jueves, 26 de enero de 2017

LA RELACIÓN ENTRE LA FE Y EL MATRIMONIO.

En el fuerte discurso del Papa Francisco en la inauguración del Año judicial del Tribunal de la Rota Romana, se muestran los “remedios válidos” para hacer frente a una situación preocupante que es testigo del crecimiento, incluso hoy en día, del número de matrimonios nulos.


A partir de un texto de San Juan Pablo II (Fides et Ratio), que reafirmaba el vínculo entre el conocimiento de la fe y el de la razón – por el que “cuanto más se aleja  de la perspectiva de la fe, tanto más, el hombre se expone al riesgo del fracaso”, el Papa Francisco, en la inauguración del año judicial de la Rota romana, afirmó que nuestro “contexto carente de valores religiosos y de fe,  no puede por menos que condicionar también el consentimiento matrimonial”. Si hoy se necesita mucho valor para casarse, también es cierto que sin una seria y adecuada preparación – “un nuevo catecumenado” – se siguen multiplicando las celebraciones matrimoniales nulas. Partiendo de esta realidad el Papá sugirió algunos remedios.
“Os señalo un  primer remedio en la formación de los jóvenes a través de un adecuado proceso de preparación encaminado a redescubrir el matrimonio y la familia según el plan de Dios… Hoy más que nunca esta preparación se presenta como una ocasión verdadera y propia de  evangelización para los adultos y, a menudo, de los llamados lejanos. De hecho, son  muchos los  jóvenes para los que el acercarse  de la boda representa una ocasión para encontrar de nuevo la fe, relegada durante mucho tiempo al  margen de sus vidas… Por lo tanto, es necesario que los operadores y los organismos encargados de la pastoral familiar estén motivados por la fuerte preocupación de hacer cada vez más eficaces los itinerarios de preparación para el sacramento del matrimonio, en pro del crecimiento no solamente humano, sino sobre todo de la fe de los novios”.
Tras subrayar la necesidad de un “nuevo catecumenado”, como preparación al matrimonio, el Papa Francisco mostró un segundo remedio “ayudar a los recién casados a proseguir el camino en la fe y en la Iglesia también  después de la celebración del matrimonio. Es necesario identificar con valor y creatividad, un proyecto de formación para las parejas jóvenes, con iniciativas destinadas a aumentar la toma de conciencia sobre el sacramento recibido”.


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