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miércoles, 30 de diciembre de 2015

FRANCISCO: "NO PERDAMOS LA CONFIANZA EN LA FAMILIA".

En la celebración del Jubileo de las Familias, el Santo Padre explicó este domingo que la vida familiar es un conjunto de pequeñas y grandes peregrinaciones.
FUENTE ZENIT.
El papa Francisco presidió este domingo --a las 10 de la mañana-- la Misa por la fiesta de la Sagrada Familia y el Jubileo de las Familias. “No perdamos la confianza en la familia. Es hermoso abrir siempre el corazón unos a otros, sin ocultar nada. Donde hay amor, allí hay también comprensión y perdón”. Esta fue la idea central del Pontífice durante la homilía que pronunció en la basílica de San Pedro. 
Frente a muchas familias romanas y numerosos peregrinos venidos de diferentes países, el Santo Padre afirmó que “tenemos un itinerario común que recorrer; un camino donde nos encontramos con dificultades, pero también con momentos de alegría y de consuelo”. “Podemos decir que la vida de la familia es un conjunto de pequeñas y grandes peregrinaciones”, destacó.
Así, Francisco preguntó a los presentes: “¿Qué puede ser más bello para un padre y una madre que bendecir a sus hijos al comienzo de la jornada y cuando concluye?”. “Hacer en su frente la señal de la cruz como el día del Bautismo”, dijo. “¿No es esta la oración más sencilla de los padres para con sus hijos?”, prosiguió. “Bendecirlos, es decir, encomendarles al Señor, --como hicieron Elcaná y Ana, José y María-- para que sea él su protección y su apoyo en los distintos momentos del día”, insistió. 
“Qué importante es para nuestras familias peregrinar juntos, caminar juntos para alcanzar una misma meta”, aseguró. “Qué importante es para la familia encontrarse también en un breve momento de oración antes de comer juntos, para dar las gracias al Señor por estos dones, y para aprender a compartir lo que hemos recibido con quien más lo necesita”, añadió. 
“Son pequeños gestos que, sin embargo, expresan el gran papel formativo que la familia desempeña en la peregrinación de todos los días”, explicó. “Os encomiendo a vosotras, queridas familias, esta peregrinación doméstica de todos los días, esta misión tan importante, de la que el mundo y la Iglesia tienen más necesidad que nunca”, subrayó.
Al término de sus palabras, el Papa pidió “que en este Año de la Misericordia, toda familia cristiana sea un lugar privilegiado de esta peregrinación en el que se experimenta la alegría del perdón”. “El perdón --indicó-- es la esencia del amor, que sabe comprender el error y poner remedio”. “Pobres de nosotros, si Dios no nos perdonase”, enfatizó. “En el seno de la familia es donde se nos educa al perdón, porque se tiene la certeza de ser comprendidos y apoyados no obstante los errores que se puedan cometer”, concluyó.
Se trató de una celebración muy familiar, ya que había muchos niños pequeños durmiendo en brazos de sus padres o sus madres y se pudieron escuchar algunos lloros ocasionales.
Además, cabe destacar la hermosa decoración floral en torno al altar y el acompañamiento musical del coro de la Capilla Sixtina. Como en otros grandes eventos jubilares, las lecturas y las ofrendas corrieron a cargo de los participantes en la Eucaristía.

lunes, 28 de diciembre de 2015

EUCARISTÍA DE LA FAMILIA 2015 EN GRANADA.

Los fieles granadinos celebran el don de la vida esponsal y la familia.


En la Eucaristía presidida por nuestro Arzobispo en la Catedral, esta mañana, 
donde ha podido ganarse el Jubileo de la Misericordia.

Las familias granadinas han participado esta mañana en la Eucaristía presidida por Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, en la Jornada de la Sagrada Familia, que la Iglesia celebra el primer domingo después de la Navidad. La Jornada, con el lema "La familia, hogar de la misericordia", se ha celebrado, en comunión con la Iglesia universal, como una gran fiesta de acción de gracias por la Familia de Nazaret y la Encarnación del Hijo de Dios.
De hecho, durante el rezo del Credo con el que los católicos confesamos nuestra fe en Dios, los fieles oraron de rodillas en el momento de afirmar "creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen". Asimismo, en el marco del Año de la Misericordia, los fieles han podido ganar el Jubileo de la Misericordia, habiendo cumplido con las disposiciones establecidas por la Iglesia de confesar con arrepentimiento los pecados, comulgar, orar por las intenciones del Santo Padre y atravesar la Puerta Santa, que, en el caso de la Catedral, es la Puerta de la Encarnación, la puerta principal del templo, abierta hoy para la celebración de la Sagrada Familia y ser atravesada por los fieles.
En la oración de los fieles en la Santa Misa presidida por el Arzobispo se rezaron, entre otras intenciones, por los matrimonios y las familias en dificultades. Asimismo, durante la celebración eucarística, los matrimonios que celebraron sus 25 y 50 años de vida esponsal fueron bendecidos y felicitados por el Arzobispo, que saludó a cada uno de ellos.


La fiesta de las familias, promovida por la Pastoral Diocesana de Familia, comenzó con una acogida y bienvenida en el interior del templo catedralicio, animada por los miembros de la Comunidad Católica Shalom y la Comunidad Fe y Vida, ambos carismas presentes en nuestra Diócesis.

