FUENTE ZENIT.
La plaza de san Pedro ha sido
protagonista una vez más del abrazo entre el papa emérito y el papa Francisco.
La ocasión ha sido la Jornada de la tercera edad. Ancianos y abuelos
procedentes de más de 20 países han compartido la mañana de este domingo, dando
testimonio de una vida plena, feliz y al servicio de los demás.
En esta Jornada llamada «La bendición de la larga vida» y
organizada por Pontificio Consejo de la Familia ha sido una oportunidad para
escuchar los testimonios de abuelos que han encontrado en el "ser abuelos" una verdadera vocación. Dejando de lado
el miedo por hacerse mayor o sentirse inútil, estos ancianos han proclamado la
alegría de ser mayor.
La música y las canciones para
animar esta fiesta, como no podía ser de otra manera, ha estado a cargo de
cantantes con cabellos grisáceos. El encargado de entonar la primer canción, ha
sido el conocido italiano Andrea Bocelli, con su conocido tema "Con te
partirò".
Después de escuchar los varios
testimonios de abuelos y ancianos de distintas partes del mundo, el Santo Padre
ha dedicado unas palabras a los presentes, dando las gracias a todos por venir
y por la acogida y un gracias especial a Benedicto XVI. "Yo he dicho
muchas veces que me gusta mucho que él viva aquí en el Vaticano, porque era
como tener el abuelo sabio en casa", ha afirmado Francisco.
A continuación, el Pontífice ha
destacado uno de los testimonios que se ha escuchado esta mañana en la plaza,
la del matrimonio venido de Irak, de una ciudad cercana a Mosul. "A ellos,
todos juntos decimos un gracias especial. Es muy bonito que hayáis venido aquí
hoy y un don para la Iglesia y nosotros os ofrecemos nuestra cercanía, nuestra
oración y la ayuda concreta", ha precisado Francisco.
Además, ha añadido que "la
violencia a los ancianos es deshumana, como a los niños. Pero Dios no os
abandona. Está con vosotros. Con su ayuda sois y continuaréis siendo memoria
para vuestro pueblo. Y también para nosotros, para la gran familia de la
Iglesia. Gracias".
Estos hermanos -ha proseguido el
Papa- nos testimonian que también en las pruebas más difíciles, los ancianos
que tienen fe son como árboles que continúan dando fruto. Y esto vale también
en las situaciones más comunes, donde puede haber otras tentaciones, y otras
formas de discriminación.
El Santo Padre ha indicado que la
"vejez, de forma particular, es un tiempo de gracia en el que el Señor nos
renueva su llamada, nos llama a custodiar y transmitir la fe. Nos llama a
rezar, nos llama a interceder, nos llama a ser cercano a quien lo
necesita". Y es que, ha precisado el Papa, "los abuelos tienen una capacidad para entender las situaciones
más difíciles, una gran capacidad. ¡Y cuando rezan por estas situaciones, su
oración es fuerte, es poderosa!".
De este modo ha proseguido
recordando que "los abuelos, que
han recibido la bendición de ver los hijos de los hijos, les es concedida una
tarea grande: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia,
de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría y la
misma fe: ¡la herencia más preciosa!"
A propósito, el Papa ha
mencionado los países donde la persecución religiosa ha sido cruel, donde
"han sido los abuelos quienes han llevado a bautizar a los niños a
escondidas, a darles su fe". Ellos, "han salvado la fe en esos
países", ha afirmado.
Pero el anciano no siempre tiene
una familia que lo acoge. Por esta razón, el Santo Padre ha pedido que las
casas para los ancianos sean "verdaderamente casa y no prisiones".
Así como deben ser "para los ancianos y no para los intereses de
otros". Francisco ha advertido que no "debe haber institutos donde
los ancianos viven olvidados, como escondidos, descuidados". Asimismo ha
precisado que las residencias de ancianos deberían ser "pulmones" de
humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia; "deberían ser
santuarios de humanidad donde quien es viejo y débil es cuidado y custodiado
como un hermano o una hermana mayor".
Otro aspecto sobre que el Santo
Padre ha reflexionado en su discurso, ha sido sobre el abandono de los
ancianos. Por eso ha advertido sobre las veces que se "descartan a los
ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera y propia eutanasia
escondida". Esto, ha explicado, "es el efecto de esa cultura del
descarte que hace mucho mal al mundo". Así, "todos estamos llamados a
contrarrestar esta venenosa cultura del descarte".
Como cristianos -ha concluido el
Papa- estamos llamados a imaginar, con fantasía y sabiduría, los caminos para
afrontar este desafío. "Un pueblo
que no custodia a los abuelos y no les trata bien es un pueblo que no tiene
futuro", ha subrayado Francisco. Pero, también ha exhortado a los
ancianos que "tenéis la responsabilidad de mantener vivas estas raíces en
vosotros mismos. Con la oración, la lectura del Evangelio, las obras de
misericordia". Así -ha añadido- permanecemos como árboles vivos, que
en la vejez no paran de dar fruto.
Finalmente, el Obispo de Roma ha
afirmado que "una de las cosas más
bellas de la vida de familia, de nuestra vida humana de familia, es acariciar
un niño y dejarse acariciar por un abuelo o una abuela".
Para culminar la celebración, el
Papa ha celebra la Santa Misa y el rezo mariano del Ángelus.
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