“Ser siempre los
primeros en amar”.
Eso ocurría, por ejemplo cuando nos dábamos
cuenta de los defectos, de las imperfecciones de los otros y se los juzgaba, a
causa de la cual, la corriente de amor se enfriaba.
Para reaccionar a esta situación hemos
pensado un día en hacer un pacto entre nosotras y lo llamamos “pacto de
misericordia.”
Decidimos ver al prójimo que encontrábamos
cada mañana –en el focolar, en el trabajo, en la escuela -, nuevo, novísimo,
sin acordarse para nada de sus defectos, cubriéndolo todo con el amor.
Entonces nos relacionábamos todos con esta
amnistía completa en nuestro corazón, con este perdón universal.
Fue un compromiso fuerte, tomado por todas nosotras juntas, que nos ayudó siempre a ser los primeros en amar, a imitación de Dios misericordioso, el que perdona y olvida».
Fue un compromiso fuerte, tomado por todas nosotras juntas, que nos ayudó siempre a ser los primeros en amar, a imitación de Dios misericordioso, el que perdona y olvida».
FUENTE: Chiara Lubich. “El arte de amar” (Ed. Ciudad
Nueva)
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