LA SAGRADA FAMILIA, ESCUELA DE VIDA FAMILIAR.
En su homilía, nuestro Arzobispo se refirió a San Esteban, primer mártir y discípulo de Jesús y cuya onomástica celebramos hoy en la Iglesia, para afirmar que con Cristo "la mirada sobre la muerte ha sido cambiada; ha sido cambiada sobre la muerte, sobre la enfermedad, sobre el dolor".
En este sentido, referido a la Sagrada Familia y el matrimonio, Mons. Martínez señaló: "De la misma manera, la celebración de la Sagrada Familia. Siempre, el primer domingo, después de la Navidad, pone también de manifiesto que Cristo, que lo ha transformado todo, que ha cambiado nuestra experiencia de vivir, de mirar, de relacionarnos con nosotros mismos, con las personas, con todas las personas, con el mundo, con la realidad, lo primero que transforma con su Nacimiento es la experiencia humana más profunda, más decisiva, más radical y a la que los hombres vinculan más la posibilidad de una felicidad en este mundo, y es la realidad del matrimonio y de la familia. Por lo tanto, lo primero que Cristo en Belén, al hacerse hijo de nuestra raza humana mediante la Virgen, y al recibir un nombre de San José, ilumina lo que significa, nos enseña. La Sagrada Familia será siempre una escuela de vida familiar".



Asimismo, Mons. Martínez subrayó que la "verdad del matrimonio (...) no se aprende en unas reflexiones sobre la dignidad humana, o en unas reflexiones abstractas sobre el amor y cómo estamos hechos para el amor y cómo el amor nos hace más felices... Se aprende en la Historia de la Salvación. Y se aprende mirando a Cristo, el Esposo de la Iglesia, que se entrega por Ella para que Ella pueda ser santa e inmaculada en el amor".

domingo, 27 de diciembre de 2015

JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA 2015 EN IMÁGENES.


JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA 2015

ARCHIDIÓCESIS DE GRANADA

LA IGLESIA EN ESPAÑA CELEBRA LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA.

Sed valientes, regalad a Dios

FUENTE: ALFA Y OMEGA (ESPECIAL SAGRADA FAMILIA)

La fiesta de la Sagrada Familia se ha celebrado en todas las diócesis de España: ha habido momentos para la Adoración y para los villancicos, para la oración familiar y la catequesis, para la bendición de los novios y también de los matrimonios que ya han cumplido las Bodas de Oro… En todas las celebraciones, se ha mirado a la Familia de Nazaret, y se ha pedido a las familias de hoy que salgan a la calle para hablar de Dios y dar a Dios

+ Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Valencia
Luz frente a las ideologías
La familia, basada en el matrimonio estable entre un hombre y una mujer, abierto a la vida recibida como don de Dios, es el único espacio que queda de humanización y el único espacio en el que el hombre puede formarse como tal. Mientras perviva la familia, pervivirá el hombre sobre la tierra, porque en la familia está el futuro del hombre. Frente a supuestos modelos de familia alternativos que hoy se proponen, la Iglesia invita a las familias cristianas a ser signo luminoso del Evangelio, a vivir con gozo y alegría su condición de hombre y mujer, esposo y esposa, padre y madre, creadores de una nueva cultura familiar centrada en Cristo. Las familias necesitan recobrar confianza en sí mismas ante la cultura e ideologías dominantes que, a través de los medios de comunicación, moldean comportamientos y sensibilidades contrarias al modelo de familia.
El matrimonio único e indisoluble entre un hombre y una mujer, indudablemente no está de moda; todo el mundo se pliega a la dictadura de la moda, y lo que está de moda es tachar de conservador, atrasado e inmovilista el pensamiento de la Iglesia sobre la familia y el matrimonio, el verdadero y único entre un hombre y una mujer a imagen y semejanza de su Creador. Esta dictadura de la moda ejerce un terror sobre las conciencias y las esclaviza.
Hoy es necesario promover y defender el matrimonio único e indisoluble entre un hombre y una mujer, como grandísima esperanza para el futuro, a pesar de políticas irresponsables y suicidas, producto de las ideologías y cultura dominantes que no ayudan a la familia, sino que la distorsionan. Sin embargo, los Estados incumplen con su responsabilidad de servicio al bien común cuando legislan contra la familia, y actúan irresponsablemente cuando desprotegen al matrimonio.

+ Luis Martínez Sistach, cardenal arzobispo de Barcelona
Familias, salid a las periferias, es urgente
Tenemos que ir a las periferias. Vosotros, familias cristianas, ya estáis en las periferias, porque en el entorno donde vivís hay muchas personas que no conocen a Jesús, o lo conocen mal. Pienso que debéis tomar mucha conciencia de que sois Iglesias domésticas en las periferias. Así, como Iglesias domésticas, podéis invitar a los amigos, los vecinos, los familiares a vuestro hogar, para compartir la amistad y el interés por los acontecimientos de la sociedad, del país, del mundo. Así será posible, un día u otro, ante los hechos que vayan saliendo en la conversación, hacer referencias a Jesús, leer algún texto del Evangelio y hacer una oración.
Será como un primer anuncio de Jesús muerto y resucitado por cada uno de ellos. Con el tiempo, es fácil que los que participan en estas reuniones de su Iglesia doméstica pasen a la iglesia de la parroquia para integrarse en la comunidad cristiana y celebrar la fe. Pienso que, en las grandes ciudades, las familias cristianas, como Iglesias domésticas, deben tomar conciencia de que deben ser evangelizadoras, hacia muchas personas que conocen por diversos motivos, y que deben ser evangelizadas. Os animo, estimadas familias cristianas, a prestar este servicio, muy necesario y muy urgente.

