera una cierta programación de todo lo que es conmocionar este fundamento
de la sociedad.
Entonces,
durante el Sínodo ¿se experimenta verdaderamente la universalidad de la
Iglesia?
--Card. Sebastián: Esa es una de las
impresiones más sorprendentes y más aleccionadoras que uno saca del Sínodo. La
variedad y la complejidad de la universalidad de la Iglesia que se nota en
carne viva. Te habla un obispo de Irak, de Irán, de Siria... y te cuenta de
primera mano lo que están viviendo. Y te habla el de Sri Lanka, Siberia,
Canadá, Chile... Al principio todo parece como una cosa desordenada, pero
después se va creando una especie de fondo común que va facilitando el consenso
y el desemboque definitivo del Sínodo.
Pero también hay que decir una cosa para no crear falsas expectativas: este Sínodo es prácticamente un pre-Sínodo y no se puede esperar ninguna conclusión definitiva ni sorprendente porque esto es la primera parte del partido. Aquí hemos insistido más en las causas y análisis que en las propuestas o conclusiones concretas.
Pero también hay que decir una cosa para no crear falsas expectativas: este Sínodo es prácticamente un pre-Sínodo y no se puede esperar ninguna conclusión definitiva ni sorprendente porque esto es la primera parte del partido. Aquí hemos insistido más en las causas y análisis que en las propuestas o conclusiones concretas.
De todos los
temas que han surgido en las Congregaciones generales, ¿cuáles cree que son los
más urgentes?
-- El tema más urgente y coincidente es la
presentación actualizada, atrayente de la visión cristiana del matrimonio y la
familia. Pensamos que realmente una convivencia fundada en el amor
incondicional e irrevocable es un mensaje muy profundo y muy gozoso para la
gente, porque todos queremos amar y ser amados. Estamos convencidos de que si
logramos presentar de una manera brillante la concepción cristiana de la
familia la gente de buena voluntad la va a acoger. También estamos convencidos
de que hay que cambiar el clima y llevar a la gente el convencimiento de que lo
bueno, el futuro, lo progresista es el amor, la fidelidad y la felicidad que
esto lleva consigo; no el divorcio, los recasamientos, los niños lanzadera que
van de un sitio para otro, sino una familia verdaderamente sosegada, unida,
feliz. No hay un mensaje mejor que este. No podemos dejarnos ganar la batalla
cultural por otras concepciones que no ofrecen un mensaje tan profundamente
humano como el nuestro. Y este es el gran reto que la Iglesia tiene hoy. Esto
lo podemos hacer con el estudio, la investigación, la buena predicación y
catequesis, la formación de los cristianos... Hace falta animarnos un poco más
y convencernos de que tenemos un mensaje muy bueno.
¿Y qué otros
temas?
-- También hay otras sugerencias que
aparecen. Hay una pregunta que ha hecho un auditor, ¿por qué fracasan tantos
matrimonios cristianos, sacramentales? Algo hay que no funciona si el
matrimonio, la familia, el vivir unidos en un amor sincero, fiel y acogedor que
es tan bonito ¿por qué hoy hay tanta gente que rechaza el matrimonio? Todavía
no tenemos una respuesta formulada.
Yo creo que primero hay un contexto de vida
estructural e ideológico que no favorece la vida matrimonial ni familiar. También
la organización económica, laboral... Pero también creo que es consecuencia de
la visión poco religiosa de uno mismo que hay actualmente. El debilitamiento de
la fe y de la misma sensibilidad religiosa de mucha gente, hace que seamos más
víctimas de la provisionalidad.
En la
opinión pública se habla mucho del enfrentamiento entre misericordia y
doctrina, ¿es real esta dicotomía?
-- No puede haber enfrentamiento. La doctrina
es misericordiosa y la misericordia tiene que ser justa y veraz. Lo que sí hay
es una voluntad real y verdadera de acercarse a las situaciones dolorosas que
pueden ser muy variadas, con la mejor voluntad posible. Pero la mejor voluntad
posible dentro de la verdad de Jesús y de la Iglesia. ¿Qué podemos hacer en
favor de la gente que de una manera u otra ha fracasado en su proyecto de vida?
Pues ayudarles a recomponer, a revisar. Creo que la vida siempre es revisable,
y uno puede volver sobre sus pasos y hacer las cosas mejor de como las hizo.
Aquí no hay todavía una respuesta ni una postura definitiva. Pero también debo
decir que no ha habido situaciones dramáticas, cada cual expone su parecer y
más que una polémica lo que hay es una búsqueda en común.
Y de
la realidad concreta española, ¿qué han podido transmitir al Sínodo?
-- En España estamos viviendo duramente la
experiencia de la securalización. Hoy en España hay un buen número de parejas
de hecho que no aceptan el matrimonio ni civil ni eclesial, pero el dato
fundamental es que entre los bautizados es mayor el número de los matrimonios
civiles que sacramentales. ¿Qué está pasando para que un bautizado, con
formación, catequesis... a la hora de consolidar un proyecto de vida prescinda
de la Iglesia? Es la pregunta que tenemos que hacernos, ¿qué experiencia,
formación, madurez, atención y ayuda religiosa han recibido estas personas para
marchar de la Iglesia en el momento decisivo de la programación de su vida
adulta?
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