Después de leer atentamente el mensaje de clausura del Santo Padre al Encuentro de las Familias de México, nos gustaba como nos anima a ver nuestra vida como un camino hacia la santidad: familias que caminan hacia la santidad, sentir que Dios es el único motor de nuestra vida de familia.
A veces podemos desfallecer, creer que es una utopía, que no se puede, pero aunque nosotros no podamos, El si puede: “esa es la razón de nuestra esperanza”, decir con San Pablo: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí (Ga. 2, 20)..
Seguía más adelante el Santo Padre diciendo que “más que teorías, se necesita la cercanía y el amor característico de la comunidad familiar” Qué necesidad hay de familias que amen con un amor exclusivo, de predilección ¿Y quién mejor que Jesús para enseñarnos a amar? El que fue maestro en el arte de amar.
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