+ Javier Martínez, arzobispo de Granada
Cuando rompen chicos buenos…
Vivir en la inmanencia se vive muy mal; vivir sin ningún horizonte de trascendencia se vive con un cierto desasosiego, con una cierta inquietud, hasta con una cierta indignación con la realidad, con el mundo en el que estamos. Es un mundo en el que no nos podemos sentir a gusto, en el que no nos podemos sentir en un hogar. Eso afecta a todas las dimensiones de la vida; vemos todos los días, vemos todas las semanas, romperse familias. Y la gente te dice: Son chicos buenos… Y comprendes que son chicos buenos. Pero hay algo en el fondo del suelo en el que pisan que es como arenas movedizas, y en esas arenas movedizas vivimos hoy.
Cristo ha venido también para este mundo de arenas movedizas, o de lo que sea. Es decir, el amor de Cristo, el Amor de la Navidad, se extiende a todos los hombres sin excepción. Cristo ha venido, como le gustaba recordar a san Juan Pablo II, para poder decirle a cada hombre y a cada mujer: Dios te ama. Yo he venido por ti. Cristo ha venido por ti, para que puedas percibir que tu vocación es la de ser hijo de Dios y que tu destino es el reino de Dios, la vida eterna.
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba
No es una utopía
Son muchos los retos que nos presenta la época presente en torno a la familia. Por una parte, es la institución más apreciada; y, al mismo tiempo, dada la fragilidad humana, la familia sufre erosión interna y externa. Desde dentro, porque muchos acceden al matrimonio sin la debida preparación, sin la debida madurez afectiva, sin una experiencia suficiente de Dios, que santifica el amor humano en el matrimonio y lo pone a salvo de nuestras veleidades. Por eso, tanto fracaso matrimonial en nuestros días, tanto sufrimiento en este aspecto de la vida tan hondo para la persona. Hay mucho gozo en el seno de la familia, pero también hay mucho sufrimiento, sobre todo en aquellos que no se sienten amados como esperaban.
Lo que el hombre no es capaz de conseguir por sus solas fuerzas, y ni siquiera con la ayuda de los demás, puede alcanzarlo con la gracia de Dios, que quiere hacer feliz al hombre, salvándole de su debilidad y de su pecado. Es posible la esperanza, también en este campo de la familia.
La Iglesia tiene la preciosa tarea de presentar con hechos, con el testimonio de tantos hijos suyos, que la felicidad es posible, que la solidez de la familia nos interesa a todos, que no es una utopía ese plan de Dios sobre la familia, sino que es una realidad al alcance de todos. Y, al mismo tiempo, a la Iglesia se le encomienda ser hospital de campañapara todos los heridos en esta guerra. Ser lugar de acogida para todos sin discriminación, ser hogar donde todos puedan encontrar el bálsamo de sus heridas, porque todos pueden ser curados y fortalecidos por el amor de Dios.

+ César Franco, obispo de Segovia
Nazaret, hogar abierto
Las fiestas de Navidad son fiestas profundamente familiares. Proporcionan momentos de unión, afecto entrañable, memoria agradecida de quienes nos dejaron. Y también de perdón. ¡Cuántas heridas y resentimientos se sanan sentados a la mesa y compartiendo el pan! Muchos retornan estos días a la casa paterna, después de tiempos de ausencia, y provocan alegrías inolvidables. Aparece de nuevo el valor de la familia, como escuela de amor y humanidad.
No es casualidad que todo suceda en las fiestas en que el Hijo de Dios aparece en familia. Dios se hace visible en la humanidad de Cristo. El rostro de Dios tiene el rostro de Jesús, y los hombres pueden contemplarlo directamente: ver cómo crece, cómo se relaciona con sus padres, cómo aprende un oficio junto a José, cómo trata a sus padres, poniendo a Dios siempre en el primer lugar.
El hogar de Nazaret, además, era un hogar abierto, como abierto es el corazón del Padre. No es imaginable que estuviera cerrado a las necesidades de los demás, que fuera indiferente a los que vivían pobremente. Si Jesús, en su ministerio público, tenía una bolsa para los pobres y ordenaba hacer limosnas, es obvio que lo aprendiera desde niño viendo la caridad de María y José, seguramente discreta y generosa. Creo que los cristianos olvidamos con frecuencia la belleza que tiene vivir en una familia donde Dios habita con absoluta novedad. Si viviéramos más conscientes de la gracia que poseemos, el testimonio que daríamos al mundo sería de una fuerza arrolladora. Ofreceríamos familias sostenidas e iluminadas por la gracia de Dios, que, sin artificio alguno, reflejarían la luz que ha brillado en la Navidad.

+ José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena
Núcleo donde transmitir la fe
Debemos dar gracias a Dios por el enorme regalo de la familia. La familia se convierte en generadora de la espiritualidad de la caridad que nos impulsa al amor verdadero, al respeto de la dignidad de todo ser humano, a la aceptación de uno mismo, a la entrega generosa por causa de Cristo y al servicio desinteresado buscando el bien común para todos. Al mismo tiempo, es necesario pedir a las instituciones públicas que presten la ayuda y protección necesarias para la estabilidad y seguridad de las familias, porque la familia no es un tema marginal, no es una cosa secundaria.

Es en el núcleo familiar donde debe transmitirse la fe a través de la participación en la Eucaristía dominical, la formación de los hijos en la fe o mediante los diferentes signos diarios que realiza un cristiano. Dentro de la familia, se recibe, se educa y se cuida la vida del hombre de un modo excelente; cada persona es valorada por sí misma, prescindiendo de la utilidad que pueda reportar.

EL MATRIMONIO, "MOTOR" DE LA FAMILIA.

