miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL PAPA A LAS FAMILIAS CUBANAS: 'EN EL CALOR DEL HOGAR LA FE EMPAPA CADA RINCÓN'.

En el encuentro con las familias ha recordado que en casa aprendemos la fraternidad, la solidaridad, el no ser avasalladores, experimentamos el perdón.

Santiago de Cuba, 23 de septiembre de 2015.
FUENTE ZENIT.

Las familias no son un problema, son principalmente una oportunidad. Una oportunidad que tenemos que cuidar, proteger, acompañar. Mucho se discute sobre el futuro, sobre qué mundo queremos dejarle a nuestros hijos, qué sociedad queremos para ellos. Creo que una de las posibles respuestas se encuentra en mirarlos a ustedes: dejemos un mundo con familias. Por ello ha pedido que "cuidemos a nuestras familias".
Así lo ha asegurado el santo padre Francisco este martes a las familias, en su último encuentro en Cuba, en la Catedral de Santiago, tras llegar desde el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, distante 19 kilómetros.
Al iniciar el evento, monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez ha explicado que “la familia es la institución más valorada por los cubanos y, precisamente por eso, es la que más preocupa debido a tantos factores que atentan contra su unidad, su bienestar, su significado, y el sentido del matrimonio en la sociedad actual”.
Las familias jóvenes desean tener hijos --ha indicado-- pero muchas veces este proyecto se vive como un problema, pues hay una significativa emigración principalmente de jóvenes, separación por motivos laborales, dificultades económicas, escasez de viviendas; el resultado es una fuerte caída de la natalidad y de la estabilidad familiar.
A continuación una familia cubana ha dirigido unas palabras pidiendo al Santo Padre que “ore por nosotros para que podamos llevar adelante nuestra misión de Iglesias domésticas donde se aprenda a amar sin condiciones, a respetarnos los unos a los otros teniendo en cuenta las legítimas diferencias que nos enriquecen, a apoyar y potenciar el logro de las aspiraciones de cada uno de sus miembros y así todos crecer como personas, a tener la capacidad de perdonar y reconciliar para ser instrumentos de paz y misericordia en el seno de la familia y la sociedad”.
El Papa ha recordado en su discurso que “estamos en familia” y “cuando uno está en familia se siente en casa”. Por eso ha dado las gracias a los cubanos por hacerle sentir “todos estos días en familia, por hacerme sentir en casa”.
Haciendo referencia a las bodas de Caná, el Pontífice ha asegurado que “las bodas son momentos especiales en la vida de muchos”. Para los más veteranos “es una oportunidad para recoger el fruto de la siembra”. Acompañar a los hijos, sostenerlos, estimularlos --ha añadido-- para que puedan animarse a construir sus vidas, a formar sus familias, es un gran desafío para todos los padres. A su vez se ve la alegría de los jóvenes esposos. “Todo un futuro que comienza, todo tiene 'sabor' a casa nueva, a esperanza”, ha observado.
Por otro lado ha precisado que Jesús se manifiesta también en las comidas, en las cenas. “Comer con diferentes personas, visitar diferentes casas fue un lugar privilegiado por Jesús para dar a conocer el proyecto de Dios”, ha señalado.
El Papa ha recordado que la cena es el momento del día en el que las familias se encuentran, por eso ha insistido en que “Jesús elige estos momentos para mostrarnos el amor de Dios, Jesús elige estos espacios para entrar en nuestras casas y ayudarnos a descubrir el Espíritu vivo y actuando en nuestras cosas cotidianas”. Y así ha asegurado que es en casa donde “aprendemos la fraternidad, la solidaridad, el no ser avasalladores”, “a recibir y a agradecer la vida como una bendición y que cada uno necesita a los demás para salir adelante”, “experimentamos el perdón, y somos continuamente invitados a perdonar, a dejarnos transformar”. En casa no hay lugar para las caretas, ha asegurado.
Asimismo ha recordado que “en el calor del hogar es donde la fe empapa cada rincón, ilumina cada espacio, construye comunidad”.
De este modo, el Pontífice ha advertido que “en muchas culturas hoy en día van despareciendo estos espacios”. Entonces “no se sabe esperar, no se sabe pedir permiso ni perdón, ni decir gracias, porque la casa va quedando vacía”.
Ha asegurado que “la familia nos salva de dos fenómenos actuales: la fragmentación (la división) y la masificación”. En ambos casos, “las personas se transforman en individuos aislados fáciles de manipular y de gobernar”, ha observado el Papa.
En un gesto espontáneo, el Pontífice ha pedido a todas las mujeres embarazadas, las presentes y las que seguían el discurso por radio o televisión, que se tocaran el vientre y el Papa ha bendecido a los niños.
Francisco ha concluido su discurso pidiendo oración por el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia y por el Sínodo de Obispos, “para que sepamos entre todos ayudarnos a cuidar a la familia”.

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