Unidad y fidelidad; dos bienes matrimoniales que,
más que obligaciones jurídicas de todo matrimonio cristiano, son epifanías de
la fe bautismal
Este es un pasaje significativo
del discurso que
el Papa Francisco pronunció ante los funcionarios y abogados del tribunal de la
Rota Romana para la inauguración del año judicial.
La secularización de la sociedad,
añadió el Papa, "no favorece el crecimiento de la fe", y como
consecuencia de ello, a los fieles "les cuesta dar testimonio de un estilo
de vida según el Evangelio, incluso en lo que se refiere al sacramento del
matrimonio". Por eso la Iglesia está llamada a ofrecer apoyo espiritual y
pastoral. Este apoyo no se limita a la realización de los trámites, aunque
estos sean necesarios. "Necesitamos una triple preparación para el
matrimonio: remota, cercana y permanente. Esta última debe ser entendida de
manera seria y estructural en las diversas etapas de la vida conyugal, a través
de una atenta formación, con el fin de aumentar la conciencia de los esposos de
los valores y compromisos propios de su vocación. Los sujetos principales de
esta formación matrimonial, en virtud de su oficio y ministerio, son los
pastores; sin embargo, es más oportuno que nunca, aún más, es necesario, involucrar
a las comunidades eclesiales en sus diversos componentes".
El Papa recordó también la figura
de los santos esposos Aquila y Priscila, compañeros de la misión de san Pablo y
valiosos colaboradores de la obra evangelizadora del apóstol. Hay varios medios
pastorales, sugeridos por el Papa Francisco, para el cuidado permanente de la
Iglesia por el bien del matrimonio y de la familia: “la frecuentación de la
Palabra de Dios: los encuentros catequísticos; la participación en la
celebración de los Sacramentos, especialmente la Eucaristía; el dialogo y la
dirección espiritual; la participación en grupos familiares y en el servicio
caritativo”.
La fidelidad es posible, porque
es un don, tanto para los esposos como para los sacerdotes - concluyó el Papa
Francisco en su discurso: "Esta es la noticia que debería hacer más fuerte
y consolador el ministerio fiel y evangélico de los obispos y sacerdotes; del
mismo modo que el amor y la fidelidad de los esposos Aquila y Priscila fueron
consoladores para Pablo y Apolo".
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