La entrevista a monseñor Vincenzo Paglia en las páginas de “Ad Gentes”,
 la revista de la Obra misionera episcopal de Méjico
 “La familia no está solamente para amarse a sí misma, sino que sobretodo está para dar testimonio del amor al mundo que se encuentra fuera de la familia. La familia cristiana, citando una frase de Pablo VI dedicada a la Iglesia, ‘o es misionera o no lo es”. Estas eran las palabras de monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, en una entrevista concedida a la revista “Ad Gentes”, de la Pontificia Opera misionaria episcopal de Méjico.
 “Yo creo que la Iglesia católica posee un tesoro, este tesoro es la revelación de Dios, el tesoro de la belleza, de lo extraordinario de la familia – padre, madre, hijos y generaciones precedentes. Tanto es así, -prosigue monseñor Paglia – que este tesoro ha llegado a ser un sacramento: el sacramento del matrimonio, sobre el que se funda la familia”. En este sentido la familia debe “redescubrir que el matrimonio no se trata solamente de la celebración con la que se comienza, no es una bonita ceremonia de la que se conservan las fotos y que de vez en cuando, con un poco de nostalgia, se echa un vistazo al álbum de fotos de la boda. El sacramento del matrimonio, si se me permite emplear una imagen automovilística, diría que es como el motor de la familia. Y el motor debe funcionar todos los días, sin el motor el coche no funciona. Así es, la fuerza del matrimonio debe de ser la fuente de inspiración, la fuente de energía a la cual se acude cada día para que los cónyuges y los hijos de estos, y también los diferentes vínculos que la familia crea en su vida cotidiana, estén realmente inspirados del amor de Dios y la familia redescubra una vocación amplia, misionera”.
“Iglesia Católica y familia – concluye el presidente del dicasterio – están doblemente unidos, es por ello que se entiende que la transmisión de la fe conduzca a una alianza estratégica e indispensable entre la comunidad y la familia: podríamos decir que no se da la una sin la otra, y la fe – que también es un don de Dios - nos es transmitida a través de la responsabilidad de la familia en la que se nace”.

sábado, 26 de diciembre de 2015

FIESTA DE LAS FAMILIAS EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA.

Tendrá lugar el domingo día 27, en la Plaza de las Pasiegas y Catedral, y podrá ganarse el Jubileo y obtener Indulgencia Plenaria. Asimismo, al término de la Eucaristía, el Arzobispo bendecirá a las familias que lo deseen.
El domingo día 27 celebramos en la Iglesia la Jornada de la Sagrada Familia, la Familia de Nazaret, con el lema "La familia, hogar de la misericordia".
La Archidiócesis de Granada también celebrará esta Jornada, y especialmente con la Pastoral Diocesana de Familia, que, junto con el Arzobispado, ha organizado una celebración festiva, que tendrá como epicentro la Plaza de las Pasiegas y la Santa y Apostólica Iglesia Catedral, y a la que están convocadas todas las familias y personas que deseen participar.


Se trata de la primera gran convocatoria diocesana, en comunión toda la Archidiócesis, del Año de la Misericordia, que inauguramos el pasado día 13 en todas las Diócesis del mundo, con el lema "Misericordiosos como el Padre". Además, en esta jornada festiva de las familias podrá ganarse el Jubileo y obtener Indulgencia Plenaria, cumpliendo con las disposiciones establecidas por la Iglesia para ello de confesar con arrepentimiento los pecados, confesar, comulgar, rezar por las intenciones del Santo Padre y atravesar la Puerta Santa de la Catedral, que es templo jubilar.

CELEBRACIÓN
La jornada festiva por las familias dará comienzo a las 11:45 horas en la Plaza de las Pasiegas, en una acogida animada por la Comunidad Católica Shalom y la Comunidad Fe y Vida de Granada. Posteriormente, se celebrará la Eucaristía en la Catedral a las 12:30 horas, presidida por el Arzobispo Mons. Javier Martínez. En esta celebración eucarística, en la que participarán especialmente los Movimientos Familiaristas de la Archidiócesis, los matrimonios renovarán sus promesas matrimoniales, especialmente aquellos que durante este año hayan cumplido sus bodas de oro y plata como esposos.

Al término de la Santa Misa, los fieles podrán adorar la Sagrada Imagen del Niño Jesús y se cantarán villancicos delante del Nacimiento, con la participación de miembros del Camino Neocatecumenal de Granada. Asimismo, una vez concluida la Eucaristía, y mientras se entonan estos villancicos de celebración por el nacimiento del Niño Dios, el Arzobispo bendecirá a las familias que deseen acercarse para ello. En este sentido, Mons. Javier Martínez expresa su deseo de conocer las situaciones concretas, de alegrías y dificultades, por las que dichas familias viven.

JORNADA DE LA FAMILIA 2015. GRANADA.


miércoles, 23 de diciembre de 2015

NUESTRO ARZOBISPO CELEBRARÁ LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA CON LAS FAMILIAS DE GRANADA.


Programa informativo del Secretariado de Medios de Comunicación Social del Arzobispado de Granada, emitido en COPE Granada el domingo 20 de diciembre de 2015, IV Domingo de Adviento.
En este nuevo programa de "Iglesia Noticia" les contamos cómo se celebró en nuestra Archidiócesis la inauguración del Año Jubilar de la Misericordia, que nuestro Arzobispo presidió el pasado domingo 13 de diciembre.
Mons. Javier Martínez peregrinó, acompañado por los sacerdotes diocesanos y el pueblo cristiano, de la Basílica de San Juan de Dios a la S.I. Catedral, donde abrió la puerta santa y proclamó unas palabras anunciando el nuevo tiempo de gracia y misericordia a todos los fieles allí presentes.
Asimismo, les hablamos de cómo se desarrolló la Santa Misa en la Catedral y de las obras de misericordia e iniciativas diocesanas que el Arzobispo anunció para los realizar en los próximos meses en nuestra Diócesis: dar de comer al hambriento, a través del Economato Solidario por ejemplo, el "Proyecto Raquel", de acompañamiento a mujeres que han abortado, y la construcción de un pozo de agua en algún país de África.
Les informamos también de la gran fiesta de la Sagrada Familia que celebraremos en nuestra Catedral y en la plaza de las Pasiegas el próximo domingo, 27 de diciembre, con todas las familias granadinas y nuestro Arzobispo.
Aprovechamos la ocasión para comunicaros que volvemos a emitir en Cope Granada tras las fiestas navideñas, pero podéis seguir informados en nuestra web diocesana archidiocesisgranada.es y en este canal de Facebook, así como en el de Twitter (@Archigranada).


martes, 22 de diciembre de 2015

JORNADA DE LA FAMILIA 2015 GRANADA.

