El rector de la UCA precisa que en el Sínodo se
entiende también el realismo comprensivo que debe acompañar el sufrimiento de
los otros, sin forzar respuestas
Por H. Sergio Mora
El rector de la Universidad Cátólica Argentina
(UCA) Mons. Víctor Fernández, ha participado hoy en la conferencia sobre el
Sínodo que se realizó en la sala de prensa de la Santa Sede.
Los temas fueron varios, y tomando pié en una anterior
explicación dada por Mons. Fernández, que había hablado sobre la relación entre
verdad y libertad religiosa, expresada por el Concilio Vaticano II, ZENIT
preguntó sobre la relación entre doctrina y la pastoral sobre la familia.
El rector de la UCA explicó que
sobre el tema de la libertad religiosa, “antes del Concilio se decía que era
necesario defender la verdad” y si a quien practicaba otra religión o creencia
le gustaba o no lo que decía la Iglesia “es su problema, porque nosotros
defendemos la verdad”.
Sin embargo, indicó el monseñor
argentino, “el Concilio ha caminado con mucha valentía un poco más adelante. Ha
dicho que está la verdad, pero es necesario respetar la libertad religiosa.
Quien según su conciencia sigue otra religión debe hacerlo así, porque él está
convencido”. Reiteró que “eso para algunos era imposible, no se podía nunca
decir. Sin embargo el Concilio Vaticano II ha encontrado un camino nuevo”,
dijo.
Y en el aula sinodal “ese obispo
-prosiguió Mons. Fernández- ha narrado este ejemplo precisamente para hablar de
lo que se ha preguntado antes: ¿podría este Sínodo, o el Sínodo del año que
viene, encontrar una nueva síntesis para hablar de estos problemas de las
situaciones particulares, como de los vueltos a casar, o de otras situaciones?”
Delante de esta pregunta, el
rector de la UCA reiteró que “nadie quiere quitar la indisolubilidad
matrimonial, no es posible. Nadie quiere debilitar el vínculo, todos queremos
que los esposos sean fieles hasta la muerte. Para nosotros es un bellísimo ideal.
Y la sociedad necesita mucho este mensaje porque si no terminaremos por
destruirnos a nosotros mismos y entre nosotros. Esto está muy claro. Y digamos
que la mayor parte de los padres sinodales insisten en esto: no debilitar la
fuerza y la belleza de esta propuesta cristiana que no se debe convertir en
'light'”.
O sea que sin debilitar nada,
“otros obispos insisten sobre el realismo comprensivo que debe acompañar el
sufrimiento de los otros, aún si tenemos que mancharnos un poco, porque el
maestro Jesús era cercano a todos, no se alejaba de ninguno”.
“También en situaciones como la
poligamia, que nosotros no podemos aceptar nunca --prosiguió el arzobispo--
porque hablamos de la dignidad de la mujer. Y las mujeres aquí presentes pueden
entender. Un hombre que tiene muchas mujeres, ellas no saben qué derechos
tienen... Sobre esto nosotros no queremos ir hacia atrás, porque queremos
defender la dignidad de la mujer. Pero entendemos las situaciones particulares
donde uno se convierte y después tienes que decidir una sola mujer, y ¿las
otras tienen que irse y morir de hambre? También en este punto donde es
clarísima la doctrina y no se puede cambiar nunca, hay una situación particular
donde uno se interroga ¿qué hacemos? Hay un sufrimiento, un problema, es necesario
pensarlo.
Y recordó que en sus palabras de
apertura del sínodo de la familia, “el Papa pidió precisamente que “se hable
con claridad no es necesario esconder nada, sin tener miedo que el cardenal
Müller 'les venga encima...' Hablar con claridad porque si no, no llegamos
nunca a lo que el Señor nos pide. Pero también escuchar con mucha humildad,
porque todos tienen algo que enseñarnos”.
Y precisó que la idea es esta:
“Hablar con mucha claridad porque si yo estoy convencido que el Señor me
muestra algo a través de mi experiencia, yo no debo esconder esto a mis
hermanos. Es por esto que no se discute, se dice lo que uno cree pero no se
discute. Y al final continuamos todos amigos”.
Respondiendo a otra pregunta en
'cuanto amigo del papa Bergoglio', Mons. Fernández precisó que “Yo al Papa aún
le digo de 'usted', no 'vos' o 'tú'. Decir que somos amigos es demasiado, sí he
trabajado con él en distintas ocasiones y nos hemos entendido bien, nada más
que eso”.
“En el CELAM -indicó el rector de
la UCA- me produjo mucha admiración el modo de trabajar del entonces cardenal
Bergoglio. Él estaba preocupado porque quería que hubiera un ambiente de mucha
participación en Aparecida. Muchos decían que la anterior conferencia de Santo
Domingo ya había unas líneas que bajaban desde arriba y había que seguir y no
se podía hablar demasiado. Entonces, se reclamaba una especie de renacimiento
de la Iglesia en Latinoamericana en su libertad de trabajo, de producción,
etc”.
Añadió que por eso “el entonces
cardenal Bergolgio no quería que se partiera de un texto previo, sino que todos
hablaran con absoluta libertad en las comisiones. Y que poco a poco se fueran
encontrando los consensos. Él decía: 'si no hay tiempo de redactar un documento
no ser hará, pero tenemos que trabajar así'. Entonces, en estos grupos y
comisiones se discutir con mucha libertad y fueron surgiendo textos de cada una
de las comisiones”.
El arzobispo reconoció que
“después hubo muy poquito tiempo para hacer el documento de Aparecida, por eso
es un documento muy heterogéneo. Literariamente hay que disculparle en muchos
defectos a ese documento. Pero su grandeza es que es el resultado de un debate
real, de discusiones reales donde se recogieron los consensos que se fueron
logrando poco a poco”.
“Si usted me pregunta qué luz nos
aporta eso para entender cómo actúa el Papa ahora”, indicó el rector
universitario, “es posible que él no esté demasiado preocupado si este Sínodo
no produce nada extraordinario o que todo el mundo aplauda, porque él siempre
piensa que el tiempo es superior al espacio. Que las cosas se van gestando
lentamente, que lo que interesa es iniciar procesos más que querer forzar
decisiones. Y esos procesos producirán frutos en el momento adecuado”.
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