Hacer propósitos
concretos para amarnos los unos a los otros.
[...] el tipo de amor
estamos llamados a llevar al mundo – nosotros que hemos recibido el don de
la fe religiosa- es un amor especial, fuerte como la muerte. No es
suficiente la tolerancia o la no-violencia, no basta la amistad o la
benevolencia hacia los demás. Es un amor que va hacia todos indistintamente:
pequeños y grandes, pobres y ricos, de la propia patria o de otra, amigos o
enemigos.[...]
Y amar no sólo con las
palabras, sino concretamente, con hechos, olvidándonos de nosotros mismos para
ponernos al servicio de los demás.
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