Queridos amigos:
Como ya todo sabéis, el domingo 27 de diciembre celebramos la Solemnidad de la Sagrada Familia, que este año con el lema de “La familia,  hogar de la misericordia”, es una invitación a reconocer que todos tenemos necesidad de acogernos a la Misericordia divina, y para esto es necesario que se haga el milagro de creer en la familia, de esperar y amar a la familia profundamente. Hoy se habla de crisis de identidad, de crisis de cultura, de crisis en la familia… nosotros sabemos cuál es nuestra identidad, nuestro sentido y el de nuestras familias: nuestra identidad es Cristo, Cristo es la identidad de la familia, Dios es el centro de la familia.

Jubileo de las Familias. Para las familias, este domingo 27, serán también una oportunidad para dar respuesta al ofrecimiento de la Iglesia de hacer este camino extraordinario hacia la salvación durante el Jubileo de Año Santo de la Misericordia, para poder sentir en nosotros la mirada misericordiosa de Dios Padre, y poder obtener las indulgencias extraordinarios de este Año Santo.
Eucaristía y Encuentro festivo de la familia. El domingo 27 es también una invitación a toda Granada a acudir en familia a la Santa Iglesia Catedral, a esta nueva convocatoria que se inauguro el año pasado, de Encuentro Festivo de Familias y que culminará con la Eucaristía de la familia.
·         Comenzará a las 11:45 con una acogida festiva de las familias.
·         A las doce y media la Eucaristía de la Familia, con la renovación de las promesas matrimoniales, con especial atención a aquellos matrimonios que durante 2015 hayan celebrado su 25 o 50 aniversario de matrimonio.
·         Adoración al Niño Dios y canto de villancicos delante del Nacimiento, mientras que aquellas familias que lo deseen podrán saludar de manera personal a nuestro Arzobispo.
Si aspiramos a que nuestras familias sean “hogar de misericordia” ¡cuántas cosas tenemos que cambiar en ellas! ¡Cuántas oportunidades para vivir las obras de misericordia en nuestras mismas casas!: no condenando, dejando hablar, ayudando sin preguntar, poniéndonos en lugar del otro, entendiéndolos… en una palabra: “amando”.
 
Solo así Jesús encontrará nuestras familias preparadas, las “puertas de nuestras casas” de par en par, sólo así Jesús podrá venir a nuestras familias, y lo que es más importante: Podrá quedarse en medio nuestro.
Si hacemos así, podremos celebrar con gozo la fiesta de la NAVIDAD. 

Desde el Secretariado de Pastoral Familiar, queremos desearos una
FELIZ NAVIDAD

viernes, 18 de diciembre de 2015

LA FAMILIA, HOGAR DE LA MISERICORDIA.

SOLEMNIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA
DOMINGO 27 DE DICIEMBRE DE 2015
“LA FAMILIA, HOGAR DE LA MISERICORDIA”
Mañana del domingo 27 de diciembre
Santa Iglesia Catedral de Granada
 
11:45 Acogida y Ambientación Musical
12:30 Eucaristía de la Familia
Después de la Eucaristía
Cantos ante el Nacimiento
Y saludos de las familias al Sr. Arzobispo

 
 
El lema de este Jornada “La familia,  hogar de la misericordia” es una invitación a reconocer que todos tenemos necesidad de acogernos a la Misericordia divina, y para esto es necesario que se haga el milagro de creer en la familia, de esperar y amar a la familia profundamente.
En el fondo es recuperar el sentido de la transcendencia y dejar que Dios ocupe su lugar en nuestras vidas y en nuestras casas. Hoy se habla de crisis de identidad, de crisis de cultura, de crisis en la familia… nosotros sabemos cuál es nuestra identidad, nuestro sentido y el de nuestras familias: nuestra identidad es Cristo, Cristo es la identidad de la familia, Dios es el centro de la familia
Pero esto nos tiene que llevar a un cambio en nuestra mentalidad, a un cambio en nuestro corazón: estamos llamados a un “amor más grande”, a hacer nuestro el “Amor” que Jesús trajo a la tierra desde la Casa del Padre. Cristo es la esperanza de la familia, de todas las familias.
Y cuando la familia vive un amor como el de Jesús, se convierte en “hogar de la misericordia” y se transforma en “don de Dios amor”, “se muestra, de este modo, ante el mundo como un verdadero nido de amor, casa de acogida, misericordia, escuela de madurez humana y lugar propicio para cultivar las virtudes cristianas en los hijos. Solo desde esta misericordia de Dios el hombre puede vivir. Él nunca se cansa de abrir la puerta de su Corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida”, como dicen nuestros obispos en su nota para esta jornada.

Que vamos a hacer el domingo 27.
Una fiesta de la familia, en la que el momento principal va a ser la Eucaristía, la Fiesta de las fiestas. Ya el año pasado iniciamos esta experiencia, como en el resto de las diócesis, y nosotros en Granada, queremos celebrar un encuentro festivo de familias, que presididos por D. Javier nuestro Arzobispo, para celebrar juntos "el don precioso que es la familia”.
Somos conscientes de que en cada una de nuestras parroquias, en cada una de nuestras iglesias el domingo 27 se va a celebrar la Solemnidad de la Sagrada Familia, pero queremos que la Catedral ese día, aunque lo es siempre, esté abierta de manera especial a las familias de nuestra Diócesis de forma que nos podamos sentir como una única familia en casa
El encuentro, como toda vida de familia, será sencillo y abierto a todas las familias, protagonistas de esta fiesta.
Comenzará a las 11:45 con una acogida festiva que estará animada por la Comunidad Shalón, y Fe y Vida, de forma que podamos llegar tranquilos, saludándonos, haciendo fiesta…
A las doce y media la Eucaristía de la Familia, con especial participación de los Movimientos Familiaristas de nuestra Diócesis que terminará con la renovación de las promesas matrimoniales, con especial atención a aquellos matrimonios que durante 2015 hayan celebrado su 25 o 50 aniversario de matrimonio.
Después de la Eucaristía, adoraremos al Niño Dios y cantaremos villancicos delante del Nacimiento, este momento lo animaran hermanos del Camino Neocatecumenal, mientras que aquellas familias que deseen saludar a nuestro Arzobispo, lo podrán hacer y bendecirá de manera personal a aquellas familias que lo deseen.
Don Javier estaba muy contento de disponer de este momento para acoger a las familias, con sus situaciones concretas, con sus alegrías y dificultades, para juntos presentárselas al Niño Dios.
El domingo 27 serán también un momento especial para que como familias, podamos ganar las indulgencias del “Año de la Misericordia”, todos aquellos que lo deseen y lo sientan.

