“Pero vosotros estáis aquí, esta tarde, para testimoniar vuestra
convicción, basada en la confianza en Dios, de que es posible cambiar esta tendencia. Estáis aquí para una
"fiesta de la esperanza", haciendo vuestro el "realismo"
operante de esta virtud cristiana fundamental.
En efecto, la situación de los niños es un desafío para toda la sociedad, un desafío que interpela
directamente a las familias. Nadie puede constatar mejor que vosotros, queridos
padres, cuán esencial es para los hijos poder contar con vosotros, con ambos
-con el padre y la madre- en la
complementariedad de vuestros dones. No, no es un progreso en la
civilización secundar tendencias que oscurecen esta verdad elemental y
pretenden afirmarse también en el ámbito legal.
¿Acaso la plaga del divorcio no perjudica ya excesivamente a los
niños? ¡Qué triste es para un niño tener que resignarse a compartir su amor con
padres enfrentados entre sí! Muchos hijos llevarán para siempre el trauma psíquico de la prueba a la que
los ha sometido la separación de sus padres.
Ante tantas familias rotas, la Iglesia no se siente llamada a
expresar un juicio severo e indiferente, sino más bien a iluminar los numerosos dramas humanos con la
luz de la palabra de Dios, acompañada por el testimonio de su
misericordia. Con este espíritu la pastoral familiar procura aliviar también
las situaciones de los creyentes que
se han divorciado y se han vuelto a casar.
No están excluidos de la comunidad; al contrario, están invitados
a participar en su vida, recorriendo un camino de crecimiento en el espíritu de
las exigencias evangélicas. La Iglesia, sin ocultarles la verdad del desorden
moral objetivo en el que se hallan y de las consecuencias que derivan de él
para la práctica sacramental, quiere mostrarles toda su cercanía materna.
Vosotros, esposos cristianos, tened la seguridad de que el
sacramento del matrimonio os da la gracia necesaria para perseverar en el amor
mutuo, que vuestros hijos necesitan como el pan”.
Del discurso del Santo Padre Juan
Pablo II durante el Encuentro con las familias en la Plaza de San Pedro el 14
de octubre de 2000.
Para ir al texto original pinchar
en el enlace: DISCURSO AL III EMF
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