Esta semana concluye el Sínodo
de los Obispos sobre la familia, debatiendo la última parte del Instrumentum
Laboris, con la redacción y aprobación del texto final.
TEXTO DE
ROCIO LANCHO GARCIA.
FUENTE
ZENIT.
El patriarca
ha asegurado sentirse estos días “en familia, como en casa”, viviendo un signo
bellísimo de colegialidad. Asimismo ha precisado que es normal que haya
diversidad de opiniones porque “venimos de contextos diferentes, los desafíos
no son los mismos. Aunque también los hay que son comunes”. Por eso, ha
indicado que hay un punto que les reúne a todos y es que “todos queremos el bien de las familias”. Subrayando el intenso
trabajo de estas dos semanas, el patriarca ha indicado que “no hay un aspecto
de la familia que no haya sido tratado”.
Por su
parte, monseñor Coleridge ha observado que el trabajo no termina este domingo
porque “el camino del Sínodo continúa”.
Además, ha recordado que “este es un Sínodo pastoral, se necesita la doctrina
pero es primordialmente un Sínodo pastoral”. También ha manifestado su
preocupación por “el enfoque de todo y nada de antes del Sínodo”, porque la
realidad de la experiencia humana es mucho más matizada y amplia.
Monseñor
Enrico Solmi ha asegurado que estos días se vive un fuerte sentido de
catolicidad de la Iglesia, “venir a Roma
y encontrar el mundo”. Al respecto ha indicado que en al Aula llegan “todas
las familias del mundo con sus particularidades”. Y el Sínodo, ha observado,
continúa el clima del año pasado, “hablar con franqueza” aunque haya distintos
pensamientos y opiniones.
Uno de los
temas que acapara gran atención en esta tercera parte del debate del Sínodo
sobre la familia, es la situación de los divorciados vueltos a casar por lo
civil. Al respecto, los padres sinodales han recordado que no todos los casos
son iguales. El patriarca ha asegurado que es un campo delicado y no se puede
generalizar “mejor estudiar caso por caso, mirando a la misericordia sin
olvidar la doctrina”.
Así
Coleridge indicó que no sabe si habrá cambios por lo que se refiere a la
situación de los divorciados y vueltos a casar. Y que es necesario distinguir
entre "segundo matrimonio estable vivido en amor y fidelidad y con hijos
educados cristianamente" que no es la misma cosa que una "escapada a
un hotel".
A propósito
del camino penitencial propuesto para los divorciados vueltos a casar por lo
civil, monseñor Solmi ha confirmado la importancia de que la Iglesia acompañe a
las personas en dificultad sobre todo con el discernimiento.
Finalmente
ha deseado que el Sínodo sepa incidir en la vida de la Iglesia, poniendo a la
familia en el lugar que le corresponde en la Iglesia. “Y espero que esto puede
convertirse en una señal fuerte para
nuestra sociedad y nuestros países que a menudo se olvidan sistemáticamente de
la familia”.
Por otro
lado, el arzobispo australiano ha comentado las palabras del papa Francisco en
ocasión del 50º aniversario del Sínodo de los Obispos. Según el prelado, se ha
tratado de un discurso “programático”, “el más importante del Sínodo. Lo que
más me ha conmovido --ha explicado-- es que ha hablado de la sinodalidad en
toda la Iglesia. Y en este contexto el Papa habla de colegialidad episcopal. Es
la eclesiología del Concilio Vaticano II.
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