Una invitación a las familias de Granada a prepararnos para poder acoger en nuestras casas al que es la Misericordia, y hacer de ellas hogares de la misericordia.
A veces esperamos grandes acontecimientos, cosas fuera de serie, y hoy, como hace dos mil años,  llegará como “un humilde carpintero, de un pueblo desconocido…” hoy se presentará como un emigrante, como un parado, o como un empresario que da trabajo… o como ese hijo que nos trae malas notas, o llega tarde y que a veces nos cuesta ver el rostro de Jesús…
Si aspiramos a que nuestras familias sean el hogar de la misericordia ¡cuántas cosas tenemos que cambiar en ellas! ¡Cuántas oportunidades para vivir las obras de misericordia en nuestras mismas casas! No condenando, dejando hablar, ayudando sin preguntar, poniéndonos en lugar del otro, entendiéndolos… en una palabra: “amando”
Solo así Jesús encontrará nuestras familias preparadas, las “puertas de nuestras casas” de par en par, sólo así Jesús podrá venir a nuestras familias, y lo que es más importante: Podrá quedarse en medio nuestro.
Si hacemos así, podremos celebrar con gozo la fiesta de la NAVIDAD

FELIZ NAVIDAD
 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA. 27 DE DICIEMBRE DE 2015.

Familia, hogar de la misericordia
Subsidio litúrgico para la Fiesta de la Sagrada Familia.
Domingo, 27 de diciembre de 2015

MONICIÓN DE ENTRADA

(Después del saludo inicial)

Celebramos este domingo con gran gozo la solemnidad de la Sa­grada Familia, en el marco del año dedicado a la misericordia, que nace del corazón de Cristo. Este año se convierte para toda la Igle­sia en un gran eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y de­cidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda y de amor. Que nunca nos cansemos de ofrecer misericordia y seamos siempre pacientes en el confortar y perdonar. Que cada familia se haga voz de cada hombre y mujer y sea un hogar donde sanar las heridas del corazón.
Hagamos nuestro el lema de este año: «Familia, hogar de la mi­sericordia». Que la Sagrada Familia sea un punto de referencia en nuestros hogares. Que, poniendo en el centro el Evangelio, como Buena Noticia, la sepamos transmitir con alegría.
Que esta celebración nos ayude y haga de nuestros hogares ver­daderas Iglesias domésticas, y lugares de encuentro y misericor­dia.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Unidos a la Sagrada Familia de Nazaret, elevemos al Padre de la gran familia humana nuestra oración diciendo: Renueva nuestra alegría, Señor
  • Por la Iglesia: para que en su interior y en las relaciones con el mundo dé la imagen de una verdadera familia que sabe amar, perdonar y valorar a cada persona. Oremos: Renueva nuestra alegría, Señor
  • Por todos los hogares cristianos: para que sean imágenes vivas de la Sagrada Familia de Nazaret; que en la alegría alaben al Señor, y en la tristeza lo busquen; en el trabajo encuentren el gozo de su ayuda y en la necesidad sientan cercano su consue­lo. Oremos: Renueva nuestra alegría, Señor
  • Por tantos matrimonios y familias que atraviesan por diferentes dificultades: para que, como creyentes, estemos cerca de ellos, y sepamos llevarles la alegría del Evangelio. Oremos: Renueva nuestra alegría, Señor
  • Por nuestra sociedad: para que valore, acoja y defienda la vida humana como sagrada e inviolable desde el momento de la con­cepción hasta su término natural. Oremos: Renueva nuestra alegría, Señor
  • Por los abuelos: para que en los últimos años de su vida no les falte el cariño familiar, y por los miembros difuntos de nuestras familias: para que el Señor les conceda el descanso eterno. Ore­mos: Renueva nuestra alegría, Señor
  • Por todos nosotros: para que el ejemplo de la Sagrada de Fami­lia sea un estímulo y una ayuda en el camino de la evangeliza­ción. Oremos: Renueva nuestra alegría, Señor
Escucha, Señor, la plegaria de tu Iglesia, que pone su confianza en tu amor y su mirada en el hogar de Nazaret. Por Jesucristo, nuestro Señor.

MONICIÓN DE DESPEDIDA
El sacerdote o el diácono despide al pueblo diciendo:

Iluminados por la luz de Cristo vivamos en el amor y la unidad, de modo que nuestros hogares sean en el mundo un testimonio vivo de fe para todos los hombres y todas las familias.

Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.

A continuación se puede recitar la oración de la estampa.

JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA. 27 DE DICIEMBRE DE 2015.


Familia, hogar de la misericordia
Nota de los obispos

Introducción
Este año celebramos la fiesta de la Sagrada Familia en el contexto del Año de la Misericordia, que el papa Francisco ha convocado y que hemos iniciado el pasado 8 de diciembre. San Juan Pablo II nos recordaba, en su segunda carta encíclica, Dives in misericordia, publicada en 1980, que Dios siempre es «rico en misericordia» (Ef 2, 4). Todos tenemos necesidad de acogernos a esta Misericordia divina para que en nuestra vida se haga el milagro de creer en la familia, esperar en la familia y amar la familia profundamente. Así, esta Jornada quiere ser eco de esta relación tan es­trecha entre misericordia y familia, con el lema: «Familia, hogar de la misericordia».
Las tres parábolas que utiliza el papa Francisco en la bula Misericordiae vultus para recordarnos a Cristo como Buen Pastor (la de la oveja perdida, la de la moneda extraviada y la del padre y los dos hijos) nos recuerdan la grandeza del amor de Dios y de su corazón a pesar de las divisiones, confrontaciones, que tanto afectan a la sociedad y, de un modo particular, a las familias, muchas veces consecuencia de las decisiones tomadas.
Un mundo sediento de amor y misericordia
Benedicto XVI nos recordaba que el mundo viene atravesado por una gran “crisis de verdad”. De hecho, la modernidad ha abierto el camino para la negación de la trascendencia y la posmodernidad ha consumado el eclipse del sentido de Dios y del hombre en muchísimos hombres y mujeres de nuestra generación, que conlleva una profunda crisis de identidad, en la que se da una «disociación entre sexualidad y reproducción, entre afectividad y sexualidad, entre fe y vida».
«En el fondo –ha dicho san Juan Pablo II– hay una profunda crisis de la cultura, que engendra escepticismo en los fundamentos mismos del saber y de la ética, haciendo cada vez más difícil ver con claridad el sentido del hombre, de sus derechos y debe­res». Esta crisis deja al hombre actual a la intemperie engañándolo y prometiéndole abundancia, cuando en realidad lo que hace es empobrecerlo. Así, nuestras sociedades del mundo desarrollado viven en su raíz más profunda la enfermedad del relativismo.
Ante esta enfermedad, la Iglesia, como madre y maestra, nos habla de la riqueza del verdadero amor y de la misericordia como elementos básicos para salir de esta situación de crisis. Benedicto XVI, en Deus caritas est, se preguntaba: Se puede amar de verdad a Dios, ¿Podemos de verdad amar al prójimo, a mi esposa, a mis hijos, a mis amigos y próximos, a mis enemigos, con un amor incondicional?
Lo que Cristo nos revela es la unidad del plan de Dios y del corazón del hombre, llamado a salir de la soledad, verdad que subyace desde el principio en la narración del Génesis. «Al principio los hizo Dios a su imagen y semejanza, hombre y mujer los creó» (Gén 1, 27). Este pasaje se complementa con el de Gén 2, 24: «Por eso deja­rá el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne». Desde que el mundo existe nuestros amores nos remiten a otro amor más grande, originario y perfecto. Solo nuestra dureza de corazón nos hace perder el horizonte del don de sí que se nos manifiesta como revelación y regalo.
Esto hace que en el corazón del hombre surja el clamor de una auténtica miseri­cordia, que se ha mostrado de forma real y actual en Cristo, que recorre el camino de la vida junto a nosotros, como en Emaús. La misericordia no llega a nosotros como un mensaje abstracto, sino personificada en Cristo, porque Él mismo es la miseri­cordia para cada uno de nosotros. El corazón de Cristo es un corazón transido por la ternura, es un corazón de carne, que va a marcar en la historia una nueva relación entre lo antiguo y lo nuevo que es Él, el paso de un corazón de piedra a un corazón de carne, de un pueblo cuyo «corazón está lejos de mí», como dirá Isaías (Is 29, 13), a un «corazón nuevo» capaz de amar en un nuevo pacto de fidelidad. Todo se juega en el corazón, «porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mt 6, 21).
Este cambio del corazón lleva a ungir las heridas con el aceite de la misericordia. «Si uno murió por todos, todos murieron. Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos» (2 Cor, 5, 14-15). El precio de su amistad –«vosotros sois mis amigos»– es lo que nos descon­cierta. No nos pide que escalemos ninguna cumbre inaccesible, sino que nos acer­quemos para aceptar su perdón. Es Otro el que me salva, dando su vida, el que sube al monte de la misericordia, al monte de la cruz, no para dar la misericordia, sino para hacerse pura misericordia. El mal ha sido aplastado por la plenitud de Cristo. De su costado herido brotó sangre y agua, la sangre que redime y el agua que nos purifica. Este «Dios de la consolación» (Rom 15, 4) nos ha enviado a Jesucristo como el primer consolador de los esposos desolados, y a las familias rotas. La promesa de Cristo es verdadera y nos devuelve la esperanza a la familia, que es el verdadero santuario de la vida, donde esta puede ser preservada desde su concepción, acogida y protegida hasta su madurez. Cada familia está llamada a ser pueblo de la vida y para la vida, a trabajar a favor de la vida para renovar la sociedad.
La familia evangeliza cuando es hogar de la misericordia
Cuando la familia vive desde ese amor que ha recibido y cuando hace de su hogar un lugar privilegiado para la misericordia se transforma en un don de Dios Amor. Se muestra, de este modo, ante el mundo como un verdadero nido de amor, casa de acogida, misericordia, escuela de madurez humana y lugar propicio para cultivar las virtudes cristianas en los hijos. Solo desde esta misericordia de Dios el hombre puede vivir. Él nunca se cansa de abrir la puerta de su Corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida.
«El papa, desde el principio de su ministerio petrino, nos ha invitado a transitar por caminos de misericordia, él que precisamente había elegido como lema del ministerio episcopal “Miserando atque eligendo”, inspirado en el pasaje evangélico de la vocación de Mateo (Mt 9, 9-13). En la exhortación programática Evangelii gaudium escribió: “La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evan­gelio” (n. 114). Ahora recuerda el dinamismo evangélico en el campo del matrimonio y la familia, ámbito fundamental de la acción pastoral de la Iglesia. El Evangelio brilla especialmente en las situaciones dolorosas que padecen tantas personas».
La Virgen María nos enseña también esta misericordia de Dios. El entonces car­denal Bergoglio decía en una sus homilías: «En la mirada de la Virgen tenemos un regalo permanente. Es el regalo de la misericordia de Dios, que la miró pequeñita, y la hizo su Madre (…). La mirada de la Virgen nos enseña a mirar a los que natu­ralmente miramos menos, y que más necesitan: a los desamparados, los que están solos, los enfermos, los que no tienen con qué vivir, los chicos de la calle, los que no conocen a Jesús».
Este Año Jubilar de la Misericordia se convierte para toda la Iglesia en un gran eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Que nunca nos cansemos de ofrecer mise­ricordia y seamos siempre pacientes en el confortar y perdonar. Que cada familia, como Iglesia doméstica, se haga voz de cada hombre y mujer y sea un hogar donde sanar las heridas del corazón. Así, la familia se convertirá en un gran gimnasio de entrenamiento para el don y el perdón recíproco, sin el cual ningún amor puede durar mucho.
 

lunes, 14 de diciembre de 2015

JORNADA DE LA FAMILIA 2015


FAMILIA
hogar de la
MISERICORDIA


Domingo 27 de diciembre de 2015
SALEMNIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA

El domingo 27 de diciembre se celebra la Jornada de la Sagrada Familia, que promueve la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida. Este año el lema es: “Familia, hogar de la misericordia”.
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martes, 22 de septiembre de 2015

EL SECRETO DE UNA FAMILIA CRISTIANA.


Basílica Vaticana
Domingo 27 de diciembre de 2015
Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José

Las Lecturas bíblicas que hemos escuchado nos presentan la imagen de dos familias que hacen su peregrinación hacia la casa de Dios. Elcaná y Ana llevan a su hijo Samuel al templo de Siló y lo consagran al Señor (cf. 1 S 1,20- 22,24-28). Del mismo modo, José y María, junto con Jesús, se ponen en marcha hacia Jerusalén para la fiesta de Pascua (cf. Lc 2,41-52).

Podemos ver a menudo a los peregrinos que acuden a los santuarios y lugares entrañables para la piedad popular. En estos días, muchos han puesto en camino para llegar a la Puerta Santa abierta en todas las catedrales del mundo y también en tantos santuarios. Pero lo más hermoso que hoy pone de relieve la Palabra de Dios es que la peregrinación la hace toda la familia. Papá, mamá y los hijos, van juntos a la casa del Señor para santificar la fiesta con la oración. Es una lección importante que se ofrece también a nuestras familias. Podemos decir incluso que la vida de la familia es un conjunto de pequeñas y grandes peregrinaciones.

Por ejemplo, cuánto bien nos hace pensar que María y José enseñaron a Jesús a decir sus oraciones. Y esto es una peregrinación, la peregrinación de educar en la oración. Y también nos hace bien saber que durante la jornada rezaban juntos; y que el sábado iban juntos a la sinagoga para escuchar las Escrituras de la Ley y los Profetas, y alabar al Señor con todo el pueblo. Y, durante la peregrinación a Jerusalén, ciertamente cantaban con las palabras del Salmo: «¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén» (122,1-2).

Qué importante es para nuestras familias a caminar juntos para alcanzar una misma meta. Sabemos que tenemos un itinerario común que recorrer; un camino donde nos encontramos con dificultades, pero también con momentos de alegría y de consuelo. En esta peregrinación de la vida compartimos también el tiempo de oración. ¿Qué puede ser más bello para un padre y una madre que bendecir a sus hijos al comienzo de la jornada y cuando concluye? Hacer en su frente la señal de la cruz como el día del Bautismo. ¿No es esta la oración más sencilla de los padres para con sus hijos? Bendecirlos, es decir, encomendarles al Señor, como hicieron Elcaná y Ana, José y María, para que sea él su protección y su apoyo en los distintos momentos del día. Qué importante es para la familia encontrarse también en un breve momento de oración antes de comer juntos, para dar las gracias al Señor por estos dones, y para aprender a compartir lo que hemos recibido con quien más lo necesita. Son pequeños gestos que, sin embargo, expresan el gran papel formativo que la familia desempeña en la peregrinación de cada día.

Al final de aquella peregrinación, Jesús volvió a Nazaret y vivía sujeto a sus padres (cf. Lc 2,51). Esta imagen tiene también una buena enseñanza para nuestras familias. En efecto, la peregrinación no termina cuando se ha llegado a la meta del santuario, sino cuando se regresa a casa y se reanuda la vida de cada día, poniendo en práctica los frutos espirituales de la experiencia vivida. Sabemos lo que hizo Jesús aquella vez. En lugar de volver a casa con los suyos, se había quedado en el Templo de Jerusalén, causando una gran pena a María y José, que no lo encontraban. Por su «aventura», probablemente también Jesús tuvo que pedir disculpas a sus padres. El Evangelio no lo dice, pero creo que lo podemos suponer. La pregunta de María, además, manifiesta un cierto reproche, mostrando claramente la preocupación y angustia, suya y de José. Al regresar a casa, Jesús se unió estrechamente a ellos, para demostrar todo su afecto y obediencia. Estos momentos, que con el Señor se transforman en oportunidad de crecimiento, en ocasión para pedir perdón y recibirlo y de demostrar amor y obediencia, también forman parte de la peregrinación de la familia.

Que en este Año de la Misericordia, toda familia cristiana sea un lugar privilegiado para esta peregrinación en el que se experimenta la alegría del perdón. El perdón es la esencia del amor, que sabe comprender el error y poner remedio. Pobres de nosotros si Dios no nos perdonase. En el seno de la familia es donde se nos educa al perdón, porque se tiene la certeza de ser comprendidos y apoyados no obstante los errores que se puedan cometer.

No perdamos la confianza en la familia. Es hermoso abrir siempre el corazón unos a otros, sin ocultar nada. Donde hay amor, allí hay también comprensión y perdón. Encomiendo a vosotras, queridas familias, esta cotidiana peregrinación doméstica, esta misión tan importante, de la que el mundo y la Iglesia tienen más necesidad que nunca.

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