martes, 20 de octubre de 2015

LAS FAMILIAS DE GRANADA UNIDAS EN LA ORACION POR EL SINODO DE LA FAMILIA.

Cada familia es siempre una luz, por más débil que sea,
en medio de la oscuridad del mundo”
Papa Francisco en la Vigilia de Oración por el Sínodo. 

Las familias de Granada se reunieron el pasado sábado 10 de octubre en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima de la Lancha del Genil, convocadas por la Pastoral Familiar de Granada para rezar el Rosario por el Sínodo de la Familia. A veces nos pueden desanimar los números y pensamos ¡qué pocos estamos!, pero cuando no nos fijamos en lo que nosotros podemos hacer, sino que lo que nos mueve es la confianza en lo que “Dios puede hacer”, los números no importan, pues tenemos al que todo lo puede en medio nuestro.

En un emotivo acto preparado por Hogares Nuevos Obra de Cristo, que comenzó a las cinco y media de la tarde con la preparación de los más pequeños y jóvenes de las escenas que durante el rezo del Rosario irían ilustrando cada misterio, que comenzamos a rezar a las seis y media.

Todos nos hemos sentido protagonistas de esta tarde de oración por el Sínodo de la Familia, aunque los verdaderos protagonistas han sido los jóvenes y los más pequeños, que nos han enseñado a los mayores como rezar el rosario. Desde el porqué de los colores del Rosario Misionero, a la escenificación de cada pasaje evangélico que contemplábamos en cada misterio, así como por lo que se iba pidiendo en cada misterio, unidos a toda la Iglesia, eramos una única familia unida para rezar.
Viendo cómo se movían las familias en el altar, con que delicadeza desde los más pequeños a los mayores hacían los relatos  de cada misterio, veías la santidad evangélica que mueve nuestras familias; era sentir como se transmite la fe en familia de manera natural y ordinaria, como se educa con la sencillez de lo cotidiano de forma que podamos ir descubriendo el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros. Era ver palpable lo que  decía el Papa Francisco en la Vigilia de Oración en la plaza de San Pedro el sábado 3 de noviembre, cuando afirmaba que “la familia es lugar de gratuidad, de presencia discreta, fraterna y solidaria, que nos enseña a salir de nosotros mismos para acoger al otro, a perdonar y ser perdonados”.

La Eucaristía fue presidida por D. Jose Antonio Puertas que durante su homilía llamó la atención la necesidad que tenemos de ser misericordiosos ante las heridas de tantas familias con las que entramos en contacto y como nuestra actitud ante ellos nunca puede ser la de condenar, sino lo de posibilitar el que a través de nuestra cercanía y acompañamiento, puedan encontrarse con Dios, Padre de la Misericordia,  que sale a su encuentro y los acompaña en sus penalidades y contradicciones.

Terminábamos nuestra tarde de oración en este bello Santuario Mariano, cantándole a María, nuestra Madre, pidiendo por todas las familias, especialmente las más necesitadas, haciendo nuestras de nuevo, las palabras del Santo Padre en la Vigilia de Oración por el Sínodo, para que “Volvamos a Nazaret para que sea un Sínodo que, más que hablar sobre la familia, sepa aprender de ella, en la disponibilidad a reconocer siempre su dignidad, su consistencia y su valor, no obstante las muchas penalidades y contradicciones que la puedan caracterizar. En la «Galilea de los gentiles» de nuestro tiempo encontraremos de nuevo la consistencia de una Iglesia que es madre, capaz de engendrar la vida y atenta a comunicar continuamente la vida, a acompañar con dedicación, ternura y fuerza moral. Porque si no somos capaces de unir la compasión a la justicia, terminamos siendo seres inútilmente severos y profundamente injustos”.

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