miércoles, 15 de octubre de 2014

CARDENAL SEBASTIÁN: LO PROGRESISTA ES EL AMOR Y LA FIDELIDAD.

El arzobispo emérito de Pamplona explica que durante el Sí­nodo se han dado cuenta de la necesidad de "convencernos de que tenemos un mensaje muy bueno" para ofrecer al mundo.

Por Rocío Lancho García


El arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar, es uno de los 19 primeros cardenales creados por el santo padre Francisco, el pasado mes de febrero. El cardenal Sebastián, de 84 años de edad, participa en estos días en el Sínodo de los Obispos para tratar "Los desafíos de la familia en el contexto de la evangelización". El purpurado español fue galardonado con el premio HO 2014, que entrega la organización Hazte Oír. Junto con otros cinco premiados, recibió dicho reconocimiento "por su comprometida y valiente labor en favor de la vida, la familia y las libertades y los derechos fundamentales".
En una entrevista concedida a ZENIT comenta el clima de serenidad y tranquilidad con el que se está viviendo el Sínodo bajo la petición del Papa de hablar con libertad y escuchar con humildad. Asimismo observa que es una prioridad presentar en la sociedad la visión cristiana del matrimonio y la familia de una forma atrayente y convencidos de que el mensaje de amor y fidelidad hace feliz a la gente.

¿Qué valoración hace de la primera semana de trabajo en el Sínodo?
-- Card. Sebastián: Es difícil hacer una valoración porque el Sínodo es un conjunto y lo que se hace en las Congregaciones generales luego tiene que concretarse en las reflexiones y propuestas de los grupos. He escuchado a varios padres sinodales decir que de todos los Sínodos en los que han estado, este es el más interesante. El Papa con su intervención inicial creó un clima de confianza y de serenidad con la frase: 'hablad con libertad y escuchad con humildad'. Es una frase espléndida. Y ese ha sido el clima, se ha intervenido con mucha serenidad, tranquilidad y con muchas ganas de comprender bien la situación. Yo lo que estoy viendo es una profunda responsabilidad de los obispos por comprender el momento presente y poder ofrecer de una manera convincente y atractiva el ideal de matrimonio y familia cristiana.

¿Cómo se han percibido los testimonios de los matrimonios que han hablado durante estos días?
-- Card. Sebastián: Ha sido precioso. Hubo testimonios muy variados y muy bonitos. Algunos fueron emocionantes, de personas que nos han contado sus dificultades y sus esfuerzos para sacar adelante su familia. Un matrimonio de África que nos dijeron que eran padres de ocho hijos, cuatro adoptados... Me he dado cuenta que tenemos unos líderes cristianos de mucha categoría intelectual, bien preparados, pero también de categoría moral que están viviendo muy generosamente su vocación y servicio cristiano.
Y también hemos tenido testimonios de representantes de otras iglesias... El espectáculo del Sínodo es glorioso. Hay 185 padres sinodales, cada uno trae su propia experiencia, una visión y problemas diferentes... Y te das cuenta qué grande es el mundo, y qué grande es la Iglesia. Aunque también hemos percibido una cosa. Hay una coincidencia sorprendente en las agresiones a la familia en todos los continentes, como si hubiera una cierta programación de todo lo que es conmocionar este fundamento de la sociedad.

Entonces, durante el Sínodo ¿se experimenta verdaderamente la universalidad de la Iglesia?
--Card. Sebastián: Esa es una de las impresiones más sorprendentes y más aleccionadoras que uno saca del Sínodo. La variedad y la complejidad de la universalidad de la Iglesia que se nota en carne viva. Te habla un obispo de Irak, de Irán, de Siria... y te cuenta de primera mano lo que están viviendo. Y te habla el de Sri Lanka, Siberia, Canadá, Chile... Al principio todo parece como una cosa desordenada, pero después se va creando una especie de fondo común que va facilitando el consenso y el desemboque definitivo del Sínodo.
Pero también hay que decir una cosa para no crear falsas expectativas: este Sínodo es prácticamente un pre-Sínodo y no se puede esperar ninguna conclusión definitiva ni sorprendente porque esto es la primera parte del partido. Aquí hemos insistido más en las causas y análisis que en las propuestas o conclusiones concretas.

De todos los temas que han surgido en las Congregaciones generales, ¿cuáles cree que son los más urgentes?
-- El tema más urgente y coincidente es la presentación actualizada, atrayente de la visión cristiana del matrimonio y la familia. Pensamos que realmente una convivencia fundada en el amor incondicional e irrevocable es un mensaje muy profundo y muy gozoso para la gente, porque todos queremos amar y ser amados. Estamos convencidos de que si logramos presentar de una manera brillante la concepción cristiana de la familia la gente de buena voluntad la va a acoger. También estamos convencidos de que hay que cambiar el clima y llevar a la gente el convencimiento de que lo bueno, el futuro, lo progresista es el amor, la fidelidad y la felicidad que esto lleva consigo; no el divorcio, los recasamientos, los niños lanzadera que van de un sitio para otro, sino una familia verdaderamente sosegada, unida, feliz. No hay un mensaje mejor que este. No podemos dejarnos ganar la batalla cultural por otras concepciones que no ofrecen un mensaje tan profundamente humano como el nuestro. Y este es el gran reto que la Iglesia tiene hoy. Esto lo podemos hacer con el estudio, la investigación, la buena predicación y catequesis, la formación de los cristianos... Hace falta animarnos un poco más y convencernos de que tenemos un mensaje muy bueno.

¿Y qué otros temas? 
-- También hay otras sugerencias que aparecen. Hay una pregunta que ha hecho un auditor, ¿por qué fracasan tantos matrimonios cristianos, sacramentales? Algo hay que no funciona si el matrimonio, la familia, el vivir unidos en un amor sincero, fiel y acogedor que es tan bonito ¿por qué hoy hay tanta gente que rechaza el matrimonio? Todavía no tenemos una respuesta formulada.
Yo creo que primero hay un contexto de vida estructural e ideológico que no favorece la vida matrimonial ni familiar. También la organización económica, laboral... Pero también creo que es consecuencia de la visión poco religiosa de uno mismo que hay actualmente. El debilitamiento de la fe y de la misma sensibilidad religiosa de mucha gente, hace que seamos más víctimas de la provisionalidad.

En la opinión pública se habla mucho del enfrentamiento entre misericordia y doctrina, ¿es real esta dicotomía?
-- No puede haber enfrentamiento. La doctrina es misericordiosa y la misericordia tiene que ser justa y veraz. Lo que sí hay es una voluntad real y verdadera de acercarse a las situaciones dolorosas que pueden ser muy variadas, con la mejor voluntad posible. Pero la mejor voluntad posible dentro de la verdad de Jesús y de la Iglesia. ¿Qué podemos hacer en favor de la gente que de una manera u otra ha fracasado en su proyecto de vida? Pues ayudarles a recomponer, a revisar. Creo que la vida siempre es revisable, y uno puede volver sobre sus pasos y hacer las cosas mejor de como las hizo. Aquí no hay todavía una respuesta ni una postura definitiva. Pero también debo decir que no ha habido situaciones dramáticas, cada cual expone su parecer y más que una polémica lo que hay es una búsqueda en común.

 Y de la realidad concreta española, ¿qué han podido transmitir al Sínodo?
-- En España estamos viviendo duramente la experiencia de la securalización. Hoy en España hay un buen número de parejas de hecho que no aceptan el matrimonio ni civil ni eclesial, pero el dato fundamental es que entre los bautizados es mayor el número de los matrimonios civiles que sacramentales. ¿Qué está pasando para que un bautizado, con formación, catequesis... a la hora de consolidar un proyecto de vida prescinda de la Iglesia? Es la pregunta que tenemos que hacernos, ¿qué experiencia, formación, madurez, atención y ayuda religiosa han recibido estas personas para marchar de la Iglesia en el momento decisivo de la programación de su vida